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Una mujer no puede conseguir trabajo debido a sus tatuajes: “Me hago 3 a la semana”

“Nunca me detendré, me tatué sobre ellos porque me quedé sin espacio”, cuenta la mujer de 45 años, quien bromea diciendo que es adicta a los tatuajes.

Melissa Sloan bromea cuando dice que es adicta a los tatuajes, pero lo cierto es que su gusto por la tinta ha sido un problema, ya que, según revela, no puede conseguir un trabajo estable.

La mujer de 45 años, natural de Knighton, Gales, tiene diseños que se extienden por la mayor parte de su cuerpo, incluido el rostro. Con el transcurso de los años, ha pasado muchas horas bajo la aguja y hasta es usual que repase algunos de sus antiguos grabados. A pesar de que ya se quedó sin campo en su piel, Sloan comenta que aún no ha concluido: “Nunca me detendré, me tatué sobre ellos porque me quedé sin espacio”, según relató al medio The Sun.

Sloan asegura que, cuando pasa por la calle, la gente la mira mal y que eso no la detuvo. Pese a las críticas, ella se hará más tatuajes. Esta vez un crucifijo debajo del ojo derecho, confiesa.

“Me voy a hacer una cruz debajo del ojo, será lisa, como un crucifijo. No sé si soy religiosa, pero me gustan las cruces. Normalmente, me pongo corazones o rosas, pero ahora me pondré cruces”, expresa Melissa.

Sloan cuenta que se deja “llevar por la inspiración” y lo que le gusta se lo pone en el rostro. Además, recalca que no tiene mayores gastos: “Es gratis, lo hago yo misma, o lo hace mi novio, que fue entrenado para hacerlo, lleva años haciéndolo —narra la mujer—. Tenemos nuestra propia máquina y todo, eso mantiene el costo bajo”.

“Es caro ahora, ¿verdad? Mañana me hago la cruz, que costaría entre 60 y 70 dólares en un tatuador, pero ahora solo me costará la tinta, que cuesta unos 10 dólares el frasco, y una aguja, que cuesta 10 dólares la caja, así que creo que me costará alrededor de un dólar”, manifiesta.

Las personas suelen llamarla Melissa la ‘Loca’, pero ella afirma no importarle: “Si no les gusta, no tienen que mirarme, no me importa. Hay gente que juzga, te juzgan como sea. La gente me mira, te acostumbras”.

Sloan aseguró al medio británico Daily Star que se realiza “tres tatuajes a la semana” y que “es como cuando te tomas un pitillo o una copa, te vuelves adicta. Ahora no puedo dejarlo, es adictivo, al menos para”.

Asimismo, declaró que no puede obtener un empleo estable, ya que no es aceptada y sienten incomodidad ante su presencia: “No puedo conseguir un trabajo. No me aceptan. Pedí trabajo de limpieza de aseos donde vivo y no me aceptan por mis tatuajes (...). Pero, si alguien me ofreciera un trabajo mañana, aceptaría esa oferta. Esperaba esto en la vida. No puedo encajar con la gente como me gusta ser y siempre voy a ser yo misma”.