¿Qué pasó con “Wow!”, la señal extraterrestre que un astrónomo captó hace 42 años?
Una fuerte señal de radio proveniente del espacio fue captada en EE. UU. Esto inició una incansable búsqueda de nuevos indicios de la existencia de civilizaciones extraterrestres con alta tecnología.
En 1977, el astrónomo Jerry Ehman usaba el gran radiotelescopio de la Universidad Estatal de Ohio para examinar el espacio en busca de novedosas señales. Lo que captó esa madrugada del 15 de agosto ha sido uno de los misterios más debatidos en los últimos 42 años, la señal Wow!.
A las 03.16 hora local, Ehman apuntaba el radiotelescopio hacia tres sistemas estelares denominados Chi Sagittarii, en la constelación de Sagitario. De pronto, el instrumento detectó una ráfaga de ondas de radio en un periodo de 72 segundos. Era una señal mucho más potente que el ruido de fondo.
Mientras recibía la señal, la computadora del observatorio imprimía una serie de signos. En la misma hoja, Ehman escribió “Wow!”, una expresión que tal vez no lograba resumir la sorpresa de un astrónomo que consideraba remota la posibilidad de captar señales provenientes de civilizaciones extraterrestres con alta tecnología.
Lo que había logrado captar el radiotelescopio hacía gala de su sobrenombre: ‘Big Ear’, que significa gran oreja, referente a su capacidad para identificar señales de radio del espacio.
La impresión de la señal contiene una gran cantidad de números y letras en orden aparentemente aleatorio. Sin embargo, Ehman resaltó los dígitos “6EQUJ5” con un bolígrafo rojo. Asimismo, encerró un "6″ y "7″ en otras columnas.
Descifrando el código
La computadora del observatorio utiliza los números del 1 al 9 y luego el alfabeto de la A a la Z para establecer la intensidad de la señal captada.
Según el estallido, la intensidad de la señal alcanzó "6″ y luego aumentó a través de las letras hasta que alcanzó su punto máximo en "U". Después bajó a "J" y terminó por volver a la escala numérica, en "5″.
Más tarde se produjo una ligera onda de salida de la señal principal. Su intensidad correspondió a los números "6″ y "7″ resaltados.
Impresión de la señal "Wow!" realizada por la computadora del radiotelescopio. Foto: Big Ear Radio Observatory.
En busca de la señal perdida
Luego de aquella madrugada de 1977, los expertos se aventuraron en nuevas búsquedas de este tipo de señales. En ese sentido, en 1984 se fundó el Instituto SETI, una organización para buscar vida inteligente en el espacio.
A pesar de los sucesivos esfuerzos, no se ha vuelto a detectar una señal con tal intensidad. En su lugar, los astrónomos se toparon con el silencio cósmico.
El radiotelescopio 'Big Ear' de la Universidad Estatal de Ohio, que detectó la señal "Wow!" en 1977. Foto: Big Ear Radio Observatory.
¿Cuál es el origen?
Con el pasar de los años, la esperanza de volver a tener ‘indicios’ de civilizaciones extraterrestres decreció y, con ello, aumentó el escepticismo sobre lo que había ocurrido. El propio Ehman dijo en 2002 que podía ser una señal de origen terrestre que se “que simplemente fue reflejada por algún pedazo de basura espacial”.
Más adelante, declaró que podría estar relacionada con una misteriosa ráfaga FRB (ráfaga rápida de radio), unos pulsos de ondas de radio extremadamente cortos e intensos. Pero seguían siendo solo estimaciones.
Hasta que apareció Antonio Paris, profesor de Astronomía en el St Petesburg College (Florida, EE. UU.), quien llevaba años estudiando la señal Wow!, planteó en 2016, junto a Evan Davies, que la señal podía haber sido causada por uno de dos posibles asteroide, el 266P/Christensen o el P/2008 Y2, que se encontraban viajando por el sistema solar en ese momento.
Ubicación del asteroide 266P/Christensen, protagonista de la posible explicación de la señal "Wow!".
Estos dos asteroides se descubrieron recién en 2006, por lo que no se tuvieron en cuenta durante las investigaciones de la señal. Además, debido a la nube de hidrógeno que ambos cuerpos celestes llevan a su alrededor, y a que este gas es identificado por el radiotelescopio, era la explicación que más se acercaba a la verdad de la señal Wow!. Pero Paris tenía que comprobarlo.
Por eso, el investigador dedicó los últimos meses del 2016 y los primeros meses de 2017 a rastrar el cometa 266P con un radiotelescopio. Al parecer, las señales cuadraron con la de 1977.
Según Paris, también pudo haber sido cualquier otro asteroide envuelto en una nube de hidrógeno. Sin embargo, el misterio Wow! aún perdura y podría reavivarse si se capta otra señal parecida.
Fuentes: ABC.es/Gizmodo