La Unión Europea (UE) buscará llegar este 14 de julio a un acuerdo que permita imponer un impuesto al combustible que las aerolíneas usan para los vuelos dentro del bloque, como medida para tornar ambientalmente sostenible a la industria.
El sector aeronáutico ha mostrado su preocupación ante las medidas que presentará la Comisión Europea (CE) como parte de su plan climático para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero de la UE en un 55% para 2030 respecto a 1990.
La CE alega su propuesta con base a que “la ausencia de un arancel al querosene usado por el transporte aéreo no es coherente con las políticas climáticas”, según un párrafo citado por la agencia AFP.
Los gravámenes aumentarían gradualmente durante diez años antes de alcanzar la tasa completa y se basarían en el desempeño energético y ambiental del hidrocarburo.
De esta forma el organismo multilateral apunta a que las empresas adopten combustibles “sostenibles”, mezclados con una pequeña parte de biocombustibles que permanecerían libres de impuestos.
Bélgica, Luxemburgo y Austria ya han asegurado su apoyo, por lo que han pedido “una aplicación inmediata” de la tasa en la UE y solicitan que se promueva la misma medida a nivel internacional.
En contraparte, 11 empresas (incluidas Air France, Lufthansa y TAP) junto a la Federación Europea de Trabajadores del Transporte, han dirigido una carta a la de la UE para expresar su alarma por una “distorsión de la competencia”.
“Cada medida podría aumentar considerablemente la ventaja competitiva de las empresas no europeas y de los aeropuertos de fuera de la UE”, advirtieron.
En la misiva, las empresas también estiman que el plan “debilitaría las capacidades financieras” para renovar sus flotas con dispositivos más económicos, o para invertir en tecnologías más limpias.
Las organizaciones medioambientales, como Greenpeace han criticado la iniciativa. “Son tasas impositivas demasiado bajas, aplicación demasiado lenta, jets privados y fletes exentos de impuestos”.
La Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA) anunció por su parte que se “opone en forma fundamental” a un impuesto al queroseno dentro de la UE.
Su vicepresidente de medio ambiente, Sebastian Mikosz, pidió incentivos nacionales para producir combustibles “verdes” y defendió el programa global de compensación de carbono del sector, durante una videoconferencia el último 8 de julio.