Este aeropuerto es uno de los más peligrosos del mundo: solo 50 pilotos están calificados para aterrizar allí
Ubicado en el corazón del Himalaya, este aeropuerto es conocido por ser uno de los más desafiantes del mundo. Solo un grupo selecto de pilotos está autorizado para enfrentar los complejos obstáculos de su aterrizaje a 2.237 metros.
El Aeropuerto Internacional de Paro, en Bután, es uno de los más temidos y respetados entre los pilotos. Situado a 2.237 metros sobre el nivel del mar y rodeado de picos que alcanzan los 5.500 metros, el aterrizaje en esta pista es una prueba de habilidad y precisión. Solo 50 pilotos a nivel mundial han sido calificados para aterrizar en este aeródromo.
Aterrizar en Paro no es tarea sencilla. La pista, de apenas 2.250 metros de longitud, se encuentra entre montañas y está flanqueada por el río Paro Chu, lo que exige que los pilotos realicen giros cerrados y maniobras milimétricas. Estas condiciones, sumadas a la falta de sistemas de radar y la necesidad de realizar el aterrizaje manualmente, lo convierten en un destino únicamente accesible para los aviadores mejor preparados del mundo.
Debido a su ubicación en un valle rodeado de montañas, con una pista corta y un enfoque visual complejo, el Aeropuerto de Paro es considerado uno de los aeropuertos más desafiantes para aterrizar. Foto: CNN
¿Por qué es tan peligroso aterrizar en el Aeropuerto de Paro de Bután?
El Aeropuerto Internacional de Paro se encuentra en uno de los paisajes más impresionantes del planeta, pero también es uno de los más peligrosos para la aviación. Los pilotos deben volar a través de estrechos valles y pasar a escasos metros de las montañas antes de divisar la pista. La ubicación geográfica y la falta de tecnología avanzada, como el radar, hacen que el aterrizaje dependa exclusivamente de las habilidades visuales y la experiencia del piloto.
Además, las condiciones climáticas son otro factor clave que contribuye al riesgo. Paro no admite vuelos nocturnos debido a la falta de visibilidad y a los fuertes vientos que se intensifican después del mediodía. Los pilotos prefieren aterrizar en las primeras horas del día, cuando el aire es más estable y los vientos térmicos, comunes por las tardes, no representan un peligro. En la temporada de monzones, las tormentas eléctricas y el granizo, que puede alcanzar el tamaño de pelotas de golf, son una amenaza constante.
Al acercarse al aeropuerto, los pasajeros pueden disfrutar de unas vistas impresionantes del Himalaya, incluyendo el monte Jomolhari, una de las montañas sagradas de Bután. Foto: Flying Dragon Pilot
¿Cómo los pilotos conquistan el aterrizaje en el aeropuerto más difícil del mundo?
El nivel de especialización requerido para aterrizar en el Aeropuerto de Paro es extremo. Los pilotos que operan en este aeropuerto son entrenados exhaustivamente en maniobras precisas y deben conocer el terreno como la palma de su mano. Cualquier desviación en el trayecto podría resultar en un desastre, dado lo ajustado del espacio aéreo entre las montañas.
Cada piloto debe pasar por un riguroso programa de formación de pilotos en Paro, conocido como capacitación de área, que les enseña a familiarizarse con cada curva y obstáculo del terreno. “Es un desafío para la habilidad del piloto, pero no es peligroso si se realiza con la formación adecuada”, señaló a CNN el capitán Chimi Dorji, piloto que ha trabajado en la aerolínea estatal nacional de Bután, Druk Air durante 25 años.
Innovaciones y expansiones en la infraestructura de aviación de Bután
A pesar de los desafíos, la aviación en Bután se encuentra en evolución. Gelephu, una ciudad ubicada en el sur del país, ha sido seleccionada como el sitio para un nuevo aeropuerto con características más accesibles. A diferencia de Paro, dicho terreno es plano y ofrece la posibilidad de construir pistas más largas, aptas para aviones de mayor tamaño.
Este proyecto podría cambiar la dinámica de la aviación en Bután y permitiría vuelos directos desde América del Norte, Europa y Oriente Medio en el futuro. Sin embargo, Paro seguirá siendo un destino icónico y un reto para los pilotos, un símbolo del equilibrio entre la belleza del Himalaya y los desafíos de la aviación.