Transporte público: Desde dónde podría venir la tercera ola del COVID-19
Arequipa. Fue la región más castigada con la pandemia. Los muertos se acercan a los siete mil. Pese a ese doloroso saldo todavía no se toma conciencia. En los buses urbanos es común apreciar pasajeros apretujados con mascarillas mal usadas, ventanas cerradas, etc.
La rutina en un bus o una coaster del servicio de transporte público de Arequipa, funciona como un antimanual para el contagio de la COVID-19: ventanas cerradas, mal uso de mascarillas y nulo distanciamiento. Ante la llegada de la variante ómicron a Perú, mutación más contagiosa del Sars-Cov-2, especialistas señalan que este transporte sin protocolos, podría ser uno foco de transmisión y desde dónde podría impulsarse una tercera ola.
Una simple observación denota las deficiencias y riesgos. El martes, un conteo de treinta unidades consecutivas por la avenida Ejército, comprobó que todos los choferes portaban el barbijo bajo el mentón. Y los pasajeros, tampoco lo utilizan bien: por debajo de la nariz o la quijada, o solo llevan una mascarilla quirúrgica (en muchos casos desgastada) o una de tela. Lo recomendable es un respirador KN95 o doble mascarilla.
Se repiten prácticas contra el sentido común: gente que se baja el barbijo al entrar al vehículo (un espacio cerrado o semicerrado). Se lo vuelven a colocar para volver a la calle, un ambiente al aire libre con menor riesgo. Parece que dos años de pandemia, no dejaron enseñanzas.
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Otro caso de mal aprendizaje es el uso de las ventanas, que deben estar abiertas para garantizar la ventilación y disminuir la concentración de aerosoles. Pero estas son cerradas por los viajeros. Un reclamo, puede llevar a situaciones tensas. Por ejemplo, el jueves, dentro de un bus que se dirigía a Ciudad Municipal, un pasajero que hablaba por teléfono con la mascarilla bajo el mentón, cerró su ventana lateral, generando la protesta de otro sentado atrás.
- ¡Amigo, no cierres las ventanas pues…!
- ¿Qué cosa? ¡A mí me hablas bonito ah!
- ¡Te hablo bien! ¡Pero la ventana tiene que estar abierta!
- ¡Ya! Abriré así (una distancia de 5 centímetros). ¿Contento?
Pero estas escenas, con pasajeros que reclaman por los protocolos son raras. La resignación suele ser el mejor camino para llevar la fiesta en paz.
Y también, en la fiscalización de la Municipalidad Provincial de Arequipa. Según la ordenanza vigente, no debería permitirse ningún pasajero parado. Pero no se controla por los inspectores ediles. En horas puntas, los vehículos viajan repletos. Así se espera la llegada de la variante ómicron. La semana pasada, el Comando COVID-19 anunció que se obligaría a los pasajeros a usar el carné de vacunación. Sin embargo, nadie cumple la norma. Los transportistas señalan que les falta personal para exigir el documento. La municipalidad ha renunciado a su condición fiscalizadora.
Algunos pasajeros no respetan medidas de bioseguridad como llevar correctamente las mascarillas. Foto: Wilder Pari/La República
Los riesgos de ómicron
Estas condiciones de viaje en el transporte son habituales desde agosto, cuando atenuó la segunda ola. La inmunidad de la gente, generada por vacunación o enfermedad natural, habrían contenido nuevos repuntes, a pesar de la predominancia de la contagiosa variante delta. Con ómicron, esto podría cambiar e iniciar una tercera ola, sostiene Jorge Ballón, jefe del Laboratorio de Biología Molecular de la UNSA.
“El problema con la variante ómicron, es que es más transmisible y puede contagiar incluso a vacunados. El riesgo del transporte público es una realidad”, expresó el especialista. Recordó que, en menos de dos días, en Lima, pasaron de 12 casos a 47 de ómicron. Autoridades de salud de Arequipa, no descartaron que la mutación ya esté circulando en la ciudad.
Por su parte, el médico Mijail Villar, señala que el transporte público sí es un foco de contagio. Y que, con menos protocolos, aumenta la probabilidad de transmisión. Pero las medidas de bioseguridad no se trabajan por separado, funcionan en convergencia. Por ejemplo, abrir las ventanas tendrá un efecto reducido si el bus va repleto y los pasajeros usan mal las mascarillas. El riesgo aumenta si el tiempo de exposición es mayor a 20 minutos. Prevé que, como en otros países, con omicrón los contagios de COVID-19 superen a la segunda ola, pero la vacunación disminuiría la hospitalización.
Ambos especialistas, explican que la vacunación, reduce la probabilidad de contagiar o ser contagiado, pero no es infalible. Como con variantes previas del Sars-Cov-2, ayudaría sobre todo a evitar la enfermedad grave. Observaciones preliminares, indican también que muchos casos severos por ómicron, son en no vacunados. Ballón y Villar recomiendan acceder a la vacuna de refuerzo.
Ballón recomendó a los pasajeros hacer respetar sus derechos dentro del transporte, aunque generen roces como el descrito. O también, optar por no subir a buses repletos y sin protocolos. No descarta que tras un eventual aumento de casos por ómicron, las personas vuelvan a extremar los cuidados. “Desgraciadamente, los peruanos estamos hechos al castigo. Mientras la realidad no nos choque en la cara, no tomamos medidas de seguridad”, expresó
El origen del problema
El transporte público en Arequipa tiene su propia problemática, como una vía sin salida. Desde la Municipalidad de Arequipa, sostienen que no hay suficientes unidades para cubrir la demanda en determinadas rutas. Esto explicaría la aglomeración dentro de los buses. Pero las pistas también ya están saturadas de vehículos. En la gestión de Omar Candia, se volvió a abrir el padrón de Setare (permisos de taxi).
Para cubrir parte de la demanda insatisfecha, la comuna provincial estudia una ordenanza para formalizar a unidades ilegales. Empero, la iniciativa despierta suspicacias, tras la difusión de unos audios de la campaña 2018, donde Candia ofrecía a transportistas informales, incluirlos en el Sistema Integrado de Transportes a cambio de apoyo.
Sin control. La fiscalización municipal quedó rebasada.