"El verdadero dilema es entre dignidad o ruina": expertos analizan si Dina Boluarte será vacada o llegará al 2026
Especialistas en ciencias políticas analizaron los distintos escenarios que podría enfrentar la relación de Boluarte y el Congreso en los próximos meses.
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El gobierno de Dina Boluarte entra en su recta final. Con el 2026 cada vez más cerca, las opciones de la mandataria para permanecer en el poder podrían ir reduciéndose en los próximos meses. En abril de este año, Boluarte deberá convocar a elecciones para el próximo año. Una vez hecho esto, el Congreso, su gran aliado hasta ahora en el pacto por la impunidad, podría considerarla innecesaria en sus planes y apostar por una vacancia si la percibe como un lastre en lugar de una compañía útil.
La República consultó a cinco especialistas en ciencias sociales sobre el futuro de la mandataria. A cada uno de ellos les consultamos si Dina Boluarte podría ser vacada este año o si, por el contrario, permanecería en el poder. A continuación, presentamos los escenarios desarrollados por cada experto en sus respuestas.
Fabiola G. Arce - Politóloga de la Pontificia Universidad Católica del Perú
Más allá de la pregunta sobre la vacancia, la cuestión de fondo es qué nos espera en un escenario de cambio y qué liderazgos responderán a la crisis actual. Algo que los últimos años nos han demostrado es que la fragmentación no parece ser un impedimento para los pactos y alianzas por conveniencia, lo que crea el escenario perfecto para la improvisación y la incompetencia.
Una vez más, enfrentamos un proceso electoral con una aparente alta fragmentación y una lista de posibles candidaturas que no representan verdaderas fuerzas políticas capaces de ofrecer una proyección de futuro. A esto se suma el constante ataque del Congreso a la sociedad civil, los movimientos sociales y la ciudadanía en general. Ese profundo desprecio por la organización social y por la posibilidad de ejercer la vida política de forma democrática nos pasará factura, y será una factura costosa.
Si las fuerzas democráticas, aquellas que aún representan mínimos éticos, no se organizan y logran acuerdos, serán otros los pactos que tomen el poder, con el riesgo de configurar un punto de no retorno. El escenario actual ya no es una disputa entre derechas e izquierdas; el verdadero dilema es entre dignidad o ruina.
Rodrigo Gil - Politólogo del Instituto de Estudios Peruanos (IEP)
El gobierno de Dina Boluarte se caracteriza por su fragilidad y falta de dirección. Desde el inicio, su principal objetivo ha sido la supervivencia política diaria, sin proyectos claros ni una visión de futuro. Para mantenerse en el poder, ha establecido alianzas estratégicas con diversas bancadas del Congreso, que han sido clave para su continuidad desde 2022. Este apoyo parlamentario ha implicado una actitud permisiva ante las acusaciones de corrupción que pesan sobre la presidenta y su entorno.

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Sin embargo, con las elecciones de 2026 en el horizonte, los congresistas empiezan a distanciarse de Boluarte, cuyo gobierno es ampliamente rechazado por la opinión pública. La necesidad de preservar su imagen política podría llevar a estas bancadas a impulsar su destitución como estrategia electoral. La vacancia presidencial se presenta como una posibilidad real, ya que eliminar a una figura tan impopular podría beneficiar a los partidos en campaña.
A esto se suma el avance de diversas investigaciones fiscales sobre corrupción que involucran a Boluarte y su círculo cercano. Estos casos, que incluyen irregularidades vinculadas a su familia y presuntas reuniones clandestinas, podrían servir como justificación adicional para su destitución. Así, el debilitamiento del respaldo legislativo, sumado a los factores judiciales, conforma un escenario político inestable que podría derivar en la salida anticipada de la presidenta.
Víctor Ueda - Politólogo de la Universidad Nacional de Trujillo (UNT)
Las últimas vacancias exitosas han evidenciado un patrón de conflicto en el que, ante el mínimo error, el Parlamento promovía mociones de censura y amenazas de vacancia. Sin embargo, en la actualidad, existe un alto nivel de estabilidad, donde ministros cuestionables permanecen en el cargo. Además, hay coincidencia en cuanto a enemigos internos comunes, lo que impide que surja una amenaza contra el gobierno de Boluarte.

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Pueden darse dos escenarios que pongan en riesgo la continuidad del gobierno de Boluarte. El primero es un estallido social de gran magnitud, ya sea por descontento generalizado o por la insostenibilidad de un conflicto social extendido. En tal caso, la respuesta del gobierno podría asemejarse a la de inicios de 2023. No obstante, el éxito de esta medida es poco probable debido a la fragmentación geográfica y socioeconómica de la ciudadanía.
El segundo escenario, más viable, se daría si el Parlamento percibe una amenaza a su agenda o si la Presidencia impone trabas institucionales. En tal situación, el Congreso aprovecharía cualquier error para promover una vacancia. Sin embargo, el Ejecutivo ha mantenido una actitud colaborativa, por lo que este escenario sigue siendo poco probable.
Pavel Aguilar - Profesor de sociología política en la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP):
Creo que Dina Boluarte de ninguna manera será vacada este o el próximo año. En primer lugar, la presidenta ha logrado sortear con éxito varias coyunturas críticas, y lo ha hecho no en virtud de un gobierno destacable, ya sea por su gestión o popularidad, sino más bien amparada en la coalición conservadora y autoritaria que ha cooptado las principales instituciones del país. Sin embargo, esto no significa un horizonte de impunidad para la señora Boluarte; por el contrario, si bien los recientes señalamientos de supuestos favorecimientos en el marco de sus intervenciones quirúrgicas se hallan en plena investigación —lo mismo que el caso ‘Rolex’, el medio centenar de fallecidos por las movilizaciones de 2022 y otras varias carpetas fiscales—, esto no implica que desemboquen en un borrón y cuenta nueva. Considero, más bien, que la señora presidenta y su comparsa civil y uniformada enfrentarán un rosario de procesos al menos durante la siguiente década.
De momento, y lamentablemente, no hay otros escenarios, ya que la evidente alianza de los poderes Ejecutivo y Legislativo ha resultado bastante efectiva a la hora de afrontar estas situaciones que, en cualquier otro contexto, habrían desembocado en uno o varios juicios políticos. Además, este escenario se explica también por la ausencia de una oposición con la capacidad de articular alguna clase de contrapeso, tanto al interior del Congreso como en lo que queda de la sociedad civil. Ya no vemos los mismos pronunciamientos solemnes contra la amenaza que suponía Castillo, pues esas mismas organizaciones que hoy se encuentran desfinanciadas por las políticas de Trump, y que muy pronto padecerán las infames leyes recientemente aprobadas por el Parlamento, dicen nada o muy poco sobre el profundo autoritarismo que hoy se respira en el Perú.
Boluarte llegará al 2026, pero lo hará en medio de una ola creciente de acusaciones y destapes como los que ahora mismo estamos viendo. Creo que no le alcanzará el año que le queda ni sus recientes manotazos 'democráticos', como su invocación a un 'Pacto por el Perú', para eludir las graves acusaciones que hoy la persiguen. Por otra parte, en los próximos meses asistiremos todos a un festival carnavalesco de candidatos de los más variopintos que, como siempre sucede, le quitará algo de luz pública a los trajines de la política gubernamental. La señora logrará culminar su mandato, pero no logrará eludir a la justicia.
Menchely Montes - Investigador en ciencia política del Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías (México)
Dina Boluarte no será vacada este año; el escenario más probable es que termine su mandato en 2026. La coalición parlamentaria que ostenta el poder real en el Legislativo y el Ejecutivo, comandada por Fuerza Popular y APP, no tiene incentivos suficientes que superen en beneficios al costo político y electoral de respaldar una eventual vacancia.
Además, ningún partido de la coalición apostará por la vacancia para gobernar menos de un año, especialmente en un contexto de pluralismo extremo en el sistema de partidos. Tampoco permitirán que un partido pequeño y de oposición asuma la presidencia, como ocurrió con Francisco Sagasti. Para ellos, esto significaría entregar el poder a los "caviares".

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Boluarte garantiza obediencia a su coalición protectora, asegurando estabilidad en el Ejecutivo durante el periodo electoral. Finalmente, la oposición es débil y fragmentada, lo que le impide impulsar una vacancia presidencial.
En conclusión, la presidenta Boluarte probablemente llegará al 2026, pero lo hará en medio de un creciente número de acusaciones y escándalos políticos.
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