El "zar antidrogas" de Perú, Rómulo Pizarro, aseguró hoy que el narcotráfico es "el principal enemigo" de su país y defendió la estrategia estatal de promoción de los cultivos alternativos a la producción ilegal de hoja de coca. En una semana en la que han muerto siete personas, entre ellas dos policías y dos erradicadores de hoja de coca, en ataques de presuntos terroristas aliados con traficantes, Pizarro remarcó que "el narcotráfico siempre va a tener un ejército contratado" para atacar a las fuerzas de seguridad. El funcionario, que preside la estatal Comisión Nacional para el Desarrollo y Vida sin Drogas (Devida), aseguró a los periodistas que las políticas de lucha contra las drogas "deben ser integrales y sostenidas en el tiempo". Pizarro, quien asistió hoy en Lima a una feria que promueve los cultivos alternativos, dijo que el apoyo a los campesinos para sustituir sus cultivos ilícitos de hoja de coca contribuye a mitigar la pobreza, a proteger el medio ambiente y a luchar contra las drogas. Perú es el segundo productor de hoja de coca en el mundo, después de Colombia, ya que entre 1999 y 2008 aumentó la superficie de estos cultivos en un 45 por ciento, hasta llegar a las 56.100 hectáreas, de acuerdo al último informe anual de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE). La fabricación potencial de cocaína también aumentó en Perú hasta las 302 toneladas, lo que equivale al 36 por ciento de la elaboración potencial mundial. Al respecto, Pizarro defendió la estrategia "integral" de la lucha antidrogas, basada en la sustitución y el desarrollo de cultivos alternativos, la interdicción y la rehabilitación de los adictos, aunque remarcó que respeta los cultivos legales de hoja de coca, que se usa de manera tradicional en el país. Perú tiene sembradas 82.000 hectáreas de cultivos de café, cacao y palma alternativos a la hoja de coca, principalmente en la región selvática de San Martín, en programas que implican a unas 84.000 familias. El representante de la oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) en Perú y Ecuador, Flavio Mirella, señaló hoy que 13 empresas dedicadas a cultivos alternativos lograron exportar sus productos en 2009 por un total 71,6 millones de dólares. Mirella remarcó, sin embargo, que estas empresas se ubican en la región San Martín, pero que en otras localidades donde no hay desarrollo alternativo y sí narcotráfico "hay pocos indicios de mejoras en términos básicos de desarrollo humano". Pizarro enfatizó, por su parte, en la necesidad de que se fortalezca la cooperación internacional, especialmente de Estados Unidos y Europa, países destinatarios de la droga. Admitió, asimismo, que existe el peligro de que las políticas de lucha contra las drogas en otros países "reboten" hacia Perú y generen violencia en zonas fronterizas como el Putumayo, limítrofe fronterizo con Colombia y Brasil. El tema fue comentado hoy también por los especialistas peruanos en narcotráfico Rubén Vargas y Ricardo Soberón, quienes se mostraron críticos con el manejo gubernamental de lucha antinarcóticos. Vargas y Soberón coincidieron en que la situación en el Valle de los Ríos Apurímac y Ene (VRAE, sudeste), que es una de las principales zonas de producción de hoja de coca y cocaína, es "grave" por la gran infiltración de los carteles y el nivel de corrupción que se ha detectado. En una reunión con la prensa extranjera acreditada en Lima, los especialistas insistieron en que el Estado carece de las fuentes de inteligencia necesarias para adelantarse a los golpes de los grupos narcotraficantes y a los remanentes de Sendero Luminoso que aún combaten en la selva. Coincidieron, además, en considerar que es un error calificar de "narcoterroristas" a los remanentes de Sendero, como hace el gobierno, y dijeron que eso implica ignorar el componente ideológico que mueve a sus militantes y que les permite contar "con grandes complicidades", en lo que Vargas llamó "territorios liberados". También dieron la alerta ante la "creciente penetración" de los intereses del narcotráfico en la política regional y local de las zonas donde se cultiva y procesa la coca. EFE