La escasez de GLP por oleajes anómalos es ya una vieja conocida. Con esta sería la tercera crisis que arrecia al sector en lo que va del año, con el detonante de que, a diferencia del combustible para avión (también protagonista esta semana), esconde una solución relativamente más sencilla para la población.
El 80% del GLP producido en el Perú se fracciona en Pisco, procedente de los yacimientos de Camisea. A su vez, la cercana Lima, ubicada a 246 kilómetros de la planta de Pluspetrol, concentra más del 70% del consumo nacional. Siendo, pues, un GLP lo que netamente se trae, la ruta se debería cubrir por tubos (para poner un ejemplo, el Oleoducto Norperuano tiene una extensión de 1.106 kilómetros). Pero lo hace por barco.
Gustavo Navarro, exdirector de la Dirección General de Hidrocarburos, recuerda que alguna vez Proinversión manejó en su cartera la construcción del poliducto, pero, ante el desinterés del sector privado y un modelo que no ha permitido al Estado garantizar su propia seguridad energética en todo este tiempo, se dejó de lado. Sin embargo, el primer paso lo dio la empresa privada, en 2004.
“GyM tuvo la iniciativa de construir un ducto desde Pisco a Callao, sin intervención del Estado. Hicieron el proyecto, pero requería una garantía de volumen, es decir, firmar un contrato con productores o compradores que garantizara que iban a usar los tubos. Pluspetrol, que en ese momento estaba trayendo GLP a Lima por buques, no quiso firmar nada y frustró todo el financiamiento”, señala.
El problema no resiste mayor postergación porque cada vez hay más oleajes anómalos en nuestro litoral, como consecuencia del cambio climático, y eso es un hecho tangible. Según un reporte reciente de Petroperú, solo hasta junio de este año se registraron 27 cierres del Muelle de Carga Líquida (MCL) de Talara, acumulando un total de 111 días sin operar. Una situación que se replica en toda la costa, desde Tumbes hasta Arequipa, cada vez con más frecuencia.
Según estadística oficial, desde el 2002 al 2017, los cierres totales de puertos en el Perú han ido en aumento hasta casi quintuplicarse en la última década de estudio. Cifra que actualmente ha sido largamente superada y por la que, probablemente, no sea la última vez que usted tenga que hacer cola por GLP este año.
“Desde entonces se intentó licitar nuevamente la obra, pero ante la negativa de los productores no se pudo avanzar. El ducto debía traer 18.000 barriles de GLP por día (más de lo que hoy consume Lima)”, apunta Navarro.
Aurelio Ochoa Alencastre, especialista en temas energéticos, va más allá y señala que la construcción de esta infraestructura vital para la seguridad energética debe ser parte de la renegociación del gas de Camisea.
Camisea, en el corazón de La Convención, no solo es la mayor fuente de gas natural para los peruanos: también provee los líquidos para producir GLP. Líquidos que justamente viajan hasta Pisco para ser “fraccionados”, procesados y embarcados hacia Lima, a la providencia de la mar brava. Pero Ochoa detecta vicios en este circuito.
PUEDES VER: Michelle Bachelet inicia su visita al Perú para hablar sobre los derechos humanos en el país
“El Estado no puede renunciar a su obligación de asegurar la seguridad energética del país. Puede, tranquilamente, ponerse fuerte y obligar al consorcio para viabilizar la construcción del ducto lo antes posible. Este debería ser uno de los puntos en la renegociación, de la que no se ha hecho nada”, señala.
Además, apunta que, aun teniendo el poliducto, la infraestructura no estaría completa si no se cumple con garantizar la capacidad de almacenamiento. El expresidente de Perupetro explica que, cuando se elaboró el reglamento para vender GLP, allá por 1994, se exigía una reserva contingente de, al menos, 15 días en caso de emergencia. Sin embargo, como el sector privado no pudo hacerlo, los plazos se fueron recortando hasta lo que tenemos hoy, 3 días.
Solo Petroperú hizo un esfuerzo para cumplir, construyendo tres esferas en Talara y alquilando dos barcos a modo de estas en el Callao. Inversión vana, todo volvió a fojas cero.
“Cuando se dan situaciones como esta, no puede primar el negocio privado frente al interés colectivo. Y en este caso se ha sumado el aumento internacional del petróleo, ha llovido sobre mojado”, concluye Ochoa.
En mayo, la demanda de GLP vehicular a nivel nacional fue de 24.295 barriles por día. Solo Lima ocupó 11.512.
El GLP en el Perú se vende a precio internacional, pese a que el 80% se produce aquí. Es decir, el 20% importado define los precios del mercado.
El GLP es traído al Callao por barcos que tienen contratos a largo plazo con Pluspetrol.
Los expertos coinciden en que el pasaporte a la seguridad energética del Perú es la masificación del gas natural, que tiene precio regulado del Lote 88. Si bien hay que mejorar la infraestructura del GLP y su abastecimiento, la alternativa de Perú es el gas del Lote 88.
A más consumidores que tienen gas natural, menos consumidores de GLP. Una emancipación de los precios internacionales del petróleo.
Infografía La República
Infografía La República