Jorge Torres reaparece tras ser vinculado con la muerte de Andrea Vidal
Sociedad

“Nunca se van a olvidar de un hijo que recibió una bala en la cabeza”

Luis Humberto Béjar. Es religioso y expárroco de la parroquia de Pucará, quién pidió la renuncia de Dina Boluarte.

No se calló. Luis Humberto Béjar dice que si se respeta la ley los responsables de crímenes deben rendir cuentas a la justicia. Foto: Liubomir Fernández/La República.
No se calló. Luis Humberto Béjar dice que si se respeta la ley los responsables de crímenes deben rendir cuentas a la justicia. Foto: Liubomir Fernández/La República.

Luis Humberto Béjar tiene nacionalidad argentina. Hasta el 10 de enero fue sacerdote de la parroquia del distrito de Pucará (Lampa). Hasta esa fecha, 29 personas habían perdido la vida en el país por las protestas contra el Gobierno de Dina Boluarte. La crisis política obligó al religioso apelar a las redes sociales para pedir la renuncia de la mandataria. El obispo de Puno, Jorge Carrión, le pidió su renuncia a la iglesia en Pucará y se tome un año sabático. Luis Béjar, partió a Argentina, después de 26 años de servicio religioso en Puno. Retornó al Perú y habló con La República en la ciudad de Juliaca.

- ¿Cómo entender su salida abrupta del país y ahora cómo ve Puno, después de las protestas?

Digamos me fui de vacaciones ante cierto atentado que podría ocurrir. Salgo de la parroquia, aunque no estaba de acuerdo con la forma, porque me querían ayudar, ante cualquier posible atentado.

- ¿Fue por pedir la renuncia de Dina Boluarte?

Sí. Más que eso es por haber llamado a una paz sin violencia. Me conmovió las 29 personas muertas. No podía quedar exento ante este hecho. Después sucede lo que pasó aquí en Juliaca [donde murieron 18 personas], que fue mucho más doloroso.

- En Puno, se registraron más víctimas a diferencia de otras regiones. ¿Qué cree que pasó?

Nadie se merece ser asesinada. Lo que yo dije, lo dije. Ahora lo dice la Corte Interamericana de Derechos Humanos, Amnistía  Internacional, la ONU. Lo más importante ahora es la intervención de los organismos de Derechos Humanos. Van a tener que dar explicaciones. No soy quién para pedirles explicaciones, pero sí soy una persona como cualquier persona que se conmueve ante el dolor humano y eso es irrenunciable para cualquier cristiano y cualquier persona.

- ¿Estamos ante una dictadura  como la que se vivió en varios países de Latinoamérica?

Considero que no estamos a ese nivel. La dictadura de la década de los 70, y 80, lo que se vivió con el fujimorismo, y lo que sucedió con Sendero Luminoso, fue muy cruda y muy sangrienta. América Latina en la década del 70 y 80, estaba con todos los golpes militares de personas han sido juzgados  por delitos de lesa humanidad. En esta época también van a ser juzgados por delitos de lesa humanidad, si lo considera la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

- ¿Entonces cuál es la característica del actual Gobierno?

Han cometido estos graves errores y después se frenaron [y por eso] van a tener que rendir cuentas.

- ¿Cómo calificaría al Gobierno actual?

Yo creo que ha cometido muchos exabruptos y como dijo monseñor Pedro Barreto, es un gobierno manchado de sangre. Aquí el problema de fondo, no son  los expresidentes, o Pedro Castillo, sino el neoliberalismo que sigue creando desigualdad. (…).

- Para usted, ¿ha habido un golpe de Estado por parte de Pedro Castillo?

No soy constitucionalista. Habrá que escucharlo a  Guido Croxatto, que defiende a Pedro Castillo. Si me preguntas una pregunta personal, no tendría que haber dicho lo que dijo. Yo no estoy de acuerdo con lo que dijo de cerrar el Congreso. [Ahora] nunca se cerró el Congreso.

- Pedro Castillo, fue una esperanza. ¿No cree que cometió errores?

Ha sido una esperanza porque representaba al interior, a las culturas. Desde que asumió la presidencia lo condenaron y lo persiguieron durante todo el Gobierno. Ahora no se persigue a nadie. Ahora están callados, yo no sé por qué. Según los constitucionalistas, no se han respetado los cánones para sacar a un presidente.

- Qué decir del altiplano puneño, en cuyo escenario nunca antes se había registrado una lucha política de cuatro meses.

La gente del pueblo no estaba dormida y ha despertado (...) . Fue un signo tan  fuerte, que despertó a tanta discriminación de muchos años. (…) Se ha dignificado el pueblo.

- ¿Estaban adormecidos?

Tal vez con ciertos discursos repetitivos, como por ejemplo, llegar al éxito, la meritocracia.

- ¿Cuál sería una política alternativa sin pensar en comunismo ni socialismo?

Yo considero que hay que volver a las fuentes de la política, y eso es revalorar al ciudadano como ser humano. Y el ser humano es ser político. El fin de la política es el bien común. Con que recobremos que los gobiernos, que son elegidos por el pueblo, tengan como finalidad el bien común, con eso está muy bien.

- Después de 18 muertos en Juliaca, dos muertos en Carabaya, seis soldados ahogados en Juliaca, ¿cree que Puno, olvidará fácilmente?

No se olvida la muerte de un hijo o una hija, cuando muere, por ejemplo por una enfermedad. Un accidente es crítico porque es arrebatarle rápidamente la vida. Nunca se van a olvidar de un hijo que recibió un perdigón o una bala en la cabeza. No hay que matar a nadie. Porque si no estaríamos en contra del derecho. Las leyes ayudan a regular nuestras acciones cuando están en contra. Dejemos que el derecho y la Corte interamericana actúen y sean condenadas las personas que son responsables de todo esto. Yo espero que la sociedad de Puno, siga levantando la cabeza ante cualquier opresión de alguien que quiera ir en contra de la dignidad del ser humano. Nadie tiene que ser pisoteado. Tenemos que mejorar nuestra educación. Tenemos que pedir que haya una educación libre, gratuita y saludos para todos.