Este miércoles, la Cámara de Representantes de Estados Unidos abrió las puertas para dar inicio a la primera audiencia pública, que podría separar del cargo como presidente a Donald Trump.
La posible destitución de Trump es un momento crucial para la política de los Estados Unidos a un año de las elecciones presidenciales.
William Taylor, el principal diplomático de Washington en Kiev, declaró al Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, que lleva a cabo los interrogatorios, que a Trump “le importaba más” que el gobierno ucraniano investigara a su rival demócrata Joe Biden que la situación en Ucrania, en lucha contra separatistas respaldados por Rusia.
Taylor sorprendió al afirmar bajo juramento que se había enterado recientemente de una llamada telefónica entre Trump y el embajador de Estados Unidos ante la Unión Europea, Gordon Sondland. Un colega suyo que estaba al tanto de la conversación le dijo que, al finalizar la charla, le preguntó a Sondland qué pensaba Trump sobre Ucrania.
“El embajador Sondland respondió que al presidente Donald Trump le preocupaba más investigar a Biden”, dijo Taylor.
Los demócratas que controlan la Cámara baja acusan a Trump de usar la política exterior para su beneficio político personal, usando la asistencia militar estadounidense para presionar a Kiev para abrir una investigación sobre supuesta corrupción de Biden y su hijo Hunter, que integraba el directorio de la compañía de gas ucraniana Burisma.
“Retener asistencia militar a cambio de ayuda con una campaña política nacional en Estados Unidos sería una locura”, afirmó Taylor.
Taylor también dijo que las presiones para que se investigara a los Biden provenían de “un canal diplomático irregular” que involucraba el abogado personal de Trump, Rudy Giuliani.
Donald Trump, quien asegura que su conducta es “irreprochable”, volvió a decir que la investigación lanzada el 24 de septiembre por los demócratas es una “caza de brujas”, y dijo que estaba “demasiado ocupado” para ver las audiencias por TV.
Sin embargo, en la cuenta en Twitter de Trump había un aluvión de declaraciones retuiteadas de opositores a la investigación del Congreso.
Los republicanos acusan a los demócratas de montar un circo mediático.
Trump puede convertirse en el tercer presidente estadounidense en ser sometido a un juicio político, después de Andrew Johnson en 1868 y Bill Clinton en 1998.
Ninguno de los dos fueron destituidos, y es poco probable que Trump lo sea, puesto que para esto necesitaría ser condenado por el Senado, donde los republicanos tienen mayoría.
En 1974, sin embargo, el republicano Richard Nixon renunció ante la inminencia de ser juzgado por el escándalo de Watergate.