A mediados de setiembre, Netflix estrenó El juego del calamar y su éxito ha sido imparable. Su popularidad ha crecido de tal manera que, además de las teorías que los fanáticos van postulando, el gigante del streaming se ha ganado una demanda por sobrecarga de red. Claro está que gran parte de su gran acogida es debido a sus sangrientas competencias, las cuales resultan terriblemente familiares. La razón es que, efectivamente, se inspiran en juegos infantiles de la vida real.
El primer juego de Squid game se hizo viral debido a la tétrica muñeca gigante que lo protagoniza. Al ritmo de la canción “Luz roja, luz verde” la atemorizante figura compuesta por sensores de movimiento iba detectando a quienes no se quedaban quietos cuando giraba su cabeza. En pocas palabras: si te mueves, te mueres.
Aunque bastante más extremo, este reto está asociado a una dinámica muy conocida en la tradición coreana, en donde se le llama La flor de mugunghwa ha florecido, algo que en Latinoamérica llamaríamos Inmóvil o Encantados.
Luz roja, luz verde. Foto: Netflix
El juego del panal de abeja que apareció en el tercer capítulo de Squid game tiene como protagonista a una especie de galleta, a la que los concursantes tenían que dibujarle una figura específica con la ayuda de una aguja. Claro que si se rompía, morían.
Por si te lo preguntabas, el verdadero nombre del dulce es dalgona, un snack que tuvo un gran apogeo alrededor de los años 70 entre los niños coreanos y se vendía —sobre todo— afuera de los colegios. En este caso, los diferentes dibujos se ubicaban en el medio de la superficie y los entusiasmados colegiales debían mordisquear los contornos para dejar el centro intacto.
El panal de abeja. Foto: Netflix
Seguramente es uno de los retos más reconocibles en toda la serie, puesto que se sigue jugando en la actualidad. De hecho, es una de las actividades más populares cuando las personas van a la playa. Su dinámica es muy sencilla: solo es cuestión de dividir a un grupo de personas en dos a los extremos de una cuerda. El equipo ganador se define cuando alguna de las dos partes no logre pasar un límite establecido.
Tira y jala. Foto: Netflix
Los participantes recibieron 10 canicas y la única regla era ganar las otras 10 de su oponente. Así, sin más. A pesar de que no se dieron mayores especificaciones, ya que los competidores tuvieron total libertad para idear el juego que quisieran, está claro que muchos espectadores reconocieron las icónicas esferas multicolor, puesto que han formado parte de la infancia de millones de personas en el mundo.
Canicas. Foto: Netflix
El reto del puente escalonado apareció en el séptimo episodio. Los jugadores tenían que ser muy cuidadosos porque un mal paso los conduciría a una muerte certera debido a los varios metros de separación existente entre el piso y la plataforma sobre la que fueron ubicados.
El sinuoso recorrido estaba compuesto por dos tipos de vidrio: uno templado y uno normal. De esa manera, cada temerario personaje tenía que pensar muy bien antes de saltar. Este juego en Perú podría relacionarse a lo que conocemos como Mundo, donde se debe saltar sobre una disposición de rectángulos pintados en el suelo, evitando tocar aquel que contenga una piedra previamente lanzada desde una posición inicial.
Puente de cristal. Foto: Netflix
Squid game no solo titula el éxito de Netflix, también es el juego que el propio creador de la serie, Hwang Dong Hyuk, solía disfrutar cuando era niño. De hecho, las reglas de esta singular actividad fueron explicadas por el narrador al inicio del primer episodio: “Para ganar, los atacantes deben golpear con el pie el pequeño espacio en la cabeza del calamar, y si la defensiva te empuja fuera de la línea calamar, mueres”
Esta competencia fue recapitulada en el noveno episodio del show, cuando Gi Hun tuvo que enfrentarse a un último finalista para llevarse el millonario premio. Además, las figuras geométricas que caracterizan el drama provienen de la imagen que los pequeños dibujan en el suelo para simular la silueta del molusco: círculo, cuadrado y triángulo.
El juego del calamar. Foto: Netflix