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Sociedad

Emprendedores en el último lugar del mundo

Arequipa. En el distrito de Cayarani, ubicado en la frontera entre Arequipa y Cusco, los pobladores emprenden y mejoran su calidad de vida gracias a la capacitación que les da Foncodes. Les dan tecnología y capacitación en agricultura y crianza de animales. Luego lo sembrado o fabricado debe llegar al mercado.

Logro. Urbano y su familia hoy tienen truchas, cuyes y un fitotoldo con los que sobrevivieron durante la pandemia.
Logro. Urbano y su familia hoy tienen truchas, cuyes y un fitotoldo con los que sobrevivieron durante la pandemia.

Colaboración de Roberth Orihuela

Arequipa. Urbano Ahuate muestra con orgullo las fresas de su fitotoldo. Hace dos semanas cosechó las primeras y ahora hay otro tanto que maduran. Además tiene verduras y hortalizas que siembra y cosecha hace un año. Durante la pandemia, cuenta, no sintió hambre porque en su casa tenía todo para vivir. Pues también tiene una piscigranja donde cría truchas. Además cuyes que alimenta con pastos mejorados.

Sus terrenos están sembrados de papas y granos andinos como quinua, cebada, avena y cañihua.

“Gracias a Foncodes no nos falta nada. A pesar de que estamos a más de 4 mil metros sobre el nivel del mar, aquí hay hasta lombrices de tierra que usamos para elaborar abonos naturales y alimentar las truchas”, dice Urbano, mientras muestra su casa, ubicada en el distrito de Cayarani (Condesuyos), límite por Cusco. Es increíble, pero lo real es que es más fácil llegar a Cayarani por territorio cusqueño.

Foncodes llega hasta una de las zonas más alejadas de la región Arequipa, Cayarani. Foto: La República

Foncodes llega hasta una de las zonas más alejadas de la región Arequipa, Cayarani. Foto: La República

La influencia cusqueña en Cayarani es notoria. Al igual que muchas, la esposa de Urbano, Nieves Huamaní, lleva puesto un sombrero y pollera chumbivilcanos. La moda de flores multicolores gusta entre las cayarinas. Y los hombres también han sucumbido a las costumbres. Algunos practican el Takanakuy, una fiesta en la que se pelea para resolver rencillas entre vecinos. Además, la mayor parte del comercio lo hacen con Pulpera —el pueblo más cercano—, Santo Tomás y Espinar.

La chispa adecuada

Cayarani es uno de los distritos en los que el Fondo de Cooperación para el Desarrollo Social (Foncodes) ejecuta el programa Haku Wiñay (Vamos a crecer). El jefe de la Unidad Territorial Arequipa de Foncodes, Gerardo Lovón Zavala, explica que la idea no es ser un programa asistencialista que solo entrega dinero, sino que está proyectado para enseñar capacidades a los pobladores con el fin de que puedan crear su propio sustento con el mínimo de inversión. En pocas palabras: “Enseñamos a pescar y no solo damos pescado”, apunta el funcionario.

Foncodes no llegó a Cayarani por mera casualidad. Lovón Zavala detalla que Haku Wiñay tiene mapeados los pueblos más pobres del país. El diagnóstico de Cayarani es especialmente difícil. De acuerdo al mapa de pobreza del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) esta comuna tiene un 42.9% de pobreza, porque viven básicamente del autoconsumo. Crían auquénidos andinos, algunas vacas y en temporada de lluvias siembran papas y granos andinos. La Gerencia Regional de Salud también ha determinado que el 62.5% de los niños tiene anemia, un mal provocado por la falta de hierro en la sangre.

Foncodes entrega a las familias tecnología para mejorar sus viviendas. Se trata de cocinas mejoradas, que evitan el humo causante de diversos males. Foto: Edson Flores Silloca

Foncodes entrega a las familias tecnología para mejorar sus viviendas. Se trata de cocinas mejoradas, que evitan el humo causante de diversos males. Foto: Edson Flores Silloca

La intervención de Foncodes se logró gracias a la iniciativa del municipio y de los mismos pobladores. “Lo que hace Foncodes es focalizar a al menos 400 familias del distrito. Pero necesitamos que los pobladores estén dispuestos y el apoyo del municipio. No con dinero sino con su mano de obra y un local. Esas son sus contrapartidas”, explica el jefe territorial de Foncodes.

Haku Wiñay tiene tres etapas de intervención en 3 años. En el primero se entrega a las familias tecnología para mejorar sus viviendas. Se trata de cocinas mejoradas, que evitan el humo causante de diversos males, la instalación de un biohuerto pequeño, entrega de animales menores como cuyes, gallinas y truchas, y también de granos y semillas mejoradas para el cultivo. Como en el caso de Urbano.

En el segundo año de intervención Foncodes promueve la asociatividad para formar emprendimientos. Tres o más pobladores se juntan para plantear una idea de negocio utilizando los recursos y experiencia con los que cuentan. Foncodes les entrega tecnología y capacitación.

Arturo Ccallo Inga es el yachachiq (Maestro o sabio) que trabaja de la mano con los pobladores. Viaja por todo el distrito para ayudar a los emprendedores a sacar adelante sus ideas. Sentado junto a una de las piscigranjas de Visca Visca explica que el impulso de Foncodes es muy importante. “Aquí tenemos los recursos. Hay agua, el clima es ideal, pero faltaba esa chispa, que la ha dado Foncodes. Ahora vendemos las truchas a los restaurantes del distrito y hasta nos piden desde Pulpera y Esquina (Cusco). Y hay otros emprendimientos que están generando ingresos para las familias”, cuenta.

Para los emprendimientos de elaboración de productos lácteos, como queso y yogurt, Foncodes compró refrigeradores, una máquina quesera, entre otros Foto: Edson Flores Silloca

Para los emprendimientos de elaboración de productos lácteos, como queso y yogurt, Foncodes compró refrigeradores, una máquina quesera, entre otros Foto: Edson Flores Silloca

En este distrito hay un total de 20 emprendimientos. Cada uno cuenta con una inversión de S/ 15.600, que no se entrega directamente en efectivo. El monto se utiliza para pagar a un especialista que los capacite por tres meses y en la compra de implementación. Por ejemplo, hay dos emprendimientos para la elaboración de productos lácteos, como queso y yogurt. Para ambos Foncodes compró refrigeradores, una máquina quesera, mesas para hacer el queso, termómetros y otros instrumentos básicos para este rubro. Hoy incluso compran leche a sus vecinos, creando un círculo productivo que antes no conocían.

En el tercer año, Foncodes promueve que los emprendedores se formalicen, busquen créditos y nuevos mercados. En resumidas cuentas, que se conviertan en pequeños empresarios y que generen sus propios ingresos. Algunos de estos emprendimientos ya tienen esa mirada. Como en el caso de Beto Quispe Vargas. Hoy la mayoría de los pobladores han dejado los burros y caballos por las motos y Beto vio una oportunidad porque es el único taller del distrito. Foncodes lo apoyó con la compra de implementos como compresora y soldadora, y ahora este mecánico está pensando en ampliar su taller para ser como otros de Espinar, donde trabajó.

Gerardo Lovón explica que el objetivo de Haku Wiñay es que la población más pobre alcance calidad de vida sin necesidad de tener que migrar a las grandes ciudades. Y eso mismo está pasando en Cayarani. Algunos de los jóvenes que volvieron durante la pandemia se han quedado porque han visto una oportunidad de progreso en su pueblo. “Ahora sentimos que podemos seguir solos”, dice el yachachiq Arturo Inga mientras pesca una trucha y la muestra. Lista para freír.

Arequipa. Beto Quispe vio una oportunidad porque es el único taller del distrito.

Arequipa. Beto Quispe vio una oportunidad porque es el único taller del distrito.