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Rebelión y rechazo a la dictadura que originó golpe en Birmania

Myanmar. Comunidad internacional condenó este hecho y Washington anunció sanciones. Médicos birmanos llaman a la desobediencia popular. António Guterrez prometió poner todo su esfuerzo.

Protesta. Ciudadanos hicieron cacerolazos y reclamaron en las calles pidiendo democracia. Foto: AFP
Protesta. Ciudadanos hicieron cacerolazos y reclamaron en las calles pidiendo democracia. Foto: AFP

Los llamamientos a la desobediencia se multiplicaban el miércoles en Birmania, liderados por médicos y trabajadores sanitarios, después de que Washington acusara formalmente a los militares de haber dado un “golpe” y prometiera nuevas sanciones contra los generales.

El lunes, el Ejército puso fin a la frágil transición democrática del país, impuso un estado de emergencia por un año y arrestó a la jefa de facto del gobierno civil Aung San Suu Kyi, así como a otros directivos de su partido, la Liga Nacional para la Democracia (LND).

Dos días después de este golpe, condenado por muchas capitales extranjeras, surgieron los primeros signos de resistencia.

Médicos y profesionales sanitarios, que llevaban lazos rojos en señal de protesta, anunciaron que se negarían a trabajar salvo en caso de emergencia médica.

“Solo obedeceremos al gobierno democráticamente elegido”, dijo a la AFP Aung San Min, responsable de un hospital de cien camas en la región de Magway (centro).

Miembros del personal médico del hospital general de Rangún se reunieron frente a las instalaciones, haciendo el saludo con tres dedos, un gesto de resistencia adoptado por los activistas prodemocráticos de Hong Kong y Tailandia.

También se puso en marcha un grupo llamado Movimiento de Desobediencia Civil en Facebook, que ya cuenta con unos 150.000 inscritos. “Vergüenza debería darle al Ejército”, “Los militares son ladrones”, reza esta página.

El martes, en el distrito de Rangún, la capital económica, los habitantes protestaron con una cacerolada.

Presintiendo lo que se avecinaba, Suu Kyi, que al parecer se encuentra bajo arresto domiciliario, llamó a la población a “no aceptar” el golpe de Estado en una carta escrita antes de su arresto.

Este miércoles, las autoridades birmanas la acusaron oficialmente de haber violado una ley comercial y ordenaron su “detención provisional” hasta el 15 de febrero. Al expresidente Win Myint se le acusa de haber violado la ley sobre la gestión de las catástrofes naturales, según informó el propio exdirigente.

Represalias

El miedo a las represalias es palpable en este país que ha vivido, desde su independencia en 1948, bajo el yugo de la dictadura militar durante casi 50 años.

“La población sabe muy bien hasta qué punto el Ejército puede ser violento y lo poco que le importa su reputación internacional, lo cual podría frenar la voluntad de movilizarse”, estima Francis Wade, autor de varios libros sobre el país.

Las nuevas autoridades, que se comprometieron a celebrar elecciones dentro de un año, ya publicaron una advertencia contra cualquier discurso o mensaje que pueda “fomentar disturbios o una situación inestable” y eso puso en alerta a los líderes políticos.

ONU pone todos sus esfuerzos

El secretario general de la ONU, António Guterres, prometió que la organización va a hacer todo lo posible para lograr que el golpe fracase.

Vamos a hacer todo lo que podamos a fin de movilizar a todos los actores clave y a la comunidad internacional para que pongan la suficiente presión sobre Birmania para asegurar que este golpe fracase”, dijo Guterres en una entrevista de The Washington Post.

El diplomático portugués subrayó que la toma del poder por parte de los militares es “absolutamente inaceptable” tras unas elecciones que transcurrieron “con normalidad” y tras un largo proceso de transición.