El asesino israelí encarcelado en Argentina por matar a su tía y a su madre en enero del 2019 amenazó con suicidarse porque lo bañaron. Según afirmó su abogado, Maximiliano Legrand, Gil Pereg lo llamó el pasado miércoles para contarle lo sucedido.
“Ellos saben que le tiene fobia al agua”, señaló Legrand. Aseguró también que se cometió maltrato contra su cliente debido a que fue golpeado para higienizarlo y lo hicieron con las esposas puestas.
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“Nos llamó muy exaltado diciendo que se iba a suicidar porque lo habían bañado (...) Nos dijo que iba a dejar de comer, que se iba a dejar morir”, explicó el abogado en entrevista para Canal 9 de Mendoza.
A raíz del presunto maltrato contra Pereg, sus defensores exigieron a las autoridades proteger la integridad física de su cliente. Para ello han presentado un Habeas Corpus y han solicitado el traslado del asesino a un penal de máxima seguridad o a un centro psiquiátrico.
Gil Pereg, cuyo nombre real es Gilard Saroussy Pereg, es un exmilitar israelí e ingeniero electrónico que llegó a Argentina en 2007. Sin embargo, cuando se presentaba ante los demás, decía ser noruego. Muchos lo conocían por ser solitario, violento y malhumorado, afirma Clarín.
En enero del 2019, su tía y su madre llegaron desde Israel para visitarlo Las cámaras de seguridad de la calle donde vivía Pereg grabaron a las mujeres entrando a su vivienda, pero jamás salieron.
La mamá y la tía de Gil Pereg. Foto: Clarín
Después de que se reportara la desaparición de las féminas, Pereg declaró que ambas habían sido víctimas de la inseguridad en Argentina. No obstante, las autoridades encontraron después sus cuerpos enterrados en la casa del acusado y tapados con piedras.
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La tía murió por tres disparos, mientras que la madre fue golpeada y ahorcada con un lazo hasta fallecer.
Las investigaciones posteriores a sus crímenes revelaron que vivía en situación precaria rodeado de 25 gatos y 3 perros. Era prestamista y tiene una inteligencia superior al promedio.
La casa de Pereg estaba llena de gatos y vivía en muy malas condiciones. Foto: Clarín
Durante el proceso de investigación, una vez que Pereg fue descubierto, el hombre empezó a mostrar un comportamiento extraño. Para muchos solo fingía para salvarse de pagar sus delitos en la cárcel, para otros, en realidad sufría de algún problema mental.
Pereg afirmaba ser un gato, de hecho, actuaba como tal, gruñía, maullaba y llamaba hijos a sus 25 felinos. Incluso pidió ir al zoológico con ellos, lo cual fue denegado.
Desde que el exmilitar israelí fue encerrado, no ha dejado de ser noticia debido a sus actitudes fuera de lo común. En una ocasión, cuando iba a ser juzgado, empezó a desnudarse frente a todos y tuvieron que parar la sesión.
Actualmente se niega a hacer sus necesidades en un inodoro, lo hace sobre el piso, porque dice que es un gato. Por supuesto, esto ha generado malestar en los guardias y él solo les responde lanzándole arañazos y ‘maullando’.