
El último vuelo de Ashley Vargas: hallan su cuerpo tras 16 días de su desaparición en Paracas
El cuerpo de la alférez de la FAP fue encontrado, este 5 de junio, dentro de la cabina del avión KT-1P con el cinturón de seguridad puesto. No logró eyectarse, confirmó la Fuerza Aérea del Perú.
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Han pasado 16 días desde que Ashley Vargas Mendoza despegó su último vuelo y no regresó. Tenía 24 años, era alférez de la Fuerza Aérea del Perú y el martes 20 de mayo condujo un avión KT-1P desde la Base Aérea N.º 51 en Pisco. Era su prueba de instrucción para graduarse como piloto, pero a las 4:25 p. m., la Fuerza Aérea del Perú (FAP) informó que la aeronave desapareció de los radares frente a la isla Zárate, en la costa de Paracas. Desde entonces, su familia, y el país aguardaban una respuesta.
Hoy, jueves 5 de junio, finalmente, la encontraron. Un buque oceanográfico de la Marina de Guerra y un robot submarino desde la BAP Carrasco, localizó la cabina del avión en la Reserva Nacional de Paracas. Dentro, aún sujeta al asiento, con el cinturón de seguridad puesto, estaba Ashley. No logró eyectarse.
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El hallazgo fue confirmado por la FAP. Hasta hoy, nada se sabía sobre la ubicación del alférez, solo que se habían encontrado algunas piezas del avión, mientras la familia clamaba por ayuda internacional debido al “desinterés” de la institución y las autoridades.
La versión oficial siempre fue que la FAP actuó con diligencia. Señalaron que desplegaron más de 190 efectivos, patrulleras marítimas, personas de buzos del grupo de salvamento de la MGP y unidades especializadas. Sin embargo, la familia indicaba que no era suficiente y que cada día bajaban la intensidad de la búsqueda.
Desde el primer día, Édgar Vargas, su padre, inició la búsqueda por cuenta propia. Caminó por las dunas, revisó playas y hasta se metió al mar. "Sigo en el desierto, vine a las dos de la mañana, sigo buscando a mi piloto", decía.

Ashley Vargas desapareció el 20 de mayo durante una prueba de instrucción para graduarse como piloto
En medio de la búsqueda, un falso aviso angustió aún más a la familia Vargas Mendoza. A los tres días de la desaparición, recibieron una llamada donde un supuesto pescador decía tenerla con vida, deshidratada y a 180 millas mar adentro. Por lo que pidió dinero para el rescate. Pero solo se trataba de una mentira para intentarlo estafar ante la desesperación de la familia.
Mientras tanto, partes del avión fueron encontrados cerca de la playa Mendieta, dentro de la Reserva de Paracas. En paralelo, testigos como Nicolás Román, un guía turístico, contaban haber visto una aeronave con humo negro sobre el mar el día del accidente.
También aparecían denuncias graves de que los asientos eyectables no habrían recibido mantenimiento, que había órdenes de silencio, que algunos oficiales sabían de las fallas.
El abogado de la familia, José Ocampo, señaló que el accidente podría tratarse de una posible falla en los pirocartuchos, el sistema que activa el asiento de eyección, pudo haber impedido que Ashley salvara su vida. Y si eso se confirma, no se tratará solo de un accidente, sino de una negligencia. “Se ha hablado más del avión que de mi hija”, lamentó su padre.
¿Por qué cayó el avión? ¿Hubo una falla técnica? ¿Se pudo evitar la tragedia? Son preguntas que ahora cobran más fuerza. Pero mientras llegan las respuestas, lo único cierto es que Ashley fue encontrada en el mismo lugar donde desapareció, sola y abrazada por el mar, como si nunca hubiera querido irse.
Lamentablemente, su familia se enteró de este hallazgo a través de las noticias y no por la FAP.
La Fuerza Aérea del Perú afirma perder un miembro vital de la familia institucional y lamenta profundamente la pérdida. Pero para la familia de Ashley, el duelo no termina con el hallazgo. Comienza, en realidad, una nueva etapa de pedir las investigaciones correspondientes para llegar a la verdad del caso.