En el 2009, Isabelle Fuhrman protagonizó La huérfana, que se convirtió en una de esas películas de culto que contra todo pronóstico los amantes del terror la abrazaron y fueron alimentando su mitología con los años hasta justificar una precuela que acaba de estrenar en medio de muchas expectativas.
La actriz, modelo, escritora y productora estadounidense de 25 años comenta cómo fue volver a ponerse en la piel de la temida Esther, una década después.
—¿Esther cambió tu vida?
—Sentí que tuve mucha suerte porque creamos un look tan icónico para Esther que, aunque me parecía a ella, no creo que la mayoría de la gente me reconociera de inmediato. Luego, los carteles comenzaron a subir por todo Los Ángeles y mi cara estaba pegada por todas partes. Pero me sentí muy afortunada de poder seguir siendo yo misma, ser una niña, crecer de una manera seminormal y cometer errores de la forma en que lo haces cuando eres un adolescente.
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LA HUERFANA: EL ORIGEN
—¿Alguna vez los fanáticos se confundieron sobre tu edad real?
—Cuando hice la primera película, tenía 10 años y cumplí 11 mientras filmábamos. Cuando estábamos haciendo prensa, en realidad hubo un esfuerzo consciente por parte de los productores para eliminar mi edad de Internet porque no querían que la gente supiera cuántos años tenía. Entonces, por un tiempo, creo que la gente estaba confundida cuando me conocían, pero, claramente, yo era una niña. Creo que más ahora, es un poco confuso cuando la gente todavía me reconoce porque realmente no saben de dónde, cuántos años tenía o cuántos años tengo. Eso siempre tiende a ser parte de la conversación.
—No muchos actores pueden decir que han repetido un personaje que interpretaron de niños. ¿Cómo lo tomaste?
—Fue divertido porque cuando el director Brent Bell tenía el proyecto, yo no estaba segura en el elenco porque no sabían si era posible que yo interpretara el papel. Así que fui a encontrarme con Brent en el estreno de su película The Boy para poder estar allí en persona frente a él y decirle cuánto quería trabajar en la película. Creo que cuando me vio, se dio cuenta de que era totalmente posible porque todavía me veo lo suficientemente joven y que, con las herramientas adecuadas, podríamos hacerlo funcionar. En realidad, fue su confianza en mí lo que realmente me hizo sentir cómoda al retomar este papel. No solo emocionalmente, porque como actriz sabía que podía hacerlo, sino con todos los trucos de poder hacerme parecer una niña de una manera que no iba a parecer ridícula. La forma en que Brent trabajó en los ángulos de la cámara con Karim Hussain, nuestro director de fotografía, y la forma en que lo iluminó, significó que pudimos lograr este producto final.
—¿Cómo fue ser también la productora?
—Creo que mi papel más importante como productora, honestamente, fue mantener la integridad de la primera película.