Congreso debate vacancia de Dina Boluarte en medio de una mayoría que anticipa su salida
A pocas horas de un debate clave, el Congreso de la República parece decidido a poner fin al gobierno de Dina Boluarte. Mientras las bancadas anuncian su voto a favor y la presidenta insiste en continuar hasta 2026, el país atraviesa una jornada de tensión y convocatorias de protestas.
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A las 11 de la mañana de este jueves, Dina Boluarte apareció en televisión para pronunciarse tras el ataque a la orquesta de cumbia Agua Marina. “Seguiremos trabajando hasta el último minuto del 28 de julio de 2026, para seguir otorgando a nuestra familia peruana un poquito de calidad de vida”, dijo. Horas después, el Congreso de la República inició el debate de moción de vacancia, con una mayoría parlamentaria inclinada a favor de destituirla. Mientras las bancadas adelantaban sus votos y el país contenía la respiración, el desenlace de la jornada parecía inminente: el fin de un gobierno cada vez más aislado y marcado por la violencia y el descrédito.
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Mientras Boluarte hablaba desde Palacio de Gobierno, los portavoces parlamentarios intercambiaban llamadas y acuerdos. En los pasillos del Congreso, los asesores circulaban con documentos bajo el brazo: mociones de vacancia, comunicados de bancada, estrategias de voto.
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La congresista Ruth Luque, del Bloque Democrático Popular, a través de sus redes sociales advertía que “la responsabilidad es directa: de Dina Boluarte, de su gabinete inoperante encabezado por Eduardo Arana, y también de un Congreso mayoritario que ha renunciado a su rol fiscalizador, prefiriendo cogobernar sin control político real”. Desde Renovación Popular, Norma Yarrow confirmaba que ya reunían las firmas para presentar la moción de vacancia. La caída de Boluarte era cuestión de horas.
Al pasar el mediodía, el Congreso convocó de urgencia a los integrantes del Gabinete Ministerial en medio de un clima de desconcierto y tensiones cruzadas. Mientras esto ocurría, Podemos Perú anunció que se sumaría a los pedidos de vacancia. “El Perú no soporta más tanta violencia y derramamiento de sangre”, afirmó el congresista José Luna Gálvez.
En paralelo, las bancadas de Fuerza Popular, Alianza para el Progreso y Somos Perú adelantaban que respaldarían cualquier iniciativa para destituir a la mandataria. Con cuatro mociones de vacancia en curso, la mayoría parlamentaria que había sostenido a Boluarte durante casi dos años terminó por fracturarse. La improbable alianza entre derecha e izquierda se consolidó, esta vez, frente a un enemigo común: el desgaste del régimen y la indignación popular ante la violencia y la corrupción.
En redes sociales cientos de usuarios se pronunciaban a favor de la vacancia y exigían justicia para los más de 60 muertos durante las protestas de 2022 y 2023. La situación recordaba, inevitablemente, las jornadas que precedieron la caída de Pedro Castillo, aunque esta vez el blanco era quien había ocupado su lugar.
A las 3:30 de la tarde, el Congreso estaba lleno. Ministros, parlamentarios y periodistas llenaron el hemiciclo. El debate inició con la defensa del premier Eduardo Arana, quien justificó la incapacidad del Gobierno ante a la inseguridad. "No estamos frente a un modelo de criminalidad común", dijo. Su discurso fue recibido con murmullos y gestos de fastidio.
"Siempre se mencionó que este Gobierno no tenía un plan, pero cuando asumí se fortaleció", mencionó el ministro del Interior, Carlos Malaver, quien también tomó la palabra. Alrededor de las 5:00 pm., el conteo de los legisladores que anunciaron su voto por la vacancia subió hasta llegar a 125. Solo la bancada de Honor y Democracia y otros no agrupados se abstuvieron de comunicar su decisión.
Las intervenciones se sucedieron durante más de una hora. Algunos congresistas apelaron a la incapacidad moral permanente; otros, al caos institucional y otros a la crisis de inseguridad ciudadana. Los legisladores decidieron votar esa misma noche la admisión de mociones de vacancia.
Minutos después del anuncio, un fuerte resguardo policial empezó a llegar a Palacio de Gobierno. En tanto, el congresista Elías Varas envió documentos, de carácter oficial, a más de 40 representaciones diplomáticas, incluyendo la Delegación de la Unión Europea, Rusia, Alemania, Arabia Saudita, Estados Unidos y Brasil, etc. para advertir sobre un posible pedido de asilo político que, según indicaba, podría haber solicitado la presidenta Dina Boluarte debido a la crisis política que estaba enfrentando.
La sucesión constitucional se activó con rapidez. José Enrique Jerí Oré, presidente del Congreso electo para el periodo 2025-2026, sería quien asumiría temporalmente la jefatura de la Nación. Pero, su llegada al poder no estaría exenta de polémica: meses atrás fue denunciado por presunta violación sexual a una mujer en estado de inconsciencia, aunque el caso fue posteriormente archivado por la Fiscalía.
Así termina Dina Boluarte: con cinco mociones de vacancia, aislada, impopular y derrotada por el Congreso que la había blindado. Su gestión pasará a la historia por la represión, la improvisación y los pactos con el fujimorismo y la derecha más conservadora. Desde que asumió el poder tras la caída de Pedro Castillo, gobernó sin respaldo ciudadano, enfrentada a las regiones que la rechazaban y a la prensa que le cuestionaba. Hoy, su posible salida marca el final de un ciclo político signado por la violencia y la descomposición, pero también abre un escenario incierto, en el que el país vuelve a empezar, una vez más, desde el mismo punto de quiebre.
























