Un equipo de científicos de Japón han comprobado que los niveles excesivamente elevados de sulfuro de hidrógeno en el cerebro están relacionados con un subtipo de esquizofrenia. Por tanto, si los niveles de la enzima productora de este gas son más altos de lo normal, podría ser un indicador biológico del trastorno. La clave estaría en el cabello.
Según la Organización Mundial de la Salud, la esquizofrenia es un trastorno mental grave que afecta a más de 21 millones de personas en todo el mundo. Se presenta una distorsión del pensamiento, las emociones, las percepciones el lenguaje, la conciencia de sí mismo y la conducta. Entre las experiencias más comunes figuran el hecho de oír voces y los delirios.
Desde hace varios años se sabe que la esquizofrenia está asociada a una respuesta anormal al sobresalto. Cuando una explosión de ruido está precedida por una explosión más leve (prepulso), por lo general no nos asusta tanto; este fenómeno se denomina inhibición prepulso (PPI). Sin embargo, aquel factor está reducido en los pacientes con esquizofrenia, por lo que el prepulso no logra amortiguar su sobresalto ante un estímulo fuerte.
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Tomando en cuenta ese indicador de comportamiento, los científicos del Centro RIKEN para la Ciencia del Cerebro en Japón, autores del reciente estudio, buscaron diferencias en la expresión de proteinas entre cepas de ratones que muestran un PPI extremadamente alto o bajo.
De esta manera descubrieron que la enzima Mpst -que contribuye a la producción de sulfuro de hidrógeno- tenía mayor presencia en los cerebros del grupo de ratones con bajo PPI que en los que tenían un PPI elevado.
Los investigadores identificaron una elevada presencia de la enzima Mpst en pacientes con esquizofrenia. Imagen referencial.
El siguiente paso fue confirmar que la enzima Mpst estuviera involucrada en la aparición de esquizofrenia. Para ello, crearon escenarios donde se eliminaba la enzima en los animales con bajo PPI, el cuál elevó su nivel por encima de los no modificados. Habían confirmado su teoría.
Los científicos del RIKEN analizaron cerebros de varios cadáveres humanos, y descubrieron que la expresión de la enzima Mpst era mayor en el caso de los individuos que habían padecido esquizofrenia que en aquellos que fallecieron sin haber padecido el trastorno. Además, se percataron de que los niveles de Mpst se relacionaban con la gravedad de los síntomas del trastorno mental.
Tras concluir que la expresión de Mpst es un prometedor biomarcador (indicador biológico) de la esquizofrenia. Examinaron los cabellos de más de 150 personas vivas que padecen el trastorno, y volvieron a confirmarlo: el Mpst era el culpable.
Cabe destacar que la esquizofrenia se desarrolla en el individuo como producto de la genética y la interacción con el medio ambiente. Y dado que también descubrieron alteraciones en el ADN en los ratones con altos niveles Mpst, los investigadores se propusieron hallar las causas ambientales de esas modificaciones, y así determinar un tratamiento efectivo.
Los científicos están descubriendo la nueva vía para un tratamiento.
La hipótesis fue explicada por Takeo Yoshikawa, que ha liderado el estudio: como el sulfuro de hidrógeno actúa protegiendo contra el estrés inflamatorio, la principal causa de su aumento podría ser la aparición de este tipo de estrés durante la infancia. Como consecuencia, los niveles de Mpst se mantienen permanentemente elevados.
Según el investigador, un 30 % de pacientes con esquizofrenia no responden a la terapia del receptor de dopamina D2; por ello, los resultados de su trabajo proponen un nuevo camino para hallar medicamentos. En ese sentido, están realizado un ensayo para comprobar si inhibir la síntesis de sulfuro de hidrógeno podría combatir los síntomas en ratones con condiciones de esquizofrenia.