Política

Elvia Barrios: “Vivimos un profundo deterioro institucional y social”

La presidenta del Poder Judicial reflexiona sobre su recorrido profesional y del funcionamiento de organismos como el Ministerio Público

Trabajo. Barrios será presidenta del Poder Judicial hasta enero del 2023. De su gestión destaca lo que llama la “transformación digital”. Hay temas pendientes. Foto: Marco Cotrina/La República
Trabajo. Barrios será presidenta del Poder Judicial hasta enero del 2023. De su gestión destaca lo que llama la “transformación digital”. Hay temas pendientes. Foto: Marco Cotrina/La República

La presidenta del Poder Judicial, Elvia Barrios, responde en la siguiente entrevista sobre diferentes temas. Y también hace un repaso a los inicios de su carrera judicial, cuando, joven, siendo fiscal, llegó a Ayacucho en la época más dura del terrorismo. Un recuerdo que, a pesar de los años transcurridos, todavía la emociona.

El presidente Castillo está siendo investigado por presuntos actos de corrupción. ¿Qué ideas le sugiere eso?

— De manera general, vivimos un profundo deterioro institucional y social y tenemos que tomar medidas al respecto. El panorama es incierto y las instituciones públicas tenemos la obligación de encontrar salidas a esta crisis. En las instituciones hay una crisis de valores, hay actos de corrupción.

¿El deterioro institucional alcanza al Poder Judicial?

Hemos tenido una serie de crisis que estamos superando. Partimos de reconocer las debilidades institucionales.

Hubo un debate sobre si se debía investigar o no a un presidente en ejercicio. ¿Qué opina?

— Todos los funcionarios podemos ser investigados.

El caso Cuellos Blancos es emblemático para el Poder Judicial…

— Por supuesto.

¿Qué le han parecido los cambios efectuados por la fiscal Patricia Benavides en el equipo que ve el caso?

No puedo opinar al respecto, respeto la decisión…

Sé que el Ministerio Público es independiente. La pregunta es porque es un caso que vincula directamente al PJ.

— Ella es la fiscal de la Nación e imagino que tiene una estrategia de actuación y no puede estar develándola. Yo haría mal en opinar sobre actos de gestión que ella realiza.

¿Le preocupan o no esos cambios?

Todo cambio implica una meditación. Imagino que la señora fiscal, con experiencia, habrá evaluado ello.

En apariencia, la fiscal ha tenido injerencia en un caso que involucra a su hermana, Emma Benavides. ¿Quién debe responder por eso?

La doctora Emma Benavides es jueza del PJ y hay un proceso de por medio y en la misma línea no puedo pronunciarme para no afectar la independencia ni la objetividad con la que tiene que actuar el MP.

¿Confía plenamente en la nueva fiscal de la Nación?

— Confío en los actos que realizo como presidenta del PJ.

¿Cuáles son los avances del caso Cuellos Blancos?

Tenemos algunos procesos ya en trámite y que están para juzgamiento oral.

¿Cuántos?

No tengo el número exacto de los procesos. Los maneja cada sala.

Deja el cargo en unos cinco meses. ¿Qué se ha avanzado hasta el momento?

— Transformar digitalmente al PJ. Se ha implementado el expediente judicial electrónico en materia civil y hemos creado aplicativos de acceso público que permiten al ciudadano controlar la actividad judicial día a día. Sí me hubiese gustado que se avanzara con la Autoridad Nacional de Control (ANC), pero soy sincera: la pandemia nos ha afectado porque, lamentablemente, tengo algunos jueces que creen que hacer el trabajo remoto es la solución y no la es. Ya es momento de que vengan a sus despachos judiciales.

Ha habido dos concursos en la JNJ para la ANC.

— Fíjese la gran crisis que tenemos, porque no encontramos profesionales idóneos para determinados cargos.

Quizás los idóneos no quieren trabajar en el PJ.

Ah, algunos le tienen miedo porque es muy fácil desde fuera tirar piedras. Pero ponte ahí al lado de la ventana y asume tu responsabilidad.

Hablando de piedras, le tiran algunas al PJ porque dicen que se entromete en asuntos del Congreso. ¿Qué responde?

— Que no hay zona exenta de control. Hacemos dos labores, una jurisdiccional y otra constitucional a través de acciones de garantía que llegan hasta el Tribunal Constitucional. No necesariamente somos infalibles, pero hay una garantía del proceso, que es la pluralidad de instancias.

¿Ustedes están obligados a ver todas las demandas que se les presenten?

Sí, por una modificación del Congreso con relación a la admisión de las acciones de garantía. La norma establecía que si yo, juez, preliminarmente veía que una demanda no era viable, la podía rechazar. Pero el Legislativo dio una ley obligando a todos los jueces del país a que todas las acciones de garantía se admitan, tramiten y encima se hagan audiencias orales.

¿Los han sobrecargado?

— En un 30%. De suerte tal que puede llegar una demanda absolutamente arbitraria e irracional, pero se le tiene que dar el trámite correspondiente.

¿Al Congreso le falta mayor conocimiento jurídico?

— Yo no sé por qué dieron esa norma. Nosotros sí hemos planteado la inconstitucionalidad de la norma porque afecta la independencia judicial.

¿Qué piensa del caso del congresista Freddy Díaz? (Pregunta hecha antes de que se conociera que el PJ ordenó el impedimento de salida del país por 9 meses, pero rechazó la detención preliminar).

— Las instituciones tienen que cumplir sus obligaciones. Al que le compete denunciar el hecho y pedir la medida cautelar es al MP y nosotros resolveremos en su momento. Lo que sí puedo decir es que tenemos que entender que vivimos en una sociedad machista y patriarcal, que estereotipa a las mujeres. Hay que trabajar en ello, implementar una estrategia adecuada para erradicar esos patrones y la discriminación contra la mujer.

Usted lamentó que el presidente Castillo no abordara estos asuntos en su mensaje.

Hay un franco retroceso para erradicar la violencia contra las mujeres.

¿En este Gobierno?

— Sí. Se implementó un sistema especializado de justicia con jueces con enfoque de género para que pudieran sancionar y proteger a las víctimas de violencia. El 2020 nos dieron presupuesto para implementarlo en ocho distritos judiciales. En el 2021 no nos dieron absolutamente nada. Y este año tampoco. En el discurso se dijo “estamos combatiendo la violencia”. Oye, ¿con qué combates la violencia? Con políticas públicas coherentes que suponen presupuesto. Eso no hay. El discurso es simbólico y, en la práctica, no estamos haciendo mucho.

Castillo. Para Elvia Barrios, “todos los funcionarios podemos ser investigados”. Foto: Marco Cotrina/La República

Castillo. Para Elvia Barrios, “todos los funcionarios podemos ser investigados”. Foto: Marco Cotrina/La República

¿Le fue más complicada su carrera por ser mujer?

— Claro que sí. Siempre me vieron como “pobrecita, es mujer”. Empecé muy joven y, tengo que decirlo, tuve que masculinizarme un poco. Cuando iba a una dependencia provincial, me miraban con poca consideración y respeto.

¿Qué es masculinizarse?

— Tenía que engrosar la voz. “Señor, tráigame su registro de detenidos” (la entrevistada cambia el tono de su voz).

¿Le servía?

Aunque parezca mentira, sí. Ya no me veían como la jovencita menuda, delgadita, débil. Felizmente eso ha cambiado en el PJ. La muestra está en que soy la presidenta.

Siendo fiscal, llegó joven a Ayacucho, en la peor época del terrorismo. ¿La marcó?

— Por supuesto. Recuerdo la música, enterrando cada día a una persona, o a un funcionario, a un juez, a un fiscal. Recuerdo los toques de queda, las bombas, los ataques. La otra vez encontré un parte sobre un artefacto explosivo que me pusieron. Y otro documento en el que la Policía se quejaba de que me metía a los calabozos y no respetaba la seguridad. Es que yo veía denuncias de desaparecidos. Visto históricamente, eso es un distintivo.

¿La terruqueaban?

— Ah, claro, me terruqueaban. Imagínese, sanmarquina, amante de Mercedes Sosa, amante de Jara, de Facundo Cabral, imbuida en la poesía… andaba con mi casete, escuchaba mi música. Me veían como terruca: “Sanmarquina, escucha esa clase música, esta es terruca”.

El terruqueo sigue siendo cuota importante del debate político actual. Hay cosas que no se superan.

— Es que somos una democracia muy primaria. En 200 años no hemos tenido muchos gobiernos democráticos, como que todavía estamos gateando. Nos falta mucho para madurar como sociedad.

Hace poco se entregaron los restos de Accomarca. Debe haber sido un momento especial para usted.

Sí. Era dramático, muy fuerte ver a niños, niñas, mujeres mutiladas, quemadas, incineradas. Gente humilde, pobre, vulnerable. No dejo de conmoverme por lo que viví. Le cuento una anécdota. Yo desenterré los cadáveres en Accomarca y, exactamente 33 años después, esa causa se vio en la Corte Suprema, en la sala donde yo me encontraba.

Me inhibí por haber sido fiscal. Pero mis colegas dijeron: “Nos vamos a escuchar el informe oral”. Habían condenado al general Mori Orzo, a Telmo Hurtado, a Rivera Rondón, etc. Y pensé: “Un día como hoy, hace 33 años, estaba desenterrando esas fosas”, justo cuando se está resolviendo la situación de quienes participaron en los hechos.

“Somos una sociedad conflictiva, agresiva”

¿Ha habido avances en la provisionalidad?

— Muy poco, muy poco. La provisionalidad de magistrados es atribuida a los presidentes de las cortes, a la presidenta del PJ. O a la JNJ. Pero eso está alejado de la realidad. Eso depende del Ministerio de Economía para que nos dé el presupuesto necesario para convocar a concurso. Un juez supernumerario percibe menos que uno titular. Estamos llegando casi al 30% de supernumerarios. Es bastante.

¿Qué reflexión hace de este periodo? Con poderes enfrentados, el PJ al medio.

— En todo caso digamos que quienes ejercen actividad política están siendo examinados por el sistema de justicia.

A lo que voy es que el PJ se ha convertido en una especie de actor de reparto de este caos político.

Metafóricamente, este es el escenario en el que desfilan los políticos. Siempre ha sido así, con mayor intensidad en estos años. Me ponía a pensar la otra vez en la necesidad de todos los ciudadanos de tener bienestar común, de vivir pacíficamente, y lamentablemente somos una sociedad conflictiva. La pandemia ha puesto en evidencia nuestra debilidad humana. ¿Hemos mejorado? No. Nos hemos convertido en una sociedad conflictiva, agresiva, desconfiada, incrédula. Las autoridades somos responsables: no hemos generado confianza.