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Economía

FAO sobre cambio climático: El escenario ya no es más una situación excepcional ni para el Perú ni para el mundo

Mariana Escobar, representante de la FAO en el Perú, fue entrevistada en LR+ Economía, el programa económico del diario La República, donde calificó de dramático el escenario actual, con una variabilidad hidrometeorológica extrema, por lo que adelantó que el mundo va ser expuesto de forma creciente a variaciones extremas en el clima. Esto tendrá un gran impacto en la provisión de alimentos.

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Mariana Escobar, representante de la FAO en el Perú. Foto: Captura. | La República.

El cambio climático nos está pasando factura e impacta con intensidad en el país y son los agricultores, sobre todo quienes desarrollan agricultura familiar, los más afectados y con ello se impacta también a todos los peruanos. Es importante indicar que la respuesta que demos hoy al cambio climático determinará cómo se alimente a las futuras generaciones. ¿Mariana, cuál es el escenario actual sobre cambio climático y los efectos en la agricultura y en la seguridad alimentaria?

— El escenario actual es bien dramático, es un escenario de una variabilidad hidrometeorológica tremenda. Por ejemplo, si uno piensa lo que ocurrió el año pasado con la sequía tan fuerte en la sierra, sobre todo en el sur del país, y luego viene este ciclo de agua tan fuerte, con un calentamiento de la temperatura del mar y ahora la entrada del Niño costero. El problema es que esta ya no es más una situación excepcional ni para el Perú ni para el mundo. El mundo se va a ver expuesto de manera creciente a este tipo de variaciones tan extremas, en clima, en agua, en sequía y es de prever que para el Perú viene con mayor intensidad y muy seguramente con bastante más frecuencia de la que estábamos acostumbrados a que esto ocurra, estos ciclos y contra ciclos de sequía, lluvias, calor, frío, etcétera.

¿Cuáles son las cifras que maneja la FAO respecto a los cultivos y la cantidad de daños en el norte del país, obviamente con información del Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego?

—Venimos monitoreando la situación con base en las cifras oficiales. Hay que advertir que la evaluación de los daños en las zonas rurales es más compleja que en las ciudades. Hoy en día tenemos más certeza de lo que ocurrió en las ciudades, no tenemos monitoreada el nivel de afectación, pero obviamente en las zonas rurales es más complejo.  El monitoreo está entre el 45% y el 50%, pero lo que nos arrojan las cifras es bastante preocupante. En agricultura se calcula que de un total de 70.000 hectáreas que puedan ser comprometidas hay 48.800 hectáreas afectadas de cultivos y un poco más de 25.000 hectáreas pérdidas.

¿De cuántas personas, agricultores afectados, estamos hablando?

—Es difícil establecer, tenemos que entender mejor la relación como predio, chacras pérdidas, esto es un estimado global.  Existen superficies cultivadas que son de gran agricultura, de mediana agricultura y de pequeña. Entonces, hay que entender mejor el nivel de afectación a nivel micro. La ganadería también está sufriendo una enorme afectación en los medios de vida de los pequeños productores. Se calcula una afectación de alrededor de 300.000 cabezas de ganado afectadas por la lluvia y 42.000 pérdidas y otros daños que están relacionados con la pesca y con la acuicultura. Se generan migraciones muy rápidas de diferentes especies porque no están acostumbrados a calor en el mar y claro la acuicultura se afecta porque la calidad del agua, se afecta y se pierde el alimento para los alevinos.

Las lluvias causaron daño, como lo hemos visto en el norte del país, a las empresas, a las familias, pero los más afectados son los agricultores que llevan este tipo de agricultura familiar. Ellos nos llevan el alimento a la mesa, en este contexto ¿qué es agricultura familiar y por qué es importante esta actividad?

—La Agricultura familiar lo hace el productor que tiene una pequeña parcela y donde con mucha dificultad produce no solo para su subsistencia sino busca generar un excedente para sus medios de vida. La agricultura familiar se llama así por su escala. La fisionomía de la agricultura familiar es lo que siempre genera enorme preocupación y hay un llamado a los gobiernos a nivel global de apoyar la agricultura familiar. En el Perú se calcula que hay poco más de 2 millones de agricultores familiares y el 57% de lo que se consume en el Perú, de lo que llega todos los días a nuestras mesas, proviene de la agricultura familiar. En el 2050 se calcula que el mundo va a tener que alimentar a 10 billones de personas y se calcula que para el 2050 en el Perú puede haber alrededor de 40 millones de personas, es decir, hay que producir más alimentos.

El Estado peruano está apostando por la gran agricultura, la que se exporta, ¿cómo esta apuesta incide en la agricultura familiar?

—Todas las formas de agricultura son válidas y son importantes. La agro exportación en el país ha sido exitosa, es importante, es generador de empleo, de valor, sin lugar a dudas. Pero por supuesto, el desbalance entre la gran agricultura y la pequeña agricultura es enorme en el Perú. Los agricultores familiares en su gran mayoría, viven en condición de pobreza extrema, son personas que no tienen acceso a tierra, personas que no tienen acceso a recursos naturales, el tema del agua es cada vez más crítico, no tienen acceso a asistencia técnica, no tienen acceso a financiamiento, etcétera. Entonces producen en condiciones muy precarias cuando ellos son vitales para nuestra seguridad alimentaria diaria.

Uno de los problemas que se mantiene en el país es la tenencia de la tierra. En el Perú está en pocas personas y en pocas empresas que tienen la posesión de los grandes territorios, de alguna manera arrinconando a la agricultura familiar para el acceso a la tierra ¿cuáles son las recomendaciones de la FAO respecto a la tenencia de la tierra?

—La tenencia de la tierra es un tema complejo porque la pequeña propiedad cada vez se fragmenta más; es decir, hoy en día un productor promedio de la agricultura familiar, tiene una parcela entre poco menos de una hectárea, dos hectáreas, etcétera. La tierra no es un recurso infinito, la tierra es un recurso finito. Los cambios generacionales sufren cada vez más porque cada vez hay menos tierra. Es decir, una persona que tiene una hectárea se la tiene que dejar después a tres o cuatro hijos y obviamente hay personas buscando tierra en otras partes, por ejemplo, en la selva y por escasez de agua en la sierra y hay unas corrientes migratorias fuertes hacia la selva, y eso genera un cambio en el uso del suelo de la selva, con deforestación con las consecuencias que ya conocemos. Creo que, en este estado de las cosas, las recomendaciones de la FAO van en el sentido de que hay que cambiar la estructura, expropiar, etcétera, pero es garantizar una serie de condiciones para que en las zonas donde se produce o haya mucha asistencia técnica, se eleve la productividad de las personas y haya acceso jurídico a garantía sobre la tierra. También hay cantidades de tierras baldías que tienen los gobiernos, hay tierras improductivas.  Yo creo que es muy importante hacer una redistribución por esos canales

¿Qué propone la FAO para un mejor sistema de comercialización de alimentos en el Perú que incluya información, organización, logística, mercados de abasto? ¿Qué opina sobre las capacidades de negocios de los productores agrícolas, hay futuro para nuestra riqueza de la diversidad, obviamente diversidad con productores sin habilidades comerciales?

—Lo primero e importante es esta disposición de la agrobiodiversidad que tiene este país que es extraordinaria y tiene un potencial enorme, pero por supuesto, el pequeño productor que en general no está asociado, que no tiene los pisos básicos para avanzar en esquemas de negocios importantes, pues está muy rezagado. Es muy importante avanzar en asociatividad, promover con mayor fuerza el cooperativismo, pero uno no puede crear cooperativas por crear cooperativas, eso implica generar muchísimas capacidades, hay que elevar la productividad de los productores y ellos deben tener acceso a la innovación y al mundo digital que es algo que la agro exportación ya tiene en el Perú. Hay que buscar un proceso a través del cual esto se pueda transferir a los productores y ahí hay un papel muy importante por supuesto del Ministerio de Desarrollo Agrario, pero también hay que buscar muchas alianzas con el sector privado para ello.

Se puede tener el mejor producto, el más nutritivo; sin embargo, si no sabes venderlo no sabes promocionarlo, te quedas con la producción y pierdes…

—La estructura de comercialización en el Perú y América Latina es todavía muy precaria porque la comercialización de los productos agrícolas tiene enormes talanqueras de intermediación, tiene muchísima intermediación, mucho más de la que sería deseable.  Además los canales de abastecimiento y de suministro son súper informales, la regulación es mínima realmente, entonces el precio de los fletes, el precio del transporte se eleva, entonces el productor vende muy mal, pero los alimentos se comercializan ya muy caros, por eso es que en el Perú cada vez la gente tiene menos acceso a una dieta saludable a pesar de que hay alimentos saludables y de que hay disponibilidad. En el Perú no ocurre como en algunos países de África o de Centroamérica, donde no hay suficiente disponibilidad. Aquí hay disponibilidad de alimentos, pero no hay capacidad para acceder a ellos y eso tiene mucho que ver con la forma como funciona la comercialización de alimentos, su entrada a los mercados mayoristas, a los mercados de abastos, eso todavía demanda muchísima mayor regulación y ahí es donde se puede aplanar un poco esta curva, además de la inflación de los alimentos del Perú.

La FAO señala que los precios mundiales de alimentos han caído 20,5%, es una noticia alentadora, pero esto debería traducirse en descenso en el mercado local.

—Esta es la cifra consolidada global, hay una reducción del orden del 20%, pero si uno pudiera hacer una radiografía interna en el país seguramente sería muy desbalanceado, porque no aplica para todos los productos agrícolas y no aplica para todas las regiones. Hay que tener en cuenta que el Perú y el mundo sufrieron el año pasado la crisis de los fertilizantes, la carestía de estos productos como el trigo, el maíz etcétera, y obviamente lo que está pasando ahora pues sigue encareciendo el precio de los alimentos sin lugar a dudas.

Dependiendo de lo que hagamos ahora, en una situación de calentamiento global, en una situación de emergencia climática, se podrá asegurar el alimento para las siguientes generaciones. ¿Qué hacer, cómo apuntalar al país en cuanto a política agraria, en política de alimentos para estar en mejores condiciones?

—Hay dos cosas a considerar. Los sistemas alimentarios en el Perú participan en el cambio climático, a diferencia de otros países donde la industria es lo que más contribuye al cambio climático, la mayor contribución al cambio climático del Perú es a través de su agricultura y su ganadería. La forma como se produce en el Perú genera un número muy significativo de gases de efecto invernadero. Pero también, Perú sufre los impactos del cambio climático por eso es importante entender que muchas de las respuestas están en los sistemas alimentarios; en la forma como se produce, como se comercializan, como se consume. Del consumo depende que se desperdicien o no los alimentos y la forma cómo se produce y se comercializa depende enormemente que no se pierdan alimentos. Esto es fundamental.  Hay que promover sistemas de economía circular, esto en los sistemas alimentarios es muy importante, tanto en la producción, como en el consumo y todo lo que está en el medio.  Es muy importante buscar formas de producir que sean más amigables con el medio ambiente, que contribuya a neutralizar la carbonización de la agricultura y de la ganadería y hay formas de hacerlo. Eso ya está inventado, es decir, cómo producir emitiendo menos gases de efecto invernadero, y hay que moverse en esa dirección. Hay que usar de manera más eficiente el agua, hay que cuidar las cuencas y las microcuencas, hay que hacer gestión, hay que reforestar, hay que sembrar mucha agua, hay que cerrar la frontera agrícola, hay que proteger el bosque de la selva. La selva tiene otros usos. Hacia allá hay que caminar y hay que darle mucha capacidad del pequeño productor para que pueda tanto mitigar y como adaptarse a los efectos del cambio climático. Hay que entregar semilla para producción de ciclo corto, ayudar a comercializar muy rápidamente. No podemos seguir postergando las decisiones para el mediano y el largo plazo porque lo que hagamos o dejemos de hacer hoy va a seguir generando consecuencias que seguramente podría llegar el momento que sean irreversibles para la producción de alimentos.