¿Qué pasó con Genie Wiley, la niña que estuvo 13 años atada y encerrada en una habitación por su padre?
Fue conocido como ‘el peor caso de abuso infantil’. Genie Wiley fue rescatada luego de vivir encerrada y amarrada en una pequeña habitación por su propio padre.
Una niña encorvada, con muchas dificultades para caminar o comunicarse ingresó a la Oficina de Asistencia Social en Los Ángeles en octubre de 1970. Estaba acompañada de su madre, enferma de cataratas, quien se había equivocado de consultorio. Los oficiales pensaron que la niña no tenía más de seis años, pero quedaron impactados cuando descubrieron que tenía 13, que no podía o no sabía hablar, que tenía dificultades en la visión, para extender las extremidades y que pesaba apenas 26 kilos.
Había sido encerrada en una habitación silenciosa y sombría donde no podía moverse por la camisa de fuerza en la que fue recluida. Su padre le había prohibido llorar, hablar o hacer cualquier ruido y la maltrató de tal forma que tras ser rescatada nunca pudo completar frases enteras.
Este fue conocido como uno de los peores casos de abuso infantil en Estados Unidos y, para proteger su identidad, se le llamó Genie. El periodista que siguió el caso huyó a París para escapar de los fantasmas de la historia, su hermano mayor sufrió y afirmó que vivió como un “hombre muerto” y los científicos que investigaron el caso terminaron consternados.
Genie Wiley: el “peor caso de abuso infantil”
El padre de Genie, Clark Wiley, creció en hogares de acogida y trabajó como maquinista en líneas de montaje de aviones en Los Ángeles durante la Segunda Guerra Mundial.
Se casó con Irene Oglesby, una inmigrantes 20 años menor, quien descubrió que Clark era un controlador que odiaba el ruido, violento, paranoico y que no quería hijos.
No obstante, la pareja tuvo cuatro hijos. La primera niña murió luego de ser abandonada en un garaje, de acuerdo a The Guardian. El segundo niño murió por dificultades al nacer. El tercero sobrevivió y fue llamado John. Finalmente, cinco años después nació Genie.
En la casa de una calle aparentemente tranquila, en Golden West Avenie, Temple City (California), Genie sufrió los peores maltratos. Fue encerrada en una pequeña habitación donde apenas podía moverse y recibir la luz del día. Estaba atada a un inodoro todo el día y, cuando no era así, la tenían atada a una camisa de fuerza. Se le impuso el silencio con violencia. Por una década Genie tuvo que vivir así.
Cuando el caso se dio a conocer, el padre, perseguido por la justicia, se suicidó, pero antes dejó una nota que decía: “El mundo nunca lo entenderá”.
“Siento que a veces Dios me falló. Tal vez le fallé”, dijo hermano de Genie
John Wiley vio por última vez a su hermana en 1982, luego perdieron el contacto. “Traté de sacar (a Genie) de mi mente porla vergüenza”.
¿Qué pasó con Genie Wiley?
Genie fue trasladada a un hospital infantil en Los Ángeles, donde pediatras, psicólogos, lingüistas y expertos de todo el país quisieron tratarla.
La niña solo podía decir algunas palabras como “naranja”, “madre” e “ir”, y cuando se estresaba orinaba o defecaba. Los especialistas lo denominaron como el peor caso de abuso infantil que jamás habían visto.
“El lenguaje y el pensamiento son distintos el uno del otro. Para muchos de nosotros, nuestros pensamientos están codificados verbalmente. Para Genie, sus pensamientos prácticamente nunca fueron codificados verbalmente, pero hay muchas formas de pensar”, señaló Curtiss, uno de los miembros del equipo de investigación que formó un vínculo con Genie durante paseos y tratamiento, de acuerdo a The Guardian.
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Genie empezó a mejorar y aprendió a masticar, vestirse sola, amplió su vocabulario y dibujaba para comunicar lo que no podía con palabras. Pero quedó claro que la gramática, la formación de oraciones, tiene límite de edad, pues la niña no pudo aprenderlo. “La ventana parece cerrarse entre las cinco y las diez años”, admitió Curtiss.
Para 1972 no hubo grandes avances con Genie, por el contrario, las disputas entre los cuidadores y los científicos derivó en una lucha mediática. Ambos se acusaban de explotación.
Sin recursos para seguir con la investigación, Genie fue llevada a un centro de acogida donde todos los progresos fueron revertidos.
“Una mujer grande y torpe con una expresión facial de incomprensión de vaca… Sus ojos se enfocan mal en el pastel. Su cabello oscuro ha sido cortado irregularmente en la parte superior de su frente dándole el aspecto de una reclusa de manicomio”, detalló en 1990 Russ Rymer, un periodista que publicó dos crónicas sobre el caso y un libro (Genie: a Scientific Tragedy), tras verla en su cumpleaños 27.
“Ella era esta persona aislada, encarcelada durante todos esos años, y emergió y vivió en un mundo más razonable por un tiempo, y respondió a este mundo, y luego la puerta se cerró y ella se retiró nuevamente”, dijo Jay Shurley, un profesor de Psiquiatría y Ciencias del Comportamiento que estaba en su onomástico.
Años después, algunas fotos de Genie han salido a la luz. Foto: A24
Genie sigue viva, pero se desvaneció bajo la tutela de las autoridades, quienes han optado por mantener el caso bajo la confidencialidad.