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Cine y series

¿Cuántas veces ‘revivió’ el señor de los cielos? Superó a Krillin y sin las esferas del dragón

Aurelio Casillas burló a la muerte durante las 8 temporadas de “El señor de los cielos”. Si no hubiera tenido a los guionistas de su lado, habría fallecido en los primeros capítulos.

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Foto: composición LR/ Telemundo/ Toei

La octava temporada de “El señor de los cielos” trajo de regreso a Rafael Amaya como Aurelio Casillas. Más de uno creía que la telenovela de Telemundo no tendría más capítulos tras el final de su protagonista, pero él logró burlar a la muerte.

Cabe resaltar que esta no es la primera vez que Amaya aparentemente pierde la vida y vuelve para sorprender a sus seguidores. Por ese motivo te compartimos las veces más impactantes que esto ocurrió en la historia.

Primera muerte de Aurelio Casillas

En la temporada 1 de “El señor de los cielos”, Aurelio Casillas fingió un paro cardiaco durante una cirugía plástica para volverse irreconocible, luego de que las autoridades lo identificaron como el líder de la organización. Todo lo hizo con el objetivo de salvar su negocio de drogas.

Lo más sorprendente del caso es que los médicos ocultaron a todos su verdadero estado y sus familiares organizaron su funeral. Por esta razón, su madre le recriminó todo el dolor que le produjo su supuesto deceso.

Segunda muerte de Aurelio Casillas

A mitad de la temporada 6, el protagonista recibió un impacto de bala en la cabeza. Todos lo dieron por muerto, pero resultó que estuvo en coma. Esta decisión la tomó la producción de Telemundo luego de que Rafael Amaya se retiró por razones desconocidas.

Tercera muerte de Aurelio Casillas

En la temporada 7, Aurelio fue sometido a un arriesgado procedimiento que buscaba despertarlo. Aunque inicialmente la operación parecía ir por buen camino, el personaje sufrió otro paro cardiaco. Su supuesto cuerpo fue enterrado en una emotiva ceremonia organizada por su familia.

Cuarta muerte de Aurelio Casillas

En la temporada 8, vemos cómo los trabajadores de Aurelio Casilla lo desentierran. Al salir del ataúd, el narcotraficante toma un respiro, coge su arma y grita su famosa frase: “¡Arre!”.