Perú arriesga ser cómplice del genocidio en Gaza tras contrato de armas con Israel, advierte exembajador palestino
El analista político y exembajador del Estado de Palestina en Perú, Walid Muaqqat, acusa a EE. UU. de repetir una política histórica de exclusión contra Palestina y cuestiona a Perú por favorecer a Israel en medio de la catástrofe humanitaria.
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A casi dos años del inicio de la guerra en Gaza, el número de víctimas en el enclave no se detiene. Según los más recientes informes del Ministerio de Salud, contrastados por la ONU, las represalias israelíes por ataque de Hamás del 7 de octubre de 2023 han causado al menos 64.300 muertos, en su mayoría mujeres y niños. Sin embargo, los ataques contra la población palestina no se detienen ahí, pues según la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria en Fases (CIF) publicó en agosto que más de medio millón de personas en Gaza enfrentan una situación de hambruna.
Desde Palestina, Walid Muaqqat, analista político y exembajador del Estado de Palestina en Perú y Argentina, denuncia la falta de acción internacional, la complicidad de Estados Unidos con Israel y advierte que la situación en Gaza se ha convertido en una “catástrofe humanitaria sin precedentes”. Además, cuestiona decisiones recientes de países como Perú en materia de cooperación militar, al tiempo que plantea las condiciones mínimas que permitirían un camino hacia una paz duradera en Palestina.
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¿Cómo podría definir la situación que vive Gaza en este momento?
Se está perpetrando un genocidio ante la vista del mundo entero. La situación en Gaza constituye hoy una catástrofe humanitaria sin precedentes. Las cifras oficiales reportan más de 63.000 personas asesinadas, entre ellas 20.000 son niñas y niños. Sin embargo, organismos humanitarios advierten que el número total de víctimas supera las 200.000, dado que miles fallecen por falta de medicamentos, atención médica o permanecen bajo los escombros sin ser registradas.
A esto se suman más de un millón de personas desplazadas de manera forzada, medio millón en riesgo de hambruna catastrófica, 21.000 niñas y niños que quedaron con alguna discapacidad, 17.000 que han quedado huérfanos y un colapso estructural masivo: más del 80 % de la infraestructura de Gaza ha sido destruida, incluyendo 18 universidades, 300 colegios, todos los municipios y los servicios de agua y electricidad.
Incluso la prensa ha sido blanco directo. Más de 200 periodistas han sido asesinados, lo que convierte a Gaza en el lugar más mortífero para el ejercicio del periodismo en la historia contemporánea. Cada día se asesina a cientos de personas, lo que evidencia que no se trata de hechos aislados, sino de una política sostenida de exterminio.
Tras la declaración de hambruna en Gaza, ¿Ha cambiado algo la emergencia alimentaria? ¿Hay alguna apertura para el ingreso de ayuda humanitaria?
Lamentablemente, la declaración de hambruna no ha cambiado la realidad. El ingreso de ayuda continúa siendo mínimo y altamente restringido. Hay camiones que esperan semanas en las fronteras, mientras dentro las personas mueren de hambre. Las muertes por inanición ascienden a 348, incluidos 127 niñas y niños. Más de 12.000 menores ya padecen desnutrición severa y están en peligro de muerte. Lo que se necesita no son solo palabras o reportes, sino una presión efectiva sobre Israel.
¿Cómo toma la decisión de Israel de denominar la Franja de Gaza en zona de combate?
Decir ahora que Gaza es “zona de combate” resulta casi un eufemismo. En la práctica, desde el primer día, Israel ha tratado toda la Franja como un campo de batalla. Con ello se busca justificar ante la opinión pública los ataques contra la población civil que ocurrirán en los próximos días, en clara violación del derecho internacional humanitario.
Estados Unidos decidió negar la visa de ingreso a los integrantes del Estado palestino previo a un encuentro en la ONU. ¿Esto representa el constante apoyo a un genocidio por parte de EE. UU. y la gestión de Donald Trump?
Esta decisión no es nueva. Ya en 1988, Estados Unidos, bajo el mandato de Reagan, negó la visa al presidente Yasser Arafat e impidió que participara en una reunión de la Asamblea General de la ONU en Nueva York. En ese entonces, la comunidad internacional trasladó la sesión a Ginebra, Suiza, para que la voz de Palestina pudiera ser escuchada.
Lo que ocurre ahora representa la repetición de una política de exclusión: silenciar a Palestina en los espacios internacionales. En esta sesión, se espera el anuncio del reconocimiento del Estado de Palestina por parte de varios países, como Francia, Reino Unido, Canadá, Bélgica, Australia, Nueva Zelanda y Malta. Claramente, Israel busca impedirlo a toda costa.
Se supone que las Naciones Unidas son un remanso de justicia y una cuna para los pueblos que luchan por su autodeterminación. Esta decisión del gobierno estadounidense, que impide la participación del presidente Mahmoud Abbas y su delegación, revela al mundo que Washington no solo se ha alineado con el lado incorrecto de la historia junto a Israel, sino que ha ido más allá al obstruir el Derecho Internacional mediante acciones directas contrarias a la democracia que tanto afirma representar.
¿Cómo toman las posturas de Perú en medio de esta guerra que ya deja más de 64.000 muertos?
El Perú ha mantenido históricamente una postura de respeto hacia los derechos inalienables del pueblo palestino, en concordancia con el Derecho Internacional. Por ello, sorprende la reciente adjudicación de un contrato entre la empresa estatal de armas FAME y Elbit Systems, la mayor compañía armamentística de Israel, señalada como cómplice directa del genocidio perpetrado en Gaza.
Al firmar este contrato, el Perú corre el riesgo de incumplir obligaciones internacionales fundamentales. Según la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio, los Estados tienen el deber de prevenir este crimen y abstenerse de brindar apoyo que pueda facilitarlo. Asimismo, el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional —al que Perú también está suscrito— establece responsabilidades por complicidad en actos de genocidio, crímenes de guerra y de lesa humanidad.
Expertas y expertos de la ONU, como la relatora especial Francesca Albanese, han advertido que empresas como Elbit sustentan la llamada “economía del genocidio” en Gaza. Por ello, cualquier Estado que celebre contratos con estas compañías se expone a ser considerado cómplice. En este contexto, avanzar con el acuerdo con Elbit Systems colocaría al Perú en una posible situación de incumplimiento de sus obligaciones internacionales, además de debilitar su credibilidad en materia de derechos humanos.
El mundo está aplicando sanciones a Israel mediante diversas formas de boicot. El Perú no puede avanzar en sentido contrario, pues esto se percibe internacionalmente como una recompensa al Estado israelí.
¿Cuáles son las principales condiciones de Palestina para un acuerdo de paz duradero? ¿Qué podría dar el fin a esta guerra?
Las condiciones de Palestina han sido siempre las mismas: el fin de la ocupación israelí, el levantamiento del bloqueo a Gaza, el respeto al derecho al retorno de las personas refugiadas y el reconocimiento de un Estado palestino independiente con Jerusalén Este como capital. Mientras no se aborden estas causas de raíz, no habrá una paz duradera.
Por último, y lo más importante: justicia. Deben cumplirse las órdenes de arresto contra Benjamín Netanyahu y otros líderes israelíes para que comparezcan ante la Corte Penal Internacional.
¿Qué es lo más desafiante que ha tenido que pasar desde el inicio de los ataques de Israel? ¿Cómo espera que termine todo?
Lo más duro ha sido ver morir a miles de civiles inocentes, especialmente a niñas y niños, sin poder protegerlos. Resulta devastador presenciar ese sufrimiento a diario. La inacción del mundo frente a un genocidio transmitido en vivo y en directo es atroz; nadie podrá decir que no lo supo, y será la historia quien juzgue esa indiferencia.
Sin embargo, seguimos resistiendo porque creemos que la justicia y la libertad son más fuertes que la opresión. Esperamos que todo esto concluya con un alto el fuego inmediato, la reconstrucción de Gaza y un proceso político serio que garantice una paz justa para las próximas generaciones del pueblo palestino.


















