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Constituyente chilena muestra las cicatrices de sus mastectomías para reivindicar cáncer de mama

Alejandra Pérez, una de las encargadas de elaborar la nueva Carta Magna de Chile, habló de su experiencia con esta enfermedad. “Soy sobreviviente, dueña de casa, mujer manifestante”, dijo.

"Fueron muchos los muertos, la Justicia nunca llegó”, esgrimió Alejandra Pérez. Foto: captura de CNN
"Fueron muchos los muertos, la Justicia nunca llegó”, esgrimió Alejandra Pérez. Foto: captura de CNN

Con el torso desnudo, Alejandra Pérez, una de las 155 personas encargadas de elaborar la nueva Carta Magna de Chile, reivindicó este viernes el cáncer de mama que padeció, durante el discurso inaugural que dio el pistoletazo de salida a la redacción de fondo del nuevo texto constitucional.

“Hasta que valga la pena vivir”, decía la frase que llevaba escrita en el pecho, marcado por las cicatrices de las mastectomías que sufrió al padecer esta enfermedad, sobre la que basó su campaña para convertirse en constituyente reivindicando un mejor sistema de salud público.

“Sentí culpa desde el diagnóstico, culpa por poder sanar, por poder tener una cama en un sistema privado de salud y culpa por aquellas que no tienen plata (dinero) para una mamografía”, lamentó.

El cáncer de mama es la primera causa de muerte oncológica entre las mujeres en Chile, donde cada año deja en torno a 1.500 víctimas, según cifras oficiales.

Alejandra Pérez es uno de los rostros más conocidos de la Lista del Pueblo, un grupo heterogéneo de independientes conformado por activistas, amas de casa y profesionales que emergieron de las protestas sociales de 2019 y que fueron la gran sorpresa de las elecciones constituyentes al convertirse en la tercera fuerza más votada.

Aunque llevan unos meses de capa caída, salpicados por varios escándalos y reagrupados bajo otros nombres, el éxito de esta lista el pasado mayo se interpretó como un rechazo a los partidos tradicionales y abrió una ventana para que ciudadanos ajenos a la política pudieran intervenir en la redacción de la nueva ley fundamental.

El proceso constituyente se planteó como la vía política para amainar la mayor crisis social en los 31 años de democracia chilena que comenzó con masivas manifestaciones en 2019.

Miles de personas coparon las calles durante más de un año para reivindicar un modelo socioeconómico más justo que terminara con las fuertes desigualdades del país y que garantizara servicios básicos como la salud, las pensiones o la educación.

“Fueron años de malestar en las calles en los que nunca escucharon, fueron años de reclamos, y nada hicieron. Fueron muchos los muertos, la Justicia nunca llegó”, esgrimió Alejandra Pérez.

Durante la pandemia, las manifestaciones se tomaron un paréntesis por las fuertes restricciones y toques de queda, pero muchos expertos coinciden en que la crisis social continúa.

El pasado lunes 18 de octubre, coincidiendo con el segundo aniversario del inicio de las revueltas, se volvieron a convocar manifestaciones pacíficas, pero también se registraron desmanes y actos vandálicos con saqueos e incendios en varios puntos de país.

En caso de aprobarse en un plebiscito de salida, la nueva Constitución chilena sustituiría a la actual, vigente desde la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990) y vista por gran parte de la sociedad como el origen de las graves desigualdades del país.