Coronavirus: testigos informan cómo les afecta la crisis
#Reportecovid19. Desde Beijing, Madrid y Valencia peruanos envían sus reportes de cómo la epidemia ha ensombrecido las localidades europeas en las que residen. Y desde Lombardía, un italiano da detalles de la cuarentena a la que ha sido sometida su región.
“Muchos se han puesto nerviosos”
Rosario Victorio, Periodista
La situación que se vive acá por el coronavirus es realmente preocupante. Nunca antes España había atravesado un problema de salud tan fuerte como este. Es la primera vez que se cierran colegios, guarderías, institutos, academias y universidades. Esta medida durará 15 días y ha empezado ya en ciudades como Madrid, La Rioja y en zonas de países vascos, para evitar que haya más contagios.
Por otro lado, varios médicos han salido a denunciar que se encuentran vulnerables, pues no cuentan con mascarillas ni guantes necesarios para atender a los infectados. Ante esta situación, muchos españoles se han puesto nerviosos y desde el lunes han salido a los supermercados a realizar compras masivas por si en algún momento se decreta la cuarentena.
Por esta razón, hay un tipo de desabastecimiento en los supermercados de la capital con respecto a los productos de primera necesidad. Mientras esto sucede, el Gobierno ha anunciado que va a proteger a las familias facilitando la jornada de trabajo para el cuidado de los menores, dando opciones al teletrabajo.
Las fronteras aún no se han cerrado, pero se espera que sea la siguiente medida.
“Es inevitable el estrés y la depresión”
Mari Huaitalla Núñez, peruana estudiante radicada en la ciudad de Beijing (China).
Las medidas de prevención en China siguen manteniéndose como el uso de mascarillas, guantes y la restricción de salidas; sin embargo, el presidente Xi Jinping visitó el último martes la zona de Wuhan y manifestó que se está controlado la expansión de la epidemia, pues hay una reducción del número de casos infectados. El presidente ha hecho un llamado para reactivar la economía del país y ha pedido a la gente que consuma productos por internet, aquí todo es en línea incluso para comprar pollo, mandarinas. Antes no se podía comprar nada. Ahora, solo se van a desplazar los repartidores.
Vivo sola en la ciudad de Beijing donde estudio una maestría en la Universidad Internacional de Economía y Negocios. Hoy he salido y se siente un poco más de alegría porque hay más gente en la calle, los restaurantes se están abriendo después de dos meses. Al menos en Beijing sí puedes salir, pero tenemos este sistema en el que todos estamos registrados, nadie puede salir de casa sin portar su carné y te toman la temperatura a cualquier hora del día. Pero si comparo mi situación con la de mis compañeros en Wuhan, ellos no pueden salir ni siquiera. Es inevitable el estrés y la depresión por esta situación. A fines de febrero han empezado las clases online en todas las carreras.
Muchos estudiantes regresaron a Lima y en el aeropuerto Jorge Chávez no pasaron ningún tipo de control, incluso uno de ellos tenía gripe. De los 160 integrantes de la Asociación de Estudiantes Peruanos en China, el 60% se ha ido al Perú o a otro país.
“Calles vacías y festejos suspendidos”
Alejandro Lobo, estudiante peruano en Valencia, España.
Es tan fuerte lo que ha venido aconteciendo a raíz de la rápida propagación del coronavirus dentro de la comunidad valenciana, en España, que las autoridades locales han llegado al extremo de cancelar una de sus festividades más importantes, que es la celebración de las Fallas, lo que ha generado una gran pérdida económica sobre los ingresos que genera el turismo en la ciudad.
Así también, aumentó el sentimiento de pánico y alerta entre la población. Hemos podido observar que lugares comunes que suelen ser muy concurridos, como la estación del Metro y los principales supermercados, están casi desiertos, al igual que los principales barrios bohemios de la ciudad, que en días de júbilo y celebraciones como estos tendrían cientos de visitantes.
Los estantes de alimentos no perecibles en los centros comerciales están desabastecidos, y lo poco que queda ha aumentado su costo. El principal aeropuerto luce vacío y los vuelos provenientes de Italia han tenido que ser cancelados para evitar el masivo contagio del virus. En las escuelas se han suspendido las clases y algunas empresas se han visto en la obligación de reducir el horario de labores entre sus empleados.
“Es un estado de reclusión domiciliaria”
Gabriele Oliviero, ciudadano de Lombardía, la zona más afectada por el COVID-19 en Italia.
Las advertencias que tenemos es no salir de casa, ni en coche ni caminando, a menos que sea estrictamente necesario. Además, siempre hay que llevar el documento en el que se especifica el motivo del traslado.
Están prohibidos, por decreto, los abrazos, los besos y dar la mano; la distancia entre las personas no puede ser menor a un metro. Es prácticamente un estado de reclusión domiciliaria que, según la opinión de los expertos, debería limitar drásticamente el contagio.
Eso afecta a todos: italianos y extranjeros que vivimos juntos esta situación, que no se veía en Italia desde los años negros de la Segunda Guerra Mundial. Ya es casi imposible encontrar mascarillas protectoras y desinfectante para las manos. Si se encuentran, sus precios se han multiplicado por cien. Muchos supermercados ya no tienen artículos de primera necesidad.
Yo paso el tiempo estudiando, leyendo y disfrutando de mi familia, pero veo que los medios de comunicación no paran de dar noticias que lamentablemente no son tranquilizadoras y esto no aporta en el humor de la ciudadanía.
Por suerte, ninguno de nosotros ha tenido contacto con el virus, pero en casi todo los pueblos de alrededor hay contagiados y también fallecidos en los hospitales de la zona. Los números crecen sin parar desde la mitad de febrero. Inclusive uno puede leer en la prensa nacional entrevistas a médicos que abiertamente dicen que tienen que elegir a quién salvar.