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Vladímir Démijov, el polémico científico que creó 24 perros de 2 cabezas y fue pionero en los trasplantes

Aunque sus métodos fueron criticados en su época, sus contribuciones a la medicina moderna incluyen avances como el diseño del primer dispositivo mecánico de asistencia cardíaca y la realización de los primeros trasplantes intratorácicos exitosos en mamíferos.

Vladímir Démijov murió en 1998 a los 82 años. Foto: composición LR/BBC
Vladímir Démijov murió en 1998 a los 82 años. Foto: composición LR/BBC

En la historia de la medicina, hay figuras cuyos trabajos han sido tan controvertidos como innovador. Tal es el caso del científico soviético Vladímir Démijov, conocido tanto por sus avances en el campo de la trasplantología como por sus experimentos con perros de dos cabezas, que lo colocaron en una posición peculiar dentro de la comunidad científica.

A pesar de la controversia, su trabajo estableció las bases para los trasplantes de órganos que hoy salvan vidas en todo el mundo. Igor Konstantinov, un cirujano cardiotorácico de renombre internacional que trabaja en el Royal Children's Hospital de Melbourne, Australia, reflexionó sobre el legado de Démijov en una entrevista con la BBC.

 Démijov fue un científico controversial. Foto: RIA Novosti

Démijov fue un científico controversial. Foto: RIA Novosti

El inquietante experimento de Démijov

"A menudo ocurre, en la medicina o en la cirugía, que las personas no son conocidas por sus procedimientos médicos sobresalientes o avances que conducen a algo realmente grande e importante para la humanidad, pero son fácilmente recordados por algo que fascina a las personas", señaló Konstantinov. "Y, ¿qué podría fascinarle más a la gente que el trasplante de una segunda cabeza?", añadió e hizo referencia a los polémicos experimentos del científico soviético.

Démijov, cuyo trabajo ha sido estudiado por Konstantinov, llevó a cabo una serie de experimentos que, en su momento, dejaron al mundo perplejo. Uno de los más notables fue su intento de trasplantar una segunda cabeza en un perro. Zochurek, uno de los testigos de este procedimiento, relató cómo al entrar en el quirófano, se encontró con un pequeño mestizo con orejas caídas y nariz puntiaguda. El animal, llamado Shavka, sería "la cabeza invitada" en este experimento, mientras que Brodyaga, un perro callejero recogido en Moscú, sería el "perro anfitrión".

Su experimento fue chocante, pero a la vez innovador. Foto: Sputnik

Su experimento fue chocante, pero a la vez innovador. Foto: Sputnik

El procedimiento, descrito en detalle por la revista Life en 1959, duró tres horas y media. Durante este tiempo, Démijov y su equipo realizaron incisiones en la base del cuello de Brodyaga, exponiendo la vena yugular, la aorta y un segmento de la columna vertebral. El cuerpo de Shavka fue colocado junto al de Brodyaga, y ambos fueron conectados quirúrgicamente. Las fotos en blanco y negro que acompañaron el artículo mostraban el espantoso resultado: un perro con dos cabezas. La criatura vivió apenas cuatro días.

Este no fue el primer intento de Démijov de crear un perro de dos cabezas; ya había realizado el experimento 23 veces con diversos grados de éxito. Una de sus creaciones llegó a vivir 29 días. "Siento emociones encontradas cuando veo las imágenes porque son animales que, en términos simples, fueron torturados", confesó Konstantinov.

La imagen representa los resultados de las cirujías de Démijov. Foto: El Frankestein real

La imagen representa los resultados de las cirujías de Démijov. Foto: El Frankestein real

La visión de un pionero

A pesar de la naturaleza inquietante de sus experimentos, Démijov tenía un objetivo claro: demostrar que el trasplante de tejidos y órganos sanos era posible. Hoy en día, los trasplantes de órganos son una práctica común y salvan millones de vidas, pero en la década de 1950, la idea de Démijov sobre el futuro de la medicina era vista como grotesca.

"Comenzaremos por establecer un banco de tejidos", declaró Démijov a la revista Life. "Con el tiempo, incluirá todas las partes concebibles de la anatomía humana: córneas, globos oculares, hígados, riñones, corazones, incluso extremidades. Todo se mantendrá en refrigeración". Su visión de la medicina moderna incluía un banco de órganos en el que las víctimas de accidentes pudieran recibir trasplantes de órganos vitales para salvar sus vidas. Si el trasplante fallaba, según Démijov, "mejor suerte la próxima vez".

Un legado científico opacado

Vladímir Démijov nació en 1916 en una familia campesina pobre en la Unión Soviética. A pesar de sus orígenes humildes, su madre se aseguró de que él y sus hermanos recibieran una buena educación. Démijov estudió Biología en la Universidad Estatal de Moscú, donde se graduó con honores en 1940. A lo largo de los siguientes 20 años, se embarcó en una serie de experimentos que impulsaron el campo de los trasplantes.

Más allá de sus perros de dos cabezas, Démijov fue responsable de importantes avances en la medicina. En 1937, diseñó el primer dispositivo mecánico de asistencia cardíaca. En 1946, realizó los primeros trasplantes intratorácicos exitosos en mamíferos, incluyendo trasplantes de corazón y pulmón. También llevó a cabo la primera operación de bypass de la arteria coronaria y el primer trasplante de hígado.

Démijov también acuñó el término "trasplantología" en su monografía publicada en 1962, la cual se convirtió en la primera y única en su campo durante muchos años. A pesar de sus logros, su reputación en su tierra natal fue manchada por la controversia. "Los funcionarios lo declararon un charlatán, y sus experimentos fueron prohibidos", relató Konstantinov. A pesar de esto, Démijov continuó trabajando bajo la protección del ejército soviético.

Reconocimiento póstumo

A pesar de que su nombre fue casi borrado de la historia en la Unión Soviética, en el resto del mundo, Démijov fue reconocido como un pionero en su campo. El doctor Christian Barnard, quien realizó el primer trasplante de corazón humano exitoso, lo llamó "el padre del trasplante de corazón y pulmón". En 1994, la revista The Annals of Thoracic Surgery declaró que Démijov "merece un lugar entre los grandes cirujanos experimentales de todos los tiempos".

Vladímir Démijov murió en 1998 a los 82 años en su modesto apartamento en las afueras de Moscú. En el año de su muerte, fue finalmente reconocido en Rusia y se le concedió un alto honor con la Orden por los Servicios a la Patria. "Todo lo que hizo fue por el bien de los pacientes y muchos, muchos pacientes del mundo, directa o indirectamente, se beneficiaron de sus experimentos muy, muy pioneros", concluyó Konstantinov. "Creo que probablemente lo más importante es que fue capaz de convencer a las personas que lo seguían de que lo imposible era posible".