El 70% de las viviendas en Perú son informales y están expuestas a colapsar con terremoto en Lima
El 15 de junio, un sismo de magnitud 6.1 sacudió Lima. Como consecuencia, una pared del cuarto piso de una vivienda colapsó y provocó la muerte de un joven mototaxista. Para el ingeniero Miguel Estrada, el verdadero peligro no es el temblor en sí, sino las deficiencias en la construcción de muchas viviendas.
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El sismo de magnitud 6.1 registrados el 15 de junio, con epicentro a 30 kilómetros al suroeste del Callao, dejó como saldo la trágica muerte de un joven mototaxista, aplastado por la caída de una pared desde el cuarto piso de una vivienda. Según el ingeniero Miguel Estrada, el 75% de las construcciones en el Perú son informales, lo que representa una seria amenaza frente a eventos sísmicos como este, y aún más si se produjera un terremoto de mayor magnitud, de 7 u 8 grados.
En Puente Piedra, la sede el Ministerio Público sufrió desprendimiento de concreto en el segundo piso. Además, vecinos de distintos puntos de Lima reportaron que el sismo provocó rajaduras, grietas y el colapso parcial de muros en varias viviendas. Los daños se concentraron principalmente en distritos como Comas, Independencia y otras zonas con alta presencia de construcciones informales.
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El 75% de las construcciones en el Perú son informales
Para el ingeniero Miguel Estrada, presidente del Capítulo de Ingeniería Civil del Colegio de Ingenieros de Lima, el verdadero riesgo frente a los sismos no está solo en la magnitud del movimiento, sino en la precariedad de las construcciones. Alertó que cerca del 75% de las edificaciones son de autoconstrucción, construidas de manera empírica, sin asesoría técnica, y peligrosas en largo plazo.
“Esto hace que las edificaciones sean altamente vulnerables. Lo vimos con el sismo de 6.1 grados donde hubo viviendas dañadas y hasta colapso de paredes. Si tuviéramos un sismo de 8 grados, la afectación sería mucho mayor”, advirtió.
Uno de los factores de mayor riesgo, explicó, es la composición del suelo. En este último sismo, varias viviendas construidas en laderas sufrieron daños por deslizamiento de material suelto. Muchas de estas casas, añadió, se levantan parcialmente sobre terreno natural y el resto sobre relleno o pircas, lo cual compromete la estabilidad estructural.
Indicó que en las construcciones informales es común encontrar errores técnicos graves, como el uso de materiales inadecuados. Por ejemplo, los muros que colapsaron el día del sismo eran de ladrillo pandereta, un material que no debe usarse en exteriores ni como muro portante.
Según el Colegio de Ingenieros del Perú (CIP), los distritos más críticos son San Juan de Lurigancho y Villa El Salvador, donde muchas viviendas fueron construidas hace más de 50 años sin un diseño técnico adecuado, y luego ampliadas sin tomar en cuenta la capacidad estructural original. A esto se suma el riesgo geotécnico en zonas como Ventanilla, Comas, Ate, La Molina y Chorrillos, donde el suelo blando y arenoso incrementa la posibilidad de licuefacción y amplifica la intensidad de las ondas sísmicas.

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El especialista también señaló que la responsabilidad recae en gran parte en las municipalidades distritales y provinciales, que son las entidades encargadas de gestionar, administrar y fiscalizar el uso del suelo en sus jurisdicciones.
Viviendas y edificios podrían colapsar
De acuerdo con el ingeniero geógrafo Renzo Alejandro Guerra Llanos, docente de Ingeniería Civil en la Universidad Autónoma del Perú, alrededor del 75% de las viviendas autoconstruidas tienen una alta probabilidad de colapsar ante un sismo de gran magnitud.
Explicó que el último sismo de magnitud 6.1 ya evidenció esta vulnerabilidad, al generar daños estructurales e incluso el colapso de muros en algunas edificaciones, a pesar de no tratarse de un evento sísmico extremo.
Guerra señaló que muchas construcciones no cumplen con dos normativas fundamentales: el Reglamento Nacional de Edificaciones, que establece los criterios básicos y mínimos para el diseño seguro de viviendas, y las Normas Técnicas Peruanas (NTP), que los ingenieros utilizan para el diseño estructural detallado. “Dentro del diseño estructural se hacen cálculos y dosificaciones específicas para que una edificación soporte cargas y vibraciones. Si esto no se respeta, ocurren fallas estructurales y, en consecuencia, colapsos como los que ya hemos visto”, advirtió.
Asimismo, consideró fundamental el rol de las municipalidades en la gestión del riesgo urbano. “Deberían impulsarse espacios técnicos y de sensibilización en los distritos, donde se evalúe por sectores la vulnerabilidad sísmica. Esa es una tarea urgente y clave para prevenir futuras tragedias”, concluyó.
























