Buenos Aires contra el maltrato animal: se prohíben las cirugías estéticas en las mascotas
Las intervenciones prohibidas son las de corte del rabo, orejas o extracción de cuerdas vocales. Estas responden a la "satisfacción del humano y no tienen en cuenta el riesgo para los animales”, indicó el impulsor de la medida.
La última sesión ordinaria de la Legislatura de Buenos Aires dio un paso más por la lucha contra el maltrato animal. Los diputados estipularon este jueves 5 de diciembre la prohibición de la cirugías estéticas que causen mutilaciones a las mascotas, entre ellos el corte del rabo, las orejas o la extracción de las cuerdas vocales.
Este tipo de prácticas tiene como objetivo la satisfacción del humano y no tiene en cuenta el riesgo de los animales, apuntó Sergio Abrevaya, impulsor de la medida, a la agencia argentina Télam.
“Mutilar a los animales por estética ya está prohibido en al menos 18 países y también en varias ciudades del mundo”, resaltó el integrante del partido Generación para un Encuentro Nacional (GEN).
Abrevaya aclaró que quedan exceptuadas de la norma aquellas prácticas que se realicen para la prescripción médica de un veterinario, a diferencia de las que son “sólo para la satisfacción del humano, y no tienen en cuenta el riesgo para los animales”.
El impedimento de las intervenciones en la capital argentina son las de caudectomía (corte de la cola o el rabo), cordectomía (extirpación de cuerdas vocales), otectomía (corte de orejas), oniquectomía (amputación de garras) y todas las que “no tengan como finalidad restablecer o preservar el estado de salud”, añade el informe de Télam.
La medida se suma a una implementada en junio último, la cual estipula multas de 50 mil pesos a los dueños que abandonen a sus mascotas en la vía pública o a quienes los dejen encerrados en lugares con condiciones no aptas. También se sancionó a quienes tiñen el pelo de perros y gatos por estética.
“Estas modificaciones corporales o alteraciones permanentes del cuerpo por motivos estéticos deben ser prohibidas”, apuntó Abrevaya sobre los cambios que imponen los dueños a los animales.