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En búsqueda de un nuevo escenario: ¿cómo afectó la pandemia al sector artístico y cultural del país?

La Asociación de Artistas Aficionados celebra sus 82 años de fundación en medio de una emergencia sanitaria que ha paralizado a los artistas del rubro a nivel nacional, que han sido obligados a buscar distintas formas para generar ingresos y afrontar esta crisis.

Este 2020, la Asociación de Artistas Aficionados (AAA) celebra 82 años de su fundación en un contexto totalmente adverso para los artistas, de los más afectados económicamente por el coronavirus en el Perú. Diferentes trabajadores del arte cuentan los retos y demandas de los sectores artísticos en los que trabajan, así como la necesidad de encontrar nuevas formas de acercarse al público a través del mundo virtual para tratar de sobrevivir durante la pandemia y ante el desamparo del Estado.

El futuro todavía se ve incierto, pero la AAA está buscando las formas de salir adelante. Ximena Arroyo, presidenta de la asociación, contó a La República que se encuentran en un proceso de reinvención, en el que están impulsado el contenido a través de sus redes sociales.

Esta “nueva normalidad” planteará un escenario que puede generar rentabilidad aunque de forma tardía. “Vamos a implementar todas las medidas sanitarias, pero sabemos que no va a ser rentable”, indicó Arroyo. “Vivimos para nuestro público; el teatro sin público simplemente no existe”, añadió. Por ello están evaluando distintas maneras de promover la asistencia del público cuando puedan abrir sus puertas otra vez.

Ximena Arroyo y su madre Sonia Seminario, quienes son la presidenta y directora de la Asociación de Artistas Aficionados. (Foto: La República/Alberto Pereira)

Ximena Arroyo y su madre Sonia Seminario, quienes son la presidenta y directora de la Asociación de Artistas Aficionados. (Foto: La República/Alberto Pereira)

A causa de la pandemia, en el país se han cerrado diez establecimientos de las 105 que conforman la Red de Salas de Teatro y Espacios Alternativos del Perú. Estos espacios autogestionados continúan en riesgo de clausura, ya que sus gastos no pueden ser solventados, pese a los esfuerzos.

El último jueves, el Ministerio de Cultura aprobó los “Lineamientos para el otorgamiento de los mecanismos de amortiguamiento para mitigar los efectos en el sector Cultura producidos en el contexto de la Emergencia Sanitaria por el COVID-19”, luego de casi tres meses de paralización de actividades, en la que muchos de los artistas no han recibido apoyo alguno del Estado.

La vulnerabilidad del sector artístico durante la pandemia

Imaginar un mundo sin artes puede llegar a ser aterrador, sobre todo ahora, cuando la población mundial se encuentra en confinamiento obligatorio para poder disminuir los contagios y muertes por la pandemia del nuevo coronavirus. ¿Qué pasaría si no hay un libro, una película o canción durante esta cuarentena?

La Organización Mundial de la Salud (OMS) reveló en un informe que tanto la práctica como el consumo de las artes inciden de forma significativa en la prevención y promoción de la salud, así como también en el manejo y tratamiento de enfermedades. Sin embargo, a pesar de que estas disciplinas aportan beneficios en la vida de todo ser humano, no se les otorga mayor interés.

Un claro ejemplo es la vulnerabilidad en la que se encuentran los artistas durante este estado de emergencia. Sara Paredes Mansilla, artista que conforma el grupo impulsor que creó la Red de Creadores, Artistas y Gestores Culturales Perú, señaló en diálogo con La República que el sector artístico “siempre ha sido un sector relegado e invisible”.

Fueron varias semanas después de declarado el estado de emergencia que recién el Gobierno peruano se pronunció sobre la situación de vulnerabilidad en la que se encuentran los artistas en el Perú y el sector cultura en general.

Ante ello, esta red envió una carta firmada por más de 1.800 trabajadores del arte y organizaciones al Ministerio de Cultura. En esta, artistas y gestores culturales solicitaban principalmente el bono especial de 380 soles para el sector cultural independiente; la creación de un Registro Nacional de Creadores y Gestores Culturales Independientes y un diálogo con esta cartera para presentar las demandas y propuestas del sector.

Sin embargo, esta reunión no se realizó hasta el pasado 5 de junio, en la que diferentes representantes del sector artístico-cultural se reunieron virtualmente con el nuevo ministro de Cultura, Alejandro Neyra.

Si bien este sector genera un valioso aporte a la economía —1.58% del PBI nacional hasta el 2014 y la creación de 600 mil empleos hasta el 2011— los derechos laborales “siempre han sido precarios”, pues priman la tercerización y la poca estabilidad laboral.

“Un gran sector no tiene ni AFP u ONP, ni acceso a seguro de salud, ni público ni privado. La mayoría de trabajadores de las artes y las culturas, como son independientes, trabajan en el día a día”, relató la artista.

La trabajadora del arte contó que muchas de las actividades se han cancelado o postergado indefinidamente, lo cual hizo que la gran mayoría de sus compañeros se queden en un “estado de vulnerabilidad económica inminente”.

Y así lo demuestra el “Primer Informe sobre el impacto del estado de emergencia por el COVID-19 en el sector de las artes, museos e industrias culturales y creativas” del Ministerio de Cultura. Este reveló que, para 10.452 encuestados, se tiene una pérdida total de S/ 162 967 928 soles entre marzo y junio de 2020, como consecuencia de la emergencia sanitaria.

Asimismo, como declaró Sara, se demostró que el 91 % de los encuestados son trabajadores independientes y MYPES, y que el 59 % de artistas se ha visto en la obligación de reprogramar sus actividades o presentaciones culturales.

A ello se suma que el 90 % consignó que no podrán pagar sus gastos fijos de operación sin los ingresos de sus actividades canceladas y que el 89 % respondió que las actividades culturales son su principal fuente de ingreso económico. Ingrid Cabezas, gestora cultural, titiritera y artista plástica de Ayacucho, es parte de ese porcentaje.

Huamanga, Ayacucho, fue designada como Ciudad Creativa por la Unesco en el 2019, en la categoría de artesanía y artes populares. Dicha organización destacó a esta ciudad por su riqueza artesanal, ya que en esta existen 16 de las 19 líneas artesanales que se reconocen en el Perú, por lo que se le considera la capital artesanal del país.

Retablo ayacuchano

Retablo ayacuchano

La artista de la Asociación Cultural Kintu Ayacucho señaló que el sector artístico ha sido fuertemente golpeado en su región. “Muchos talleres de artesanos y artistas están preocupados porque una de las fechas más importantes en Ayacucho es la Semana Santa y esta fue cancelada, por lo que varios han quedado endeudados”, relata, pues ellos se habían preparado con préstamos para esta fecha en la que venden todos sus productos.

Ante esta situación, Paredes cree que cambiarán las formas de trabajo del sector. “Todo va a cambiar, tanto la manera de producir como de trabajar. Estamos viendo la posibilidad de virtualizar nuestras creaciones, otras formas de producción, de creación y de socialización de nuestros productos artísticos para generar algo de ingreso económico”, comentó.

Sin embargo, los trabajadores del arte en la región Ayacucho viven en una “incertidumbre total", pues muchos de ellos no han recibido ningún bono anunciado por el estado y tampoco forman parte del 48,7 % de peruanos que tienen acceso a internet para poder generar ingresos económicos en el campo virtual.

La lucha por la ayuda económica del Estado

Empezó la pandemia de la COVID-19 en el Perú y Paloma Carpio, artista escénica e integrante del Movimiento Independiente de Artes Escénicas, tuvo que cancelar todos sus estrenos y clases planeadas para el 2020. Junto a muchos otros artistas ha enviado propuestas al Gobierno de Martín Vizcarra para exponer la precariedad en la que se encuentran.

“Me parece impresionante que, desde las artes, agentes culturales que trabajan de forma individual, nos estemos conectando más, intercambiando experiencias y conocimiento para exponer propuestas de modo colectivo que han generado la atención del Gobierno al sector”, comentó.

Frente a esta crítica situación, ella se sumó a las iniciativas para dialogar con ministerios y congresistas con el objetivo de buscar impulsar al sector. De igual modo, apuntan a que las organizaciones y gobiernos locales tomen en cuenta a los artistas en sus planes de reactivación económica.

“Es importante que los artistas tengan un rol más presente en las tomas de decisiones de los gobierno locales al momento de pensar en un nuevo imaginario social”, señaló Carpio.

La reinvención de los artistas en el contexto de la COVID-19

La COVID-19 ha generado que Claudio Urrutia, compositor y cantante de la banda La Negra, se quede sin poder hacer sus presentaciones habituales y sin dictar sus clases de forma presencial. Las videollamadas a través de Zoom se han convertido en pieza clave para continuar enseñando a sus alumnos de primaria y secundaria.

Incluso, la oportunidad que le ha dado este contexto es que su sistema de enseñanza online le ha permitido brindar cursos a nivel internacional. En este momento enseña sobre distintos instrumentos a personas de Argentina y la India.

También ha tenido algunas presentaciones desde su casa, aunque no todas han sido monetizadas. Eso no ha quitado que Claudio decida generar una performance que le muestra al espectador que se encuentra en su misma condición: en casa. A través de las redes sociales busca que su público perciba la misma calidad de interpretación y que cumpla con sus expectativas.

“A través del feedback posterior, en caso de videos, vamos midiendo la acogida del público. Analizamos cada tema y cómo se involucran de acuerdo al momento. Pero es diferente, la sensación de emoción del público es distinta”, contó.

Otro de los artistas que ha visto nuevas vías para sobrellevar la crisis sanitaria es Paul Guerra, director de Sonrisa Seria, una asociación de payasos y clowns. A comienzos de año, él dejó su trabajo en una entidad del Estado para dedicarse al 100 % a las artes escénicas, pero la pandemia acabó con todos sus planes.

Luego de tres semanas de cuarentena, Paul ideó un nuevo proyecto: “Comencé a escribir guiones para grabarlos y dirigirlos a distancia. Ahora mismo está en proceso [la grabación] de una segunda miniserie que se llama ‘Videollamadas payasas’”, relató. Es a través de esta iniciativa que ha podido mantener el contacto con su público y llevar sonrisas en medio del encierro.

Las artes no solo contribuyen con el desarrollo de una nación, de una cultura, sino que, de algún modo, sirven para que las personas puedan expresar sus emociones y tener un espacio para aprender, reír, jugar y disfrutar, así como también ansiar y vislumbrar un futuro próximo mejor.

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