La cosmovisión andina dice que cada ser vivo tiene una función en este lugar, en este plano. Se podría decir entonces que una de las funciones de Edwin Carrasco, Tayta Bird —o simplemente El Tayta—, es llevar a las personas en un viaje espiritual a través de la fusión de la música andina ancestral y los sonidos electrónicos.
Tayta Bird lleva de la mano de su ‘ayllu’ —Marco Perez ‘Maco’ (MC), Abel Peña ‘Jawar’ (percusionista y danzante), Ryan Privat (tecladista) y Nataly Estrada (bailarina)— a transitar por su propio camino espiritual a cada persona que escucha su música. Pero no es lo mismo oír éxitos como Carnavalito, Wifala o Pachacutec en un escenario en la ciudad que hacerlo a más de 3.000 m s. n. m., sobre una montaña —o apu—, y con los azules de un cielo algodonado como el de la ciudad del Cusco.
“Esta es la propuesta real para hacer música en vivo. Por ejemplo, en Lima, también se prestarían algunos lugares, como cerros o apus, que son tutelares de Lima que se podrían usar como ambientes abiertos. Es recomendable no estar en lugares cerrados y esos son puntos por los que se puede apostar en Lima”, señala Tayta.
La apuesta por experiencias musicales en las montañas no solo nace ante la necesidad de generar espacios donde las personas puedan disfrutar nuevamente de la música en conciertos realizados en espacios bioseguros, sino también por buscar alternativas para la reactivación de los sectores turístico y musical, golpeados económicamente ante la llegada de la pandemia del nuevo coronavirus al Perú.
Solo entre marzo y junio del 2020, el Ministerio de Cultura estima que se registraron S/ 162 967 928 de soles en pérdidas económicas en el sector de las artes, museos e industrias culturales y creativas. Lima, Piura, Arequipa, Cusco y La Libertad fueron las regiones más afectadas. Asimismo, todas las actividades culturales presentaron pérdidas económicas significativas, principalmente aquellas vinculadas a las de educación y formación cultural, artes escénicas, libro y música.
Si bien el sector artístico-cultural genera un valioso aporte a la economía —1,58% del PBI nacional hasta el 2014 y la creación de 600.000 empleos hasta el 2011—, los derechos laborales “siempre han sido precarios”, pues priman la tercerización y la poca estabilidad laboral.
El sector turístico también fue uno de los más afectados con la pandemia. Un análisis del Instituto Peruano de Economía (IPE) reveló que solo en la región del Cusco se registraron 89.754 puestos de trabajo de marzo a setiembre de 2020. Por ello, Tayta Bird se unió con la agencia de turismo Viva Cusco para crear estas experiencias musicales silenciosas.
“Todo ha salido bien, los protocolos se han hecho bien y, sobre todo, ves esa conexión de las personas. El hacerlo en las montañas hace que puedan encontrar un alivio en toda esta locura de la pandemia. Hay personas que van de viaje y llegan a encontrar un alivio en el concierto. Es por eso que, muchas veces, quienes van hasta lloran porque se encuentran con conexiones, o incluso recuerdos de personas que han perdido”, detalla.
Tayta Bird asevera que esta reactivación económica se viene realizando desde el valor y respeto a la naturaleza, pues se utilizan paneles solares de Sudaener para el show, que brindan energía limpia del tayta Inti, y audífonos 8D de Ombligo Presenta, con los que se evita un impacto sonoro en el medioambiente.
“En Lima se están preocupando por cómo hacer conciertos cuando la respuesta ya está aquí”, explica al referirse a la ciudad del Cusco, donde viene plasmando esta propuesta desde octubre del 2020.
Experiencia musical silenciosa en las montañas. Foto: La República/Gloria Purizaca
Experiencia musical silenciosa en las montañas. Foto: La República/Gloria Purizaca