Ancianos que viven solos están conectados a la familia por chips instalados en sus objetos
Los adultos mayores residen en un pueblo de España. Los chips se instalaron en andadores, controles de televisión y el portarretratos de la foto que una mujer mayor besa todos los días al acostarse y al levantarse.
El mando de la tele, la máquina de afeitar, el pastillero, el armario de la ropa y la nevera son objetos de uso común entre personas mayores que viven solas en el municipio de Villafáfila, ciudad de Zamora (España), y en ellos se han instalado microchips que permiten controlar su actividad cotidiana.
De esta forma, tanto familiares que viven lejos por el azote de la emigración como voluntarias del pueblo que ejercen de “acompañantes Silver” pueden monitorizar el cumplimiento de las rutinas de septuagenarios, octogenarios y nonagenarios que viven en sus casas sin compañía.
“Ellos comentan que están más tranquilos y sus familiares también”, explicó a EFE Marisa Andrés y Yolanda Martínez, dos de las cuatro voluntarias que ejercen la labor de puente entre estos mayores y sus familias.
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Ellas, que se han inscrito en el programa de forma vocacional para mantener el espíritu de los lazos sociales y de familiaridad existentes entre vecinos en los pueblos, son las encargadas de visitar periódicamente a los mayores y tienen acceso al sistema en el que saltan las alarmas si alguna rutina no se cumple.
En ese caso, son las primeras en acudir al hogar y comprobar que no hay contratiempos, como ya les ha ocurrido en alguna ocasión en los tres meses que lleva el programa.
Afortunadamente, hasta ahora nunca ha habido incidencias reales sino falsas alarmas derivadas de la tecnología, ya que no había registros de actividad debido a un problema de señal del receptor al que se envían los datos de los sensores.
Los chips se han instalado también en andadores, un rosario y el portarretratos de la foto que una mujer mayor besa todos los días al acostarse y al levantarse.
Se han personalizado para cada una de las 17 viviendas del municipio en las que residen los mayores de entre 75 y 93 años que han accedido al programa.
Uno de ellos, Julio García Ovejero, de 87 años, tiene una historia de emigración al igual que su hijo, que vive en Madrid. No obstante, él regresó a Villafáfila tras trabajar en Bilbao.
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Viudo y acostumbrado a vivir solo, García Ovejero ha puesto de relieve que el 99% de los mayores quiere vivir en su pueblo y en su propia casa, que y este programa piloto le da “más seguridad”, ya que tiene una acompañante con la que puede hablar y a la que puede llamar si le pasa algo.
Aun así, ha abogado por que la iniciativa vaya más allá, tenga “más cosas”, esté “más definida” y haya aún “más familiaridad”, ya que, “si te encuentras solo, sigues solo”, y eso que él es de las personas mayores activas, que sale de casa todos los días, utiliza el comedor social del pueblo, sigue la actualidad política y del Real Madrid, lee mucho y hasta escribe poesía.
La elección de Villafáfila para el proyecto no es casual, ya que este municipio zamorano de medio millar de habitantes no dispone de residencia de mayores, pero cuenta con la infraestructura de fibra óptica necesaria para monitorizar la actividad de los participantes.
Este programa de digitalización, cuidados y atención a personas mayores en el propio hogar se lleva a cabo en colaboración con la empresa tecnológica cordobesa Beprevent y ha sido seleccionado por Castilla y León como el proyecto piloto contra la despoblación que se beneficiará en esta comunidad de una partida de medio millón de euros de fondos europeos destinada a iniciativas innovadoras de reto demográfico.
El presidente de la Diputación de Zamora, Francisco José Requejo, contó que el proyecto se enmarca en la estrategia Silver Economy, por la que han apostado en los últimos años para especializar la provincia y ponerla en “el epicentro” de la denominada economía plateada, basada en las personas mayores y la tecnología, y los servicios para mejorar su calidad de vida.
“La debilidad poblacional de Zamora queremos aprovecharla como fortaleza”, afirmó Requejo, quien recalcó que el control que se hace de la actividad de los mayores “no es invasivo”.
El éxito del programa y la sensación de seguridad que da a los mayores hacen que la Diputación de Zamora trabaje ya para replicarlo y extenderlo a otros puntos de la provincia en los que haga falta combatir la soledad con chips de movimiento y “acompañantes Silver”.