Tras 2020, la inflación trepó hasta un pico de 8,46%, su nivel más alto en poco más de dos décadas, y recién cuatro años después de la pandemia se espera que se normalice y cierre en 2,2%, según el Banco Central de Reserva del Perú (BCRP).
¿A qué llamamos una inflación regularizada? Es cuando el Índice de Precios al Consumidor (IPC) oscila entre el 1% y 3%, el rango meta establecido por el ente emisor. Así como el BCRP, diversos frentes como el BBVA Research y Credicorp Capital estiman que el IPC se acomodará cerca del 2,0% (ver infografía).
Julio Velarde, presidente del BCRP, comentó que Perú se mantiene como uno de los países con la inflación más baja a nivel regional, aun teniendo la menor tasa de interés referencial —la cual trepó a un histórico 7,75% y ahora está en 6,25%—.
Así, para el corriente esperan que llegue a 2,2% debido a la menor incidencia de fenómenos climatológicos, como El Niño, sobre los precios de los alimentos.
Velarde enfatiza que el repunte de febrero responde a sucesos temporales como el incremento de las tarifas de agua potable o valores del pollo ante las olas de calor, considerando que en enero ya se había llegado al límite superior del rango meta (3,01%) pero hacia el segundo mes subió a 3,3%.
Por otro lado, desde el BBVA Research señalan que la inflación cogerá una tendencia decreciente porque tampoco habrá presiones de demanda sobre los precios, ya que la actividad económica comienza a recuperarse gradualmente.
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Además, al comparársela interanualmente con una base más elevada y el rezago de las amenazas climatológicas, el IPC culminaría en 2,6% este año; y ya para el siguiente aguardan que la inflación retroceda a 2,4%.
En lo que concierne a la inflación solo de alimentos y energía, el ratio es de 3,52%, y ha continuado bajando tras llegar a los dos dígitos e incluso superar a la tasa del IPC general a mediados del año pasado. “Confiamos en que se llegue al rango meta este año”, manifestó Velarde en líneas generales.
No. El economista y director de Phase Consultores, Juan Carlos Odar, explica que una menor inflación debe entenderse como un menor ritmo en el incremento de los precios. No es que de un momento a otro el kilo de papa o de pollo perderá algunos soles.
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“En la pandemia tuvimos una inflación baja y recién después, en 2021, comenzó a crecer y llegamos afuera del rango (meta)”, comenta para La República Odar. Además, dijo creer que los precios seguirán subiendo, pero la inflación cerrará el corriente en 2,4% y tiene sesgo a la baja.
Aunque, advirtió que tener la inflación por arriba del 2% refleja que todavía hubo una exposición a choques de oferta como se vio en el imprevisto repunte inflacionario de febrero.
A criterio de Odar, la demora de la corrección del tipo referencial de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) ayudará también a mantener la inflación baja; agregándose a esto la normalización de los insumos y alimentos como cereales, soya y trigo. Por el lado del BBVA Research, se espera que la reducción de la tasa referencial sea acotada y así se evitaría exacerbar presiones sobre el tipo de cambio.
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De acuerdo con el Sistema de Abastecimiento y Precios del Ministerio de Desarrollo Agrario (Midagri), el kilo de pollo pasó de S/10,38 en enero a S/12,05 en los mercados minoristas —léase el más cercano e influyente para la economía del hogar—.
Desde la segunda mitad del 2023, el precio del ave se disparó y alejó de los S/7,00.
En mercados como Aurora, Limoncillo y El Bosque, el ave no baja de los S/11,50, pudo constatar La República. En tanto, el huevo oscila entre S/8,60 y S/9,50 el kilo.