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Emprendedor en Perú reinventa los clásicos algodones de azúcar y causa furor con espectaculares diseños

Manuel Cheves ha transformado la experiencia de los dulces en Lima y a encantado a niños como adultos por igual con sus creaciones creativas y llenas de nostalgia.

Este emprendimiento surgió durante el viaje de Manuel a Japón, donde encontró a un artesano que hacía obras de arte con algodón de azúcar. Foto: composición LR/ Fiorella Alvarado - URPI
Este emprendimiento surgió durante el viaje de Manuel a Japón, donde encontró a un artesano que hacía obras de arte con algodón de azúcar. Foto: composición LR/ Fiorella Alvarado - URPI

Un emprendedor peruano con una visión innovadora, supo captar la esencia de la tradición y transformarla en algo novedoso y cautivador. Su iniciativa de reinventar los clásicos algodones de azúcar no solo ha conquistado el paladar de los más pequeños, sino que también ha logrado despertar emociones de nostalgia en los adultos. Con su creatividad y determinación, Manuel Cheves ha logrado crear una experiencia única que trasciende generaciones y fronteras, con el que ha demostrado una vez más el talento emprendedor que caracteriza a los peruanos. Su historia compartida en redes sociales es un ejemplo inspirador de cómo la tradición y la innovación pueden fusionarse para dar vida a algo verdaderamente especial.

Inspiración japonesa, innovación peruana

La chispa para este emprendimiento, ubicado en la cuadra 7 del jirón Ucayali, surgió durante su viaje a Japón, donde Manuel, dedicado a la importación de maquinaria, se encontró con un artesano en la ciudad nipona que vendía algodón de azúcar y lo convertía en verdaderas obras de arte, en forma de flores. Fascinado, junto con su esposa pasaron horas observando y aprendiendo, lo que eventualmente les llevó a la idea de replicar y adaptar esta técnica en Perú.

“Me acuerdo que nos quedamos casi tres horas viendo al joven y nos comimos más de siete algodones para ver cuál era la técnica, la forma como lo hacía y nos gustó la idea como tal. Conversando en pareja dijimos por qué no sacarlo en distintos animes. Lo primero que hicimos fue conversar con nuestros hijos”, le contó el emprendedor a La República.

 Jóvenes y niños se mostraron sorprendidos por las hermosas figuras de sus personajes favoritos. Foto: composición LR/ Fiorella Alvarado - URPI

Jóvenes y niños se mostraron sorprendidos por las hermosas figuras de sus personajes favoritos. Foto: composición LR/ Fiorella Alvarado - URPI

Al regresar a casa, la pareja compartió su entusiasmo con sus hijos, quienes rápidamente sugirieron personajes populares de anime como Hello Kitty y Pikachu para los primeros diseños. Después de ocho meses de arduo trabajo, ajustando técnicas y maquinaria, Mundo Mágico de los Algodones comenzó a tomar forma. Actualmente, son pioneros en el país en ofrecer algodones de azúcar con diseños personalizados, desde figuras de anime hasta logos corporativos.

El negocio, que arrancó hace tres años y dos meses, enfrentó desafíos significativos, especialmente durante la pandemia de la COVID-19. Sin embargo, este período también representó una oportunidad para la innovación. Manuel y su equipo aprovecharon el confinamiento para perfeccionar sus productos y estrategias de mercado, lo que les permitió expandirse a nuevos lugares y consolidar su presencia en el sector.

Mundo Mágico de los Algodones

Mundo Mágico de los Algodones no solo ha capturado la atención de niños y familias, también ha colaborado con marcas reconocidas como Minisoo y McDonald's. Además, con el último concierto de Karol G, se animaron a crear un algodón con temática de la cantante colombiana, con lo que reforzaron su reputación como innovadores en el mundo de los dulces.

 Los clientes no solo compran un dulce, sino que participan del espectáculo al ver como crean sus delicias desde cero. Foto: composición LR/ Fiorella Alvarado - URPI

Los clientes no solo compran un dulce, sino que participan del espectáculo al ver como crean sus delicias desde cero. Foto: composición LR/ Fiorella Alvarado - URPI

Manuel y su equipo han transformado los algodones de azúcar en una experiencia interactiva. Los clientes no solo compran un dulce, sino que participan en un espectáculo visual, en el que observan cómo las máquinas y personal crean estas delicias desde cero.

"Ensamblar una máquina desde cero no es nada fácil porque no teníamos una muestra como tal. Tuvimos que investigar, indagar, quemar motores. Ahí es donde poco a poco fue saliendo la máquina y, cuando estuvo lista, mi esposa —que es la experta en las manualidades— fue sacando los diseños. A pesar de que han transcurrido tres años, todavía seguimos aprendiendo muchas cosas, pero guiándonos por el buen camino y agradeciendo a todo nuestro público", remarcó.

Más que dulce, es una experiencia única

Con cerca de 20 trabajadores dedicados a llevar adelante este dulce emprendimiento, ubicado en el centro comercial Ton Pho en el centro de Lima, Manuel se asegura de que cada producto sea delicioso y atractivo, así como también seguro y de alta calidad. Todos los ingredientes pasan por rigurosos controles de calidad para garantizar que cada algodón de azúcar sea perfecto.

 Mundo Mágico de los Algodones no solo es un negocio, sino una familia que trabaja para llevar alegría y dulzura a chicos y grandes.<strong> </strong>Foto: composición LR/ Fiorella Alvarado - URPI

Mundo Mágico de los Algodones no solo es un negocio, sino una familia que trabaja para llevar alegría y dulzura a chicos y grandes. Foto: composición LR/ Fiorella Alvarado - URPI

“Mundo Mágico de los Algodones no solo es un negocio, sino una familia que trabaja unida para llevar alegría y dulzura a cada rincón de Perú”, mencionó el emprendedor. Con planes de expansión y una constante búsqueda de innovación, Manuel y su equipo están listos para hacer que cada evento y ocasión especial sean inolvidables con sus creativas y deliciosas creaciones.

¿Dónde se inventó el algodón de azúcar?

Aunque su historia no está completamente documentada, se considera que los orígenes de esta golosina vienen de Italia -en el siglo XV- cuando reposteros acostumbraban a calentar azúcar hasta el grado de hacerla líquida y con ello para obtener un fino hilo de caramelo sólido, con el que decoraban cuidadosamente los postres. Posteriormente la técnica de hilos de azúcar se hizo popular en el siglo XVIII entre los cocineros de Europa y América. No obstante, representaba un esfuerzo colosal, por lo que estaba sólo a disposición de un sector muy reducido de la sociedad.  

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