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Manaos: la ciudad brasileña que taló un bosque para cavar miles de tumbas por la pandemia

La capital del estado de Amazonas es una de las ciudades más afectadas por la pandemia del coronavirus en Brasil.

En marzo, el brote del coronavirus llegó a la ciudad amazónica de Manaos, ubicada al noroeste de Brasil. La primera victima mortal se registró el miércoles 25 de ese mismo mes y desde entonces, las muertes a causa de la enfermedad han ido en rápido aumento.

Manaos es la séptima ciudad más grande del país y se ha convertido en uno de los principales epicentros de contagio de COVID-19. Siendo el pueblo más aislado, la ayuda médica más cercana suele encontrarse a varios días en barco.

“El escenario sigue siendo preocupante, los números no muestran que la contaminación por el nuevo coronavirus esté controlada. Por esta razón, estaba en contra de la reapertura del comercio este lunes (1 de junio), porque temo una segunda ola de casos y, quizás, más violenta que la primera”, declaró el alcalde de Manaos, Arthur Virgílio Neto.

Según un informe del Municipio de Manaos, en los dos últimos meses los cementerios públicos y privados de la ciudad registraron un total de 5.168 entierros y cremaciones. Los datos revelan que las muertes por COVID-19 crecieron un 83.1 %, pasando de 190 decesos en abril a 348 en mayo. No obstante, a raíz de la falta de pruebas de diagnóstico, los números reales no son precisos.

Ante el incremento de la demanda del sistema funerario, el cementerio público Nossa Senhora Aparecida taló una zona de bosque tropical para cavar decenas de pozos profundos y comunes para poder sepultar los ataúdes de la víctimas de coronavirus ahí. Esta situación provocó que los familiares se enojaran con las autoridades municipales.

“Una persona no puede siquiera morir con dignidad”, exclamó dijo Das Graças, de 49 años, entre lágrimas. Era una de las que esperaban que su padre pudiese tener una despedida adecuada. “¡Va a pasar la noche en un congelador cuando podríamos estar haciendo su velatorio en casa!”

En entrevista con Clarín, Virgílio informó que se están “construyendo tumbas, un lugar con muchos nichos, 5.200, en el cementerio público Nuestra Señora de Aparecida, que espero no usar todos, pero que quedará como legado para Manaos”.

En el cementerio público Parque Taruma también se han excavado más de 1.500 tumbas comunes desde que la pandemia llegó al departamento de Amazonas. Por disposición de la alcandía, cinco familiares pueden dar un breve adiós a sus seres queridos, quienes a su vez deben esperar hasta que la trinchera se llene antes de cubrir el ataúd.

Por su parte, los hospitales han instalado cámaras frigoríficas en camiones para conservar a los cadáveres que van llegando. “Estamos haciendo un trabajo duro para enterrar personas. Ya tuvimos sepultureros enfermos, que contrajeron coronavirus, algunos no saldrán con vida”, lamenta el alcalde Virgilio.