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La expansión de la extrema derecha en Europa

En Francia la ultraderechista Marine Le Pen perdió una elección que creía ganada por mayoría, pero obtuvo su mayor porcentaje histórico de votos. En Italia gobierna Giorgia Meloni y en países como Hungría, Bélgica, Países Bajos, la extrema derecha tiene el poder. Además, son una fuerza creciente en Alemania y España.

A escasos días de la segunda vuelta de las elecciones parlamentarias en Francia, las encuestas daban como ganador al partido Agrupación Nacional (RN por sus siglas en francés), de la ultraderechista Marine Le Pen. Había ganado la primera vuelta con un 33% de los votos y todo indicaba que podía ganar por amplia mayoría la segunda y ser Gobierno. Pero no ocurrió. Los votantes acudieron en masa y fue la izquierda la que se impuso. Sin embargo, Le Pen ha obtenido 143 escaños, su máximo histórico. Y además estuvo por encima de los 10 millones de votos, más que todos los demás partidos.

Perdió, pero visto en el largo plazo, su movimiento sigue creciendo. Farid Kahhat, internacionalista y autor del libro El eterno retorno, la derecha radical en el mundo contemporáneo explica que a la líder derechista no le fue mal comparando las anteriores elecciones, pero sufrió una gran derrota considerando sus expectativas de triunfo mayoritario.

“Su bancada actual es más grande que en elecciones anteriores, pero antes de la segunda vuelta algunas encuestadoras ponían a su partido cerca de la mayoría absoluta en el Congreso. De hecho su candidato a primer ministro, Jordan Bardella, había dicho con mucha arrogancia ‘solo gobernaremos si tenemos mayoría propia’. Esa expectativa de que era posible una mayoría y quedar en tercer lugar es claramente una derrota”, apunta.

No obstante, tras las elecciones, Le Pen ha dicho que “su partido duplicó sus apoyos”, “sigue siendo el primero de Francia” y lo considera un paso para una futura victoria. El respaldo que consigue su partido en las urnas ha ido creciendo elección tras elección. Incluso en el Parlamento Europeo se ha unido al grupo Patriotas por Europa, y junto a otros integrantes de esa coalición –entre ellos Vox– constituyen la tercera fuerza en la eurocámara.

La presencia mediática de Le Pen actualmente es comparable con la de Giorgia Meloni, primera ministra de Italia desde 2022. Ella ganó las elecciones de ese año al frente del partido ultraconservador Hermanos de Italia. Meloni ha sido considerada “la primera ministra más ultraderechista del país desde Mussolini” y su Gobierno como el de “más extrema derecha desde la Segunda Guerra Mundial”. En 2024 volvió a ganar elecciones legislativas con un porcentaje mayor, lo que indica que no ha sufrido un desgaste en el gobierno.

  La migración árabe y africana es combatida por los Gobiernos de ultraderecha de Europa. Foto AFP

La migración árabe y africana es combatida por los Gobiernos de ultraderecha de Europa. Foto AFP

El avance de la extrema derecha en Europa tiene matices. En algunos ha llegado a ser Gobierno y en otros es aliado del poder. En Hungría, Víktor Orban lleva en el poder desde 2010 y desde entonces su mandato se ha hecho cada vez más autoritario y más ultraderechista. Actualmente ejerce la presidencia rotativa del Consejo de la Unión Europea y es aliado de Le Pen en el Parlamento Europeo.

En Bélgica, el partido Vlams Belang, de extrema derecha, quedó segundo en las elecciones de junio pasado. En Países Bajos es Gobierno, encabezado por el Partido por la Libertad, con una coalición de mayoría ultraderechista. En Alemania, Alternativa por Alemania, se ha convertido en la segunda o tercera fuerza electoral tras las elecciones de junio. Su crecimiento, sobre todo entre los  jóvenes, genera temores por razones obvias. En Reino Unido, el ultraderechista, Reform UK, de Neil Farage, impulsores del Brexit, han conseguido 13 escaños por primera vez. 

En general, la extrema derecha empieza a ganar espacios que antes no lograba conseguir a través de las urnas en el viejo continente. Los unen temas como sus políticas antiinmigracion –dirigidas a frenar la inmigración africana y árabe sobre todo–, su oposición a las políticas de austeridad, y en algunos casos posiciones anticiencia como su negación del cambio climático. 

“Un tema que ayuda a explicar el crecimiento de la derecha radical en Europa es que la derecha tradicional ha intentado atajar el crecimiento electoral de la radical, quitándole algunas de sus banderas. En Reino Unido, el Partido Conservador peleaba con la derecha de Neil Farage para ver quién era más radical por el tema del Brexit y se ha visto que fue un error salir de la Unión Europea. También querían aplicar la política migratoria de la extrema derecha. Entonces la derecha democrática se hace indistinguible de la radical al copiar sus propuestas. Y han fallado estrepitosamente. No puedes decir que la derecha radical es una amenaza para la democracia y luego adoptar sus políticas”, precisa Farid Kahhat.

Votantes decepcionados

Un hecho llamativo es que muchos de los votantes de las agrupaciones de ultraderecha ahora son sectores obreros y de escasos recursos que tienen el temor de ser desplazados en sus centros de trabajo por una mano de obra más barata, o rechazan las ayudas económicas que se destinan a los migrantes y no a los sectores necesitados del país. Lo paradójico es que en el pasado votaron por propuestas progresistas y hoy lo hacen por la extrema derecha. Dos estudios realizados en varios países dan cuenta de que en estos casos hay prejuicios.

Giorgia Meloni, primera ministra de Italia, lidera desde 2022 un gobierno de extrema derecha. Foto: AFP

Giorgia Meloni, primera ministra de Italia, lidera desde 2022 un gobierno de extrema derecha. Foto: AFP

“La derecha radical no basa su discurso en materia migratoria en hechos comprobados sino en prejuicios extendidos”, dice Kahhat en su podcast del canal de Youtube, Comité.

Un primer estudio es una encuesta realizada a 22.500 ciudadanos en Alemania, EEUU, Francia, Italia, Reino Unido y Suecia. A la pregunta, ¿qué proporción de la población local está compuesta por inmigrantes? En EEUU e Italia dijeron en promedio que era de 36% y 26% respectivamente. La cifra real es que solo 10% de la población es inmigrante en ambos países. En España se cree que la mitad de los inmigrantes (48%) reciben ayuda económica del Estado. La cifra real es 11%. Y aportan en impuestos más de lo que reciben en transferencias. También se subestima el nivel educativo y la calificación laboral de los inmigrantes.

Vox, el partido de ultraderecha de España, ha pasado de 3 a 6 escaños en las elecciones de junio, pero no ha logrado el crecimiento que sí ha ocurrido en países vecinos. Es, en cambio, el partido de mayor contacto con sus colegas ideológicos en América Latina.

Al respecto, hay diferencias entre los partido de ultraderecha europeos con los de nuestra región. Mientras los temas de migración y otros ya mencionados son los que ellos combaten, en nuestra región el enemigo común de la extrema derecha es ‘la izquierda’. “Aquí los movimientos de ultraderecha crecen tras el gran auge de la izquierda, entre 1999 y 2015. De ahí viene el componente anticomunista”, dice Kahhat.