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Mucha gente prefiere pasar hambre en Venezuela que estar en Chile, según migrantes en frontera con Perú

Para el periodista chileno César Baeza, corresponsal de Reporteros Sin Fronteras, es necesario entender que ante esta crisis humanitaria se deben garantizar condiciones dignas para las personas que buscan retornar a su país.

“Estamos hablando de seres humanos. Necesitan estar en condiciones dignas”, afirmó Baeza. Foto: composición LR/AFP
“Estamos hablando de seres humanos. Necesitan estar en condiciones dignas”, afirmó Baeza. Foto: composición LR/AFP

Durante las últimas semanas, y bajo las inclementes temperaturas del desierto, la línea de Concordia, límite entre Chile y Perú, ha sido testigo de una grave crisis humanitaria en la que cientos de migrantes buscan retornar a sus países de origen. En este sentido, La República conversó con el periodista chileno César Baeza Hidalgo, corresponsal en Chile de Reporteros Sin Fronteras (RSF), quien nos ayudó a entender esta situación en la frontera.

Circunstancias desfavorables

El aumento del número de migrantes que intentan cruzar se debe al complejo escenario que se les presentó cuando buscaban nuevas oportunidades, afirma Baeza. “La mayoría de las personas que se entrevistan dicen que entre pasar hambre en Chile o en Venezuela, prefieren ir a pasarlo a su país (…). Al menos allá tienen una red de apoyo que les permite enfrentar mejor una crisis”, indicó.

Los migrantes deben cruzar por el caluroso desierto entre Chile y Perú Foto: Agencia uno

Los migrantes deben cruzar por el caluroso desierto entre Chile y Perú Foto: Agencia uno

Asimismo, Baeza remarcó que estos ciudadanos partieron hacia Chile para lograr estabilizarse económicamente y poder ayudar a su familia. Sin embargo, su situación se ha endurecido por “ese clima de animadversión que se ha ido generando”, que —él considera— es producto de mucha información irresponsable.

Así como la xenofobia y la crisis económica, los ciudadanos extranjeros que no han conseguido nacionalizarse o regularizar sus papeles también tuvieron que enfrentar una “persecución”. Para el periodista, esto surge por las políticas públicas de Chile, las cuales no se han ajustado a las leyes internacionales. “La migración es un derecho. Nuestro país no ha facilitado la regularización de estas personas”, explicó.

Intemperie. Hay 150 extranjeros en la frontera expuestos al calor del día y el frío de la noche. Piden un corredor humanitario. Foto: La República

Intemperie. Hay 150 extranjeros en la frontera expuestos al calor del día y el frío de la noche. Piden un corredor humanitario. Foto: La República

Una región indiferente

De acuerdo con la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), más de 7 millones de venezolanos han tenido que dejar su país por la difícil situación que enfrenta la nación gobernada por Nicolás Maduro. De este grupo, al menos 6 millones han partido a distintos puntos de América Latina, escenario que no se previó.

“La migración venezolana es algo que en América Latina jamás se había visto. Son personas que buscan mejorar sus condiciones de vida, dispuestas a trabajar, gente de bien. La mayoría de ellas no son quienes cometen los delitos que se le tratan de señalar”, remarcó el comunicador.

 Frontera se convirtió en un punto álgido. Foto: composición LR/Liz Ferrer

Frontera se convirtió en un punto álgido. Foto: composición LR/Liz Ferrer

Ante esta realidad, estados como Chile y Perú han demostrado una falta de capacidad para trabajar en conjunto y brindar finalmente una solución. 

“Pareciera contradictorio. Por un lado, se critica el hecho de que hay un aumento de la población migratoria, y cuando la gente quiere volver no se le permite. Entonces, ¿qué hacemos?, ¿vamos a dejar a estas personas con niños en brazos abandonados en el desierto? Estamos hablando de seres humanos. Necesitan estar en condiciones dignas”, expresó César.

Sin embargo, la constante estigmatización hacia los ciudadanos extranjeros también es parte de estas circunstancias, en la que nuestra sociedad debe responder con la misma solidaridad que alguna vez recibieron sus compatriotas. “Si hay seres humanos que están en una serie de situaciones en donde se ha puesto en jaque su dignidad, no podemos llamarnos dignos si no los tratamos como iguales”, recalca Baeza Hidalgo.