Sobreviviente del terromoto que sepultó toda una ciudad en Áncash cuenta su historia: tenía solo 11 años y perdió a toda su familia
Winston Guillén tenía solo 11 años cuando un terremoto de 7,8 sacudió el Callejón de Huaylas y sepultó su ciudad natal. Conoce su inspiradora historia.
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El terremoto de Yungay, ocurrido el 31 de mayo de 1970, sigue siendo uno de los desastres naturales más devastadores en la historia de Perú. Un fuerte sismo de magnitud 7.7 sacudió la región de Áncash, causando la destrucción total de la ciudad de Yungay y sepultando a miles de personas bajo toneladas de escombros. En medio de la tragedia, la avalancha de rocas y tierra que descendió de la montaña Huascarán arrasó con todo a su paso, dejando un rastro de muerte y desesperación.
La increíble historia de Winston Guillén
Winston Guillén, uno de los sobrevivientes de aquella tragedia, compartió cómo, con solo 11 años, logró escapar de la avalancha que lo perseguía. Según su relato, se encontraba almorzando en la casa de su tía cuando ocurrió el desastre, y ese pequeño detalle fue clave para su supervivencia.
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En medio de la desesperación, corrió hacia una esquina cercana para refugiarse, un acto de suerte que le permitió salvar su vida. Desde ese punto, observó cómo las casas colapsaban y su familia quedaba sepultada bajo los escombros. "Si yo sobreviví, fue porque la casa de la tía estaba muy cerca de una esquina (…) y pude ver cómo las casas y toda la familia quedaron enterradas", relató para el canal de YouTube del uruguayo Mati Villegas.
Su instinto de supervivencia lo impulsó a correr hacia el norte de Yungay, mientras el aluvión arrasaba con todo a su paso. En un momento crítico, cuando ya no podía correr más y el alud lo alcanzaba, su reacción fue instintiva: "Lo único que (hice), como cualquier niño, era taparme la cabeza y decir ya: 'Ahorita me entierra, me tapa el lodo'", recordó. Esta decisión simple, pero decisiva, lo salvó de ser sepultado completamente, aunque el lodo lo golpeó con fuerza.

Se estima que alrededor de 20.000 personas perdieron la vida tras el terremoto de Yungay. Foto: El Peruano
Cuando Winston Guillén recuperó la conciencia, se encontró en medio de un panorama completamente desolador. El suelo estaba cubierto de escombros, y la ciudad de Yungay, que antes de la tragedia había sido un lugar lleno de prosperidad, ahora no era más que un montón de ruinas. A su alrededor, los pocos sobrevivientes como él permanecían en estado de shock, sin poder procesar lo que acababa de ocurrir. El silencio que rodeaba el lugar era absoluto, roto solo por los gritos de desesperación y las tareas de rescate que, con el paso de las horas, se hacían cada vez más difíciles.
Ese trágico día, Winston perdió a su familia y, con solo 11 años, su vida cambió para siempre. La avalancha que arrasó Yungay no solo destruyó su hogar, sino que le arrebató a sus seres más queridos. Este terremoto dejó una huella profunda en la memoria colectiva del país, lo que impulsó una revisión de las políticas de prevención ante desastres. Como resultado, en 1972, dos años después del desastre, se fundó el Instituto Nacional de Defensa Civil (INDECI), con el objetivo de coordinar la respuesta ante emergencias naturales y fortalecer la preparación del país frente a futuros terremotos.





















