Los cuidados paliativos no son eutanasia
La comunicación difundida en redes sociales por un congresista no solo confunde, sino que es imprecisa, errónea y afecta derechos, alimenta temores y retrasa políticas esenciales para aliviar el sufrimiento de miles de peruanos, afirman seis especialistas.
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Hablar de cuidados paliativos es hablar de acompañamiento integral, asegura la doctora Carla Zapata, presidenta de la Asociación Médica Peruana de Cuidados Paliativos. “Son fundamentales, ya que no se limitan a la etapa final, sino que acompañan desde el momento del diagnóstico de una enfermedad que amenaza la vida”, argumenta.
Y es que, su rol va mucho más allá del simple alivio del dolor físico. En este punto, es importante comprender que el sufrimiento de una persona mayor trasciende lo físico. “Porque en la vejez la enfermedad conlleva una carga emocional, social y espiritual muy significativa”, indica la doctora Zapata.
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Debemos ver al ser humano como una unidad: miedo, ansiedad, aislamiento o la necesidad de reconciliarse con la realidad. No basta con lo orgánico: debemos proveer esperanza, acompañamiento y aceptación, manifiesta.
AMENAZA A MILES DE PERUANOS
Una reciente publicación difundida por un congresista de la República que afirmaba que “la Ley de Cuidados Paliativos donde el rechazo voluntario de tratamientos fútiles -fútiles significa inútil, que no tiene efecto- sería la “fachada” para introducir la eutanasia”, hizo evidente el desconocimiento de conceptos básicos de salud pública por parte de quienes legislan, con la consecuencia devastadora que la desinformación tiene sobre la población.
Confundir dos prácticas radicalmente distintas no es un error menor; es una falta grave en el debate democrático y una amenaza directa al derecho de miles de peruanos a no sufrir innecesariamente, y es necesario aclararlo con precisión técnica y ética, indica la doctora Virginia Garaycochea, vicedecana del Colegio Médico del Perú.
Los cuidados paliativos (CP) constituyen una forma de atención integral orientado a aliviar el sufrimiento relacionado a enfermedades graves, abordando el dolor, otros síntomas físicos, emocionales, sociales y espirituales, coinciden las dos especialistas.
Su propósito es mejorar la calidad de vida, no adelantar ni retrasar la muerte. Los CP afirman la vida, respetan la dignidad de cada persona y acompañan a las familias durante todo el proceso.
La eutanasia, en cambio, implica la administración de fármacos por parte de un profesional con la intención explícita de provocar la muerte inmediata a solicitud del paciente que manifiesta un sufrimiento insoportable. Es una práctica regulada por marcos legales específicos en algunos países, completamente distinta en finalidad, proceso, ética y marco jurídico.
Equiparar ambos conceptos es falso, confunde y pone en riesgo a quienes más necesitan protección.
BRECHAS EN LA ATENCIÓN
El reciente Informe sobre la Situación de los Cuidados Paliativos en el Perú presentado en el MINSA demuestra brechas profundas en la atención de pacientes con enfermedades crónicas, graves, discapacitantes y progresivas. Estas brechas son el resultado de años sin un marco normativo sólido que garantice el acceso efectivo a cuidados paliativos. Sin una Ley de Cuidados Paliativos, es imposible revertir esta realidad.
El Perú cuenta con solo 29 equipos especializados en Cuidados Paliativos, una tasa de 0,08 servicios por cada 100 000 habitantes, muy lejos de lo recomendado por la OMS (2 equipos por cada 100 000 habitantes). La mayoría de estos equipos creados subsisten por esfuerzo de los equipos de salud. ¿Cómo cerrar estas brechas sin una ley que obligue a considerar los Cuidados Paliativos como una política sanitaria, y así permitir su expansión, financiamiento y distribución equitativa? ¿Cómo garantizar la atención necesaria, integral y de calidad a más de 159.000 personas que la necesitan cada año sin un marco que asegure su derecho al alivio del sufrimiento?
EXIGEN RESPONSABILIDAD
Frente a esta realidad, lo mínimo que se exige a quienes ejercen funciones públicas es responsabilidad al comunicar y tomar decisiones. Desinformar no solo hiere el debate: hiere a las personas, retrasa políticas públicas, alimenta temores infundados y perpetúa sufrimiento evitable.
Los cuidados paliativos no pueden seguir siendo postergados, distorsionados ni instrumentalizados políticamente. El país necesita que sus representantes legislen con evidencia, escuchen a los profesionales y pongan en el centro la dignidad humana.
Porque hoy, en el Perú, no se discute un tema ideológico: se discute el derecho básico de miles de ciudadanos a no sufrir innecesariamente.
Así lo sostienen también las doctoras Elizabeth Díaz, presidenta de la Asociación Peruana de Cuidados Paliativos, y Katia Echegaray coordinadora de la cátedra de Cuidados Paliativos de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, así como Mónica Pfeiffer directora de la Asociación Civil Casa Khuyana, y Pilar Estremadoyro, vicepresidenta de la Federación Peruana de Enfermedades Raras.
























