Polly Klaas,de 12 años, invitó a sus dos amigas a una pijamada en su vivienda en la ciudad de Petaluma, California, Estados Unidos. Era la noche del 1 de octubre de 1993.
Tras varias horas de risas y juegos dentro de su cuarto, la menor intentó ir a conseguirle unas bolsas de dormir para sus invitadas.
Sin embargo, ni bien abrió la puerta se encontró con un sujeto desconocido lleno de tatuajes y de una frondosa barba.
Según recoge el portal de Infobae, Polly Klaas se quedó paralizada al ver al hombre extraño frente a ella que tenía un cuchillo en la mano. Este se abalanzó sobre ella, la metió de nuevo a la habitación y cerró la puerta.
Para que las amigas no gritaran las amenazó con asesinarlas. Luego las amarró con unos cables de Nintendo y las amordazó.
El hombre les aseguró a las menores que solo quería robar y que luego saldría con Polly para buscar la plata. Así fue, pero se llevó a la menor con él.
Las amigas lograron desatarse muchos minutos después para dar aviso a la mamá de Polly, quien tras saber del secuestro de su hija de inmediato llamó a la Policía de los Estados Unidos.
Ellos llegaron a buscar por todos los rincones de la vivienda en Petaluma, California, algún rastro de la niña, pero no estaba en casa. El desconocido se la había llevado consigo.
El desconocido se llamaba Richard Allen Davis. Había tenido serios problemas con la Justicia de los Estados Unidos desde los 12 años y ya había presentado varios ingresos a prisión desde entonces.
Luego de haberse llevado a la menor de su propia casa, en la fuga tuvo un accidente y cayó en una área fangosa de una propiedad privada, que estaba ubicada al lado de la pista, varios kilómetros lejos de Petaluma.
Una mujer que por ahí pasaba lo encontró y lo recriminó qué hacía allí, por lo que este respondió molesto e incómodo. Ella fue hasta la casa de una amiga suya y le pidió que llame a la policía.
El asesino se encuentra a la espera de cumplir la pena de muerte. Foto: The Story of Polly Klaas
Cuando, alertados por la mujer, los oficiales llegaron hasta el lugar en el que estaba Richard Allen Davis notaron que no había nada extraño en su accionar.
El error más grave fue que la línea que utilizaban los uniformados para comunicarse era la línea 1 y en la que se hablaba del secuestro de la niña Polly Klaas era en la 3.
Los mismos agentes le pidieron a la dueña de la propiedad privada que denuncie Richard Allen Davis, pero ella se negó porque el problema no había pasado a mayores.
Al inspeccionar el auto del sospechoso notaron que no había nada extraño, por lo que tuvieron que ayudar a remolcarlo para que retorne a la pista y pueda seguir su rumbo.
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Ante un tribunal el hombre dijo que había escondido a la niña lejos de donde había caído, y que cuando salió del fango en el que estaba, regresó media hora después para recoger a la menor y llevársela con vida hasta donde sería su destino final.
El asesinato se llegó a saber luego de dos meses de búsqueda a la menor. Cuando la mujer del terreno que se negó a denunciar encontró unas medias de niña y preservativos, por lo que dio aviso a las autoridades, que determinaron que se trataba de Polly Klaas.
Cuando arrestaron a Richard Allen Davis este confesó que tras volver por la menor se la llevó hasta un descampado donde la estranguló y luego la enterró.
El hombre fue condenado a pena de muerte por la justicia de los Estados Unidos. Hasta ahora se encuentra en la lista a la espera de la ejecución de la sentencia.