Unos arqueólogos descubrieron 7 esferas misteriosas enterradas bajo una antigua isla artificial creada en el Amazonas
Se encontraron unas reliquias gigantes que podrían tener milenios. Los expertos aún no tienen claro si pertenecen a alguna cultura antigua y desconocida.
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Un equipo de arqueólogos descubrió siete esferas de arcilla que servían de urnas funerarias en los rituales de una antigua civilización indígena. El inesperado hallazgo se realizó en una isla artificial de la región de Solimões, en el corazón de la selva amazónica brasileña,
Un pescador que trabaja en esta zona, hizo el descubrimiento inicial después de que un árbol Paricarana de 15 metros de altura se derrumbara, dejando al descubierto las urnas enterradas debajo. La edad de las urnas aún es desconocida, pero al ser precolombinas, tendrían siglos o milenios de antigüedad. Se desconoce si la cultura que creó las islas también fabricó las urnas, explican los arqueólogos.

Las excavaciones fueron apoyadas por los residentes de la comunidad que notificaron a los arqueólogos. Foto: Marcio Amaral
¿Qué contenían las urnas esféricas?
Las siete urnas funerarias descubiertas son de gran tamaño, con algunos ejemplares alcanzando los 89 centímetros de diámetro. De estas urnas, dos contenían restos humanos, específicamente huesos humanos, mientras que las otras urnas estaban llenas de semillas y restos de animales como peces, ranas y tortugas. Según la arqueóloga Geórgea Layla Holanda, quien lideró la excavación, los restos de animales y semillas podrían haber sido parte de un ritual funerario.

La arqueóloga Geórgea Layla Holanda trabaja en una de las urnas funerarias recuperadas en la selva amazónica brasileña. Foto: Marcio Amaral
Lo interesante de este hallazgo es la ausencia de tapas cerámicas en las urnas. Se supone que estas urnas fueron selladas con materiales orgánicos, que con el paso del tiempo se descompusieron. En otras excavaciones realizadas en la región, se han encontrado urnas con tapas que representaban la cabeza de figuras humanas, lo que sugiere una simbología funeraria común en la zona.
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¿En qué consistía este ritual funerario?
El ritual funerario asociado con las urnas funerarias en la Amazonía parece haber sido un proceso complejo. Según la arqueóloga Holanda, los funerales precolombinos involucraban varias etapas: primero, el cuerpo era colocado en una cesta en el río para que los peces consumieran los tejidos blandos. Posteriormente, los huesos desarticulados eran cremados y colocados en urnas funerarias, las cuales representaban un "nuevo cuerpo" o una "nueva piel" para el difunto.

El árbol cayó en la zona conocida como Lago Cochila, un sitio arqueológico en la región del río Solimões Medio. Foto: Georgéa Holanda
Este tipo de prácticas funerarias no era exclusivo de esta zona del Amazonas, aunque el descubrimiento de las urnas bajo una isla artificial añaden una dificultad al ritual. El conjunto de islas artificiales (várzeas) fueron construidas en terrenos inundables por los indígenas mediante estructuras elevadas con tierra y fragmentos cerámicos para permitir, así, una ocupación estable incluso en épocas de inundaciones.
"La cerámica de arcilla verdosa es poco común, pero se ha encontrado en otros sitios de la región", dijo Holanda para Live Science. "También encontramos fragmentos con capas de arcilla aplicadas en el exterior y bandas rojas pintadas, aunque aún no es posible vincularlas con ningún estilo cerámico conocido".
"Las islas artificiales son estructuras arqueológicas construidas en zonas de llanura aluvial más altas, utilizando material extraído de otras zonas y mezclado con fragmentos de cerámica, colocadas intencionalmente para servir de soporte", explica el arqueólogo Márcio Amaral en un comunicado oficial. "Se trata de una técnica de ingeniería indígena altamente sofisticada, que demuestra la gestión territorial del pasado y una importante densidad de población".
La arqueología en la selva amazónica
La excavación de las urnas fue un proceso arduo y desafiante. El equipo de arqueólogos tuvo que enfrentarse a las difíciles condiciones de la región, un área marcada por inundaciones estacionales y acceso limitado. Para llegar al sitio, los investigadores viajaron más de 24 horas en barco desde el instituto de Tefé, y luego navegaron por 18 kilómetros de zonas inundadas antes de adentrarse a pie por un sendero selvático.
Este tipo de investigaciones en la selva amazónica requieren la colaboración con las comunidades locales, quienes no solo ayudan en las labores logísticas, sino que también contribuyen con su conocimiento ancestral de la región. En este caso, la comunidad de São Lázaro do Arumandubinha fue fundamental para planificar el trabajo arqueológico, orientando a los investigadores sobre los momentos más adecuados para excavar y evitando los periodos de inundación más intensos.





















