Voluntario peruano de vacuna candidata en EE. UU.: “Lo hago por mis hijas y por los más jóvenes”
Luis Felipe Polo (56), natural de Huancayo y hoy docente universitario en el país norteamericano, brindó su testimonio tras ser inoculado con la primera dosis de la candidata a vacuna del laboratorio Pfizer-Biontech.
Por Melina Ccoillo y Ernesto Carrasco.
“Lo hago por mis hijas, mis sobrinos, los hijos de mis amigos, por los más jóvenes, para que no sufran las consecuencias de este virus”, dice Luis Felipe Polo (56), un peruano natural de Huancayo que hoy se desempeña como docente universitario en Estados Unidos. Allí fue seleccionado como voluntario de los ensayos clínicos de la candidata a vacuna contra la COVID-19 del laboratorio Pfizer-Biontech.
Fue el 10 de setiembre que recibió la primera dosis y la segunda está pactada para el 1 de octubre. “Unas cuatro semanas después de enviar mi solicitud, me hicieron una entrevista telefónica en la que me consultaron sobre mis condiciones de salud, por ejemplo si había tenido males preexistentes. Una vez que pasé ese filtro, me acerqué al laboratorio. Allí me hicieron la prueba del hisopado, me sacaron sangre y realizaron un chequeo médico con las mismas preguntas que en la llamada”, detalla el profesional.
Todo este proceso duró unas seis horas y, tras ello, Luis Felipe fue llamado la ser inoculado con la primera dosis de la candidata a vacuna. Esperó 30 minutos, le entregaron una copia del contrato y una tarjeta de ayuda médica de primeros auxilios. “Si tengo un accidente, lo muestro y el médico tratante sabrá que soy parte de los ensayos clínicos para que no me inyecten algo en contra".
Los voluntarios de este laboratorio son monitoreados durante 24 meses y deben continuar con sus medidas de aislamiento.
Aunque ha sentido algunos dolores durante los primeros días, tiene plena confianza en los especialistas, pues reportó sus síntomas a través de una aplicación desde su celular y ellos se comunicaron de inmediato.
“El mismo jueves tuve dolor de cabeza y en el hombro en el que me inyectaron. El domingo tuve un ligero dolor de garganta. Y los días martes y miércoles tuve un dolor muscular fuerte de pecho. Lo reporté, me dieron una pastilla y me pasó”, cuenta Luis Felipe y agrega que los profesionales de la salud le brindaron un kit de hisopado para que se lo realice en caso tenga sospecha de estar infectado con el nuevo coronavirus.
Pero no es la primera vez que Luis Felipe colabora con la salud, debido a que hace unos años (2001) donó médula ósea a su hermano que padecía de leucemia, y que hoy es maratonista. Cada vez que puede, también dona sangre.
“Pongo el hombro porque quisiera que se descubra de una vez la vacuna, que mi cuerpo sirva para cualquier tipo de ensayo”, afirma Luis Felipe, quien, además de ser un profesional de destacada trayectoria internacional, con esta acción ha demostrado una vez más su solidaridad.