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Política

Miguel Cardozo: “De 1.000 proyectos en el Perú, 100 pasan a etapa de perforación y solo uno llega a mina”

Miguel Cardozo. Presidente de Perumin 36. Tiene 48 años de experiencia en exploración minera y ha ocupado cargos gerenciales en diversas compañías internacionales del sector.

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Enfoque. Para Cardozo, el exceso de burocracia limita las inversiones mineras en el Perú. Foto: difusión

En diálogo con La República, el presidente de Perumin 36, Miguel Cardozo, habló sobre por qué la minería, altamente intensiva en nuestro país, no genera los resultados que la población espera. Brinda, además, proyecciones tras el impacto del ruido político y hace votos para llegar a los US$53.000 millones de inversión en ocho años.


—Hay un descontento de la población en relación a la minería porque no ve el desarrollo esperado. ¿Cuál es su apreciación?

No es suficiente tener minería, algo falla en algunas regiones donde, a pesar de estar en esta actividad, no despegan. Los conflictos políticos que hay no han permitido integrar esfuerzos. Con todo, la producción minera siguió y el dinero ¿a dónde fue? La explotación de los recursos continúa generando ingresos que en las regiones no se invierte.


—¿Cómo optimizar los recursos de la minería?

Creemos que hay una necesidad muy grande de integrar a las regiones entre ellas, y se reconoce, claramente, una macrorregión norte, centro y sur. De todas, sin duda, es la parte sur la que ha avanzado en cuanto a integración y procesos para optimizar la utilización de los ingresos mineros y del negocio que se genera para que la economía crezca más, se diversifique y tenga un desarrollo económico más equilibrado que dé oportunidades a todos.


—¿En algo se está fallando?

Hay que avanzar para que haya un verdadero desarrollo y este sea sostenible en todas las regiones. Hay algunas, como Moquegua, en las que el PBI per cápita se está acerca a S/50.000, pero aún tenemos otras, como San Martín y Amazonas, donde, con las justas, llegan a S/7.000, y quizás menos. Estamos comparando con dos regiones que no necesariamente destacan por su actividad minera, pero en ese mismo grupo está Puno, Ayacucho, Huancavelica y, sorprendentemente, Cajamarca, que apenas pasa los S/8.000, y donde el índice de desarrollo humano es menor a 0,43%.


—¿Cuál es la propuesta de Perumin 36 para salir de esta situación de atraso?

Hay Gobiernos Regionales que del presupuesto que le dan en el año invierten solo hasta el 35%. Obras inconclusas, otras que no se hacen, autoridades presas por temas de corrupción. En Perumin hay que hablar del desarrollo territorial. Se necesita consensos, planeamiento y diseño adecuado. Ejecución honesta y efectiva de las inversiones que deben ir a reducir las brechas sociales, a darle más oportunidades a los que menos tienen. La población va a darse cuenta que este sistema funciona, porque hoy a las regiones no les llega nada. Nos gustaría formar parte del proceso de un proyecto en beneficio de la población para poder controlar, influir y llevar nuestra propuesta con la experiencia que tenemos en gestión de territorios.


—¿El gobierno buscó desburocratizar los permisos para las inversiones mineras?

Se ha tendido a burocratizar todo. Antes teníamos un sistema catastral: cuando uno presentaba un petitorio se demoraba en conseguir el otorgamiento de las concesiones dos meses, máximo cuarto. Hoy necesitamos 14 meses para tener el título de concesión. En la etapa de exploración teníamos varios mecanismos muy sencillos que se daban en cinco días, cuando era obvio que la actividad no afectaba el medio ambiente, y otros en 60 días por las verificaciones que se realizaban. Cuando se entraba con proyectos más grandes, 90 días o más. Tenemos empresas que están esperando cuatro años para exploración y la regularidad señala que tenemos que esperar de dos a tres años.


—¿Cuántos proyectos se han visto afectados?

Hay entre tres y cuatro proyectos con espera de cuatro años, y entre 10 y 15 que ya llevan esperando dos para las aprobaciones por parte del Estado. No hay muchos proyectos de exploración, porque toda esta normalización hace que las empresas no presenten su documentación y tiene como consecuencia que se ahuyente la inversión. De 1.000 proyectos, solo 100 pasan a etapa de perforación y uno llega a ser mina. La inversión es un riesgo. En el mundo se está invirtiendo entre US$13 y US$14 millones por proyecto y en 2012 llegaron a ser US$21 millones. En el Perú, tuvimos más de US$1.000, y hoy estamos en US$350.000, a veces es más. Hay burocracias innecesarias y no hay ganas de corregir eso, el Gobierno señala que lo hará, pero hay oposición interior y son los de siempre.


—Teniendo en cuenta el alza en el precio de los metales, ¿están dispuestos a otorgar un excedente a lo que ya pagan?

Nosotros ya otorgamos un excedente y es el mecanismo de regalía, que fue cambiado en 2011. Es el porcentaje que uno paga por el precio de los metales. Hay una regalía que es gradual, es decir, cuando hay precios mayores, el monto es mayor. Entre 2021 y 2022 los momentos de tributación se duplicaron, porque estuvimos en precios altos. No faltan normas, sobran. La regalía es el mecanismo apropiado para canalizar importes. Había un aporte voluntario que las mineras trabajan con las poblaciones afectadas bajo planes y funcionaba bien, pero en el gobierno de Humala se dejó de lado y se insistió que sea mediante regalías. También están las obras por impuestos. En cada emergencia, las empresas hacen esta labor de apoyo a la población, se hizo con el Covid-19 y ahora con las lluvias.

Miguel Cardozo ocupa el cargo de presidente de Perumin 36. Foto: difusión


—¿Cuánto ha afectado a las inversiones mineras el ruido político de los últimos años?

En temas de exploraciones, podríamos tener entre los US$600 millones anuales hasta US$700 millones y estamos en la mitad. En temas de inversión, Quellaveco es la única que se ha decidido en cuanto a proyectos grandes. No estamos creciendo. Al 2031, para fines de esta década, esperamos tener toda nuestra cartera de proyectos de US$53.000 millones de inversión y, si llegamos a esta meta, entonces tendríamos un avance importantísimo. Todo ello redundará, directa e indirectamente, en beneficio de la población de las zonas de influencia.