Día del agua: Perú registra una pérdida histórica del casi 60% de sus glaciares en los últimos 56 años
A pesar de ser uno de los países con la mayor cantidad de glaciares en Sudamérica, el calentamiento global y las condiciones climáticas han generado el acelerado derretimiento de estos, lo que ha provocado una pérdida irreversible.
En conmemoración al Día Mundial del Agua, en diciembre de 1992, la Asamblea General de las Naciones Unidas estableció que el 22 de marzo de cada año se celebraría este día. Esta decisión se tomó con el objetivo de sensibilizar a la población sobre la crucial importancia que los recursos hídricos tienen en nuestra existencia.
Esta fecha ha puesto sobre la mesa, la alarmante situación que atraviesa la humanidad ante esta crisis mundial en lo que respecta al agua y al saneamiento, una situación que se ve reflejada en las alarmantes estadísticas relacionadas con la gestión inadecuada de las aguas residuales.
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Laguna Palcacocha, ubicada en la cordillera de los Andes, Áncash. Foto: AFP
Con relación a esta problemática uno de recursos más dañados son los glaciares, estas fuentes de agua dulce que se han visto perjudicados por la urbanización, el saneamiento, el cambio climático, los desastres naturales y otros factores que impactan directamente en la gestión y sustentabilidad de estos recursos hídricos a nivel global.
Glaciares en riesgo, con pérdidas de hasta 60%
Perú juega un papel destacado en el contexto global relacionado con el agua, al albergar el 68% de los glaciares tropicales del mundo. La preservación y el estudio de estos glaciares son llevados a cabo por el Instituto Nacional de Investigación en Glaciares y Ecosistemas de Montaña (Inaigem), con sede en Huaraz, destacando su compromiso con la investigación y protección de estos valiosos ecosistemas.
Los glaciares, vitales como reservorios de agua dulce, proporcionan agua a través de su derretimiento durante períodos de escasez, como la temporada seca. Sin embargo, en el transcurso de los últimos 60 años, y en medio de los desafíos impuestos por el cambio climático, se ha observado una pérdida histórica de hielo que ha resultado en la disminución del 56% de la masa glaciar.
Glaciares del Perú | ||
Departamento | Número de Glaciares | Superficie (km2) |
Áncash | 549 | 441.13 |
Cusco | 765 | 341.38 |
Puno | 254 | 82.46 |
Lima | 183 | 57.53 |
Arequipa | 56 | 52.96 |
Junín | 152 | 36.19 |
Huánuco | 56 | 24.23 |
Pasco | 54 | 12.84 |
Apurímac | 12 | 1.45 |
Huancavelica | 3 | 0.14 |
TOTAL: | 2.084 | 1.050.32 |
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El Inaigem ha señalado que el acelerado derretimiento de los glaciares incide negativamente en el almacenamiento de agua en las lagunas de origen glaciar, así como en el aporte hídrico a los ríos y en la sustentabilidad de otros ecosistemas que dependen primordialmente del flujo de agua proveniente del deshielo de estos glaciares.
La alarmante situación de los glaciares ha generado preocupación entre los investigadores. Basándose en el primer Inventario Nacional de Glaciares, publicado por Hidrandina en 1989, se ha calculado una reducción de 1.348,75 km² en la superficie glaciar a lo largo de 58 años, lo cual representa un porcentaje total de pérdida del 56,22%, precisan.
Bofedales de reserva, esperanza del agua
En la región andina, los ecosistemas caracterizados por la presencia predominante de pajonales incluyen los páramos, las punas y las jalcas. Estos hábitats juegan un papel crucial como principales fuentes de servicios ecosistémicos relacionados con el agua, lo que destaca la importancia de su conservación y restauración. Esta acción es vital para asegurar la provisión de recursos hídricos en los países andinos, subrayando su relevancia para la seguridad hídrica de la región.
Pajonales altoandinos, son determinantes para la conservación del agua. Foto: Andean Forest
Un estudio realizado por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional dio a conocer que los pajonales altoandinos permiten la recarga continua de los humedales andinos (bofedales) y se conectan hidrológicamente a la red de drenaje durante tormentas de lluvia en cuencas de páramos, con pequeñas contribuciones de agua subterránea.