La labor social de Robert Prevost en Perú: el nuevo Papa peruano estadounidense que vivió casi 20 años en el país como misionero
Robert Prevost, conocido ahora como León XIV, es el nuevo Papa, con una fuerte conexión con Perú tras casi 20 años de labor misionera y social.
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Robert Francis Prevost, ahora León XIV, no solo es el nuevo Papa de la Iglesia Católica, sino también una figura profundamente marcada por su paso por América Latina. Estadounidense de nacimiento y peruano de corazón, vivió cerca de dos décadas en el país andino, donde desarrolló una labor misionera, pastoral y social que definió su visión eclesial. Su experiencia en Perú lo convirtió en un líder sensible a las periferias, preparado para asumir el pontificado en tiempos de grandes desafíos globales.
"Si me permiten una palabra, un saludo a todos aquellos y de modo particular a mi querida diócesis de Chiclayo, en Perú. Donde un pueblo fiel acompañó a su obispo, ha compartido su fe y ha dado tanto para seguir siendo iglesia fiel de Jesucristo", fueron una de sus primeras palabras tras su aparición como nuevo sumo pontífice.
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Un Papa con raíces en el Perú: casi dos décadas de servicio
Prevost llegó al Perú en 1985 como parte de la Orden de San Agustín. Fue destinado inicialmente a la diócesis de Chulucanas, en el departamento de Piura, una zona caracterizada por altos niveles de pobreza y fuerte arraigo comunitario. Allí, el joven sacerdote estadounidense se integró plenamente a la vida local, aprendiendo el idioma, las costumbres y construyendo una pastoral centrada en la cercanía y la justicia social.
Más tarde se trasladó a Trujillo, donde se desempeñó como formador de seminaristas y vicario judicial, roles que complementaban su labor espiritual con tareas de formación y organización institucional dentro de la Iglesia peruana.
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Compromiso con las comunidades y los derechos humanos
Durante su estadía, Prevost no solo celebró misas o dirigió parroquias; también se involucró activamente en la defensa de los derechos humanos, un eje clave en su trayectoria. En plena década de los 80 y 90, en medio del conflicto interno peruano, Prevost apostó por una Iglesia que escuchara y acompañara al pueblo más allá del dogma, consolidando un perfil pastoral y comprometido con los más vulnerables.
Su liderazgo en Perú no pasó desapercibido. En 2014, el Papa Francisco lo nombró administrador apostólico de la diócesis de Chiclayo, y un año después fue designado obispo titular de esa misma jurisdicción. Desde allí, consolidó su reputación como un religioso sobrio, pero firme, cercano a la línea reformista del pontífice argentino.
Ya en 2023, fue llamado a Roma para ocupar el cargo de prefecto del Dicasterio para los Obispos, desde donde asesoró directamente al Papa en la designación de obispos en todo el mundo.


















