Hogeweyk: el pueblo de Holanda donde personas con Alzheimer viven libres, sin dinero real y con enfermeros encubiertos
Con espacios diseñados para la socialización y la orientación, Hogeweyk garantiza libertad y seguridad, promoviendo una vida activa y digna para sus residentes que sufren de demencia.
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En Ámsterdam, Holanda, existe un lugar único en el mundo: Hogeweyk, una localidad concebida para que personas con Alzheimer y otras formas de demencia lleven una vida libre y autónoma. Este pequeño pueblo posee tiendas, bares, cine, restaurantes y peluquerías, lo que a simple vista lo hace parecer un barrio común. Sin embargo, todos sus habitantes son personas mayores que conviven bajo un innovador modelo de atención.
El proyecto, en marcha desde hace 16 años, surgió como respuesta a las limitaciones de las residencias tradicionales. La idea es que los residentes mantengan una rutina similar a la que tenían antes de la enfermedad: desayunar, pasear, hacer compras o socializar. Este formato reduce el estrés, disminuye conductas agresivas y mejora la calidad de vida.
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En Hogeweyk , las personas con Alzheimer realizan sus rutinas como antes de sufrir la enfermedad
Un experimento social que cambió la atención a la demencia
Hogeweyk es fruto de un experimento que buscó alternativas a la atención convencional. Actualmente, gran parte de las personas con demencia son cuidadas por familiares en sus hogares, mientras otras viven en residencias. Este modelo propone entornos que permitan una vida más plena posible, manteniendo ocupaciones rutinarias que eviten el deterioro cognitivo.
La propuesta se apoya en la idea de que el cerebro, como cualquier músculo, necesita actividad. Privar a una persona con demencia de tareas cotidianas es altamente nocivo, ya que disminuye sus capacidades y autonomía. Con la esperanza de vida en aumento, y un 20% de mayores de 85 años —y hasta un 40% de los de más de 90— con algún tipo de demencia, este tipo de soluciones adquiere relevancia.
Un barrio que parece real, pero con atención especializada
En Hogeweyk, las calles están llenas de comercios y espacios de ocio. Los habitantes pasean, compran alimentos o se detienen en un café. Sin embargo, cajeros, camareros y otros trabajadores son enfermeros e instructores especializados que actúan sin uniforme para no romper la sensación de normalidad.
A diferencia de una residencia tradicional, donde los internos conviven en grandes grupos, aquí se forman pequeños grupos de seis o siete personas. Cada uno cuenta con su propia habitación, decorada a su gusto, y comparten una sala de estar para socializar. Los barrios están “personalizados” con paisajes, puntos de referencia y una distribución que imita una ciudad normal. Esto favorece la orientación y el sentido de pertenencia.

Desde junte hasta hacer compras en supermercados, los habitantes de Hogeweyk pueden realizar sus actividades diarias libremente.
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Libertad, seguridad y calidad de vida
Los residentes disfrutan de una libertad de movimientos absoluta dentro del pueblo. Pueden recorrer las calles, visitar tiendas o participar en actividades, siempre con medidas que garantizan su seguridad. La posibilidad de decidir qué hacer y cuándo hacerlo fomenta la autonomía y contribuye a una mejor calidad de vida.
En este entorno, la interacción social es constante. Las personas pueden salir de sus habitaciones para conversar en las áreas comunes o simplemente pasear. Cada detalle del diseño busca que los habitantes se sientan libres, seguros y activos, manteniendo su identidad y dignidad.
























