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Sociedad

Documentos secretos confirman que el Ejército "no estaba preparado" para protestas en Ayacucho

Archivos muestran que ante las protestas no existía un equipo correspondiente ni un protocolo de acción, y que acciones se realizaron según "decisiones individuales" de cada uno de los soldados desplegados.

Alberto Otárola, hoy titular de la PCM, estaba a cargo del Mindef cuando se incurrió en tal nivel de improvisación reconocida por el Ejército. Foto: composición de Fabrizio Oviedo/La República/Deutsche Welle
Alberto Otárola, hoy titular de la PCM, estaba a cargo del Mindef cuando se incurrió en tal nivel de improvisación reconocida por el Ejército. Foto: composición de Fabrizio Oviedo/La República/Deutsche Welle

Un informe presentado este viernes por el podcast periodístico La Encerrona muestra una serie de documentos que las Fuerzas Armadas se oponía a entregar, archivos que muestran las acciones adoptadas por el Ejército el 15 de diciembre del 2022, cuando se registró un total de 10 fallecidos durante las protestas en Ayacucho. Según el informe, los soldados que fueron desplazados en el aeropuerto de dicha ciudad "tuvieron que tomar decisiones individuales", una muestra de improvisación total. Todo ello bajo la gestión de Alberto Otárola, quien en ese momento ejercía como titular del Ministerio de Defensa.

El documento, titulado 'Informe operativo de acciones militares' y dirigido al comandante general Jesús Vera Ipenza, contenía más de 500 páginas en las que, según el informe de este micronoticiero digital, "más de un mando militar admite que el Ejército no estaba preparado para controlar las protestas".

Falta de equipo antimotines e improvisación generaron abuso de la fuerza

Entre estas afirmaciones surgen explicaciones respecto a la improvisación con la que se gestionó aquellos días. Una de ellas es la del teniente EP Carlos Núñez, quien afirmó que la patrulla que comandaba "no tenía equipo contra motines o disturbios civiles", y que, en consecuencia, "el personal salió con uniforme UNIPAT, birrete, fusil galil de dotación (...); no diseñados para hacer frente de manera eficiente a manifestantes violentos.

En su declaración incluso se detalla el uso desproporcionado de la fuerza y el conocimiento de que no se contaba con "armas no letales, castos, escudos protectores, entre otros", por lo que se respondió con fusiles.

 Ejército no quiso entregar el documento requerido por acceso a la información. Foto: La Encerrona/Twitter

Ejército no quiso entregar el documento requerido por acceso a la información. Foto: La Encerrona/Twitter

Otra carencia que se confirmó en estos documentos es que dicho equipo "no disponía de un sistema de comunicaciones que facilite el comando y control oportuno y eficiente de la fuerza", lo que generó que los soldados tuviesen que usar sus teléfonos personales para comunicarse entre ellos.

El mismo teniente Núñez admite en este informe que, ante las condiciones de violencia, "cada integrante de la fuerza expuesta a las agresiones de los manifestantes tuvieron que tomar decisiones individuales sobre el uso gradual de la fuerza (sic)".

La postura de Núñez fue respaldada por el capitán de infantería Carlos Montalvo, así como por el técnico de primera, Alberto Bravo, quienes reincidieron en la postura de la urgente necesidad de que "las patrullas deben contar con equipo antimotines y armas no letales"; en el caso del primero, "para velar la protección de cada individuo"; en el caso del segundo, "para salvaguardar la vida de la población".

Municiones por montón

Otro detalle que resalta este informe difundido por el canal de investigación es la cantidad de cartuchos y fusiles de guerra empleados durante la incursión del Ejército en el aeropuerto de Ayacucho. Según este informe, solo ocho patrullas reportaron el uso de por lo menos 800 municiones de calibre 5,56 mm.

No obstante, este número ni se acerca al total de proyectiles utilizados del 14 al 16 de diciembre del 2022, ya que, según La Encerrona, "varias patrullas no las reportaron a pesar de que reconocen que hicieron disparos al aire".

El total de soldados desplegados para dicha incursión militar fue de 250 soldados, cada uno con un fusil de guerra y más de 16.000 cartuchos de calibre 5,56 mm.