Geólogos descubren que un abismo entre 2 continentes sigue abriéndose para dar paso a un nuevo océano
Una falla geológica que se creía inactiva durante millones de años, sigue en movimiento en un proceso lento que podría dar origen a un nuevo mar.
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El Golfo de Suez es una falla geológica entre África y Asia que había detenido su actividad tectónica y no logró convertirse en un océano, según las teorías convencionales. Sin embargo, nuevos estudios geológicos han demostrado que esta entrada de mar continúa ensanchándose a un ritmo lento y constante.
El estudio de Geophysical Research Letters, liderado por el geocientífico español David Fernández-Blanco, del Instituto de Ciencias del Mar Profundo de la Academia China de Ciencias, sostiene que, el proceso de rifting —responsable de la formación de nuevos océanos— no se detuvo hace cinco millones de años, como se creía, sino que solo se desaceleró.

El golfo de Suez continúa ensanchándose a un ritmo aproximado de 0,5 mm por año. Foto: Wikimedia
El Golfo de Suez sigue abriéndose
El Golfo de Suez es considerado un caso clásico de un rift fallido: una fractura tectónica que no logró evolucionar hacia un océano. Este rift comenzó a formarse hace aproximadamente 28 millones de años, cuando la placa arábiga comenzó a separarse de la placa africana.

Mapa que muestra la ubicación del Golfo de Suez en relación con el Mar Rojo. Foto: Wikimedia
El estudio demuestra que el rift del Golfo de Suez aún presenta una separación de 0,5 milímetros por año. Esta tasa, aunque mínima, es comparable con la actividad tectónica que da forma Basin and Range, una región fisiográfica entre Estados Unidos y México, donde se generan montañas y valles por la extensión de la corteza terrestre.
Fernández-Blanco explica que el modelo tradicional de evolución tectónica es demasiado rígido: “El enfoque conceptual actual es bastante binario: las dorsales oceánicas o bien prosperan (formando nuevas cuencas oceánicas como el Mar Rojo) o bien fracasan (quedando completamente inactivas). Estamos demostrando que existe una vía intermedia mediante la cual las dorsales pueden ralentizarse sin llegar a fracasar”, dijo en Live Science.
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Nuevo estudio del rift entre África y Asia
Para llegar a estas conclusiones, el equipo científico examinó una extensión de 300 kilómetros a lo largo del rift, observando el relieve, las fallas geológicas, y la trayectoria de los ríos que han tallado la roca. Estos elementos mostraron señales de movimiento tectónico que no pueden atribuirse únicamente a la erosión.
Otro dato relevante es la presencia de arrecifes de coral elevados hasta 18,5 metros sobre el nivel del mar. Estas formaciones, que surgieron en períodos interglaciares cuando el nivel del mar era más alto, hoy se encuentran fuera de su posición original debido al levantamiento tectónico.
Además, se han registrado pequeños sismos en la zona, así como desplazamientos del terreno que refuerzan la hipótesis de una actividad tectónica persistente. La investigación sugiere también que el movimiento de placas ha comenzado a concentrarse en la región del Mar Muerto, donde se desarrolla una nueva frontera entre África y Arabia.
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Áreas de mayor actividad sísmica
Los hallazgos podrían significar que zonas como el Golfo de Suez son más propensas a sufrir terremotos devastadores de lo que se creía, añadió. También sugiere que otras fallas tectónicas supuestamente inactivas podrían merecer un segundo análisis con herramientas modernas para comprobar si realmente han dejado de fracturarse, afirmó.
"Los cambios en las condiciones de los límites de las placas no necesariamente detienen la formación de grietas", dijo Fernández-Blanco. "Las fuerzas que impulsan la formación de grietas son más persistentes y complejas de lo que sugeriría el simple movimiento de las placas".
"Podríamos descubrir que los sistemas tectónicos de la Tierra son más dinámicos y persistentes de lo que pensábamos", declaró.


















