
Unos físicos descubrieron que el Tiempo posee 3 dimensiones y el espacio nació de ellas
Esta nueva perspectiva no solo redefiniría la relación entre tiempo y espacio, sino que también ofrecería un modelo matemático verificable para predecir características desconocidas de partículas elementales.
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Durante décadas, la física moderna ha sostenido que vivimos en un universo compuesto por tres dimensiones espaciales —largo, ancho y alto—, a las que se suma una dimensión temporal. Sin embargo, una investigación reciente desafía esta base conceptual. Un grupo de físicos, liderado por el científico Gunther Kletetschka, propone que el tiempo —y no el espacio— constituye la estructura fundamental de la realidad y que posee tres dimensiones independientes.
La teoría, publicada en la revista Reports in Advances of Physical Science, sugiere que el espacio no es un elemento primario, sino una consecuencia emergente de un tiempo tridimensional. Este marco matemático permitiría, según sus autores, explicar con mayor precisión propiedades físicas como la masa de partículas subatómicas, estableciendo nuevas bases para la física teórica.
El tiempo es la estructura principal de todo
Kletetschka compara las tres dimensiones del tiempo con el lienzo donde se pinta la realidad. A diferencia del enfoque tradicional, en el que espacio y tiempo conforman una única entidad conocida como espacio-tiempo, esta nueva formulación considera al tiempo como el componente esencial del universo. En sus propias palabras: “Estas tres dimensiones del tiempo son la estructura principal de todo, como el lienzo de una pintura”.
Este nuevo modelo no descarta la existencia del espacio tridimensional, pero lo posiciona como una manifestación derivada de las dimensiones temporales. Al integrar el tiempo con esta nueva perspectiva, el equipo propone una fórmula matemática que unifica seis dimensiones: tres temporales y tres espaciales, lo que podría representar un paso crucial hacia una teoría unificadora del universo.
¿Por qué es importante esta nueva teoría?
Además de ser una propuesta conceptual audaz, esta formulación ofrece un modelo matemático verificable. A diferencia de teorías anteriores que presentaban el tiempo tridimensional como una abstracción sin aplicación concreta, esta nueva estructura permite reproducir experimentalmente propiedades conocidas de partículas, como su masa.
Kletetschka destaca que su enfoque supera los modelos previos al conservar la relación causal entre eventos, incluso con múltiples ejes temporales. Esto significa que, aunque existan tres dimensiones de tiempo, las causas continúan ocurriendo antes que los efectos, una condición esencial para mantener la coherencia lógica dentro de la física.
Este modelo también podría servir como herramienta para predecir características aún desconocidas de partículas elementales, ampliando las posibilidades de descubrimientos en física de altas energías.
Caminar por un sendero para experimentar el tiempo
El estudio ofrece una metáfora visual para comprender esta teoría: imaginar que el tiempo no es una única línea recta, sino una red de caminos que se bifurcan. En esta imagen, una persona camina por un sendero principal, lo que representa el tiempo tal como lo experimentamos. Pero a su alrededor se abren senderos alternativos que permiten explorar diferentes versiones de un mismo instante, sin avanzar ni retroceder como lo haríamos habitualmente.
Estas rutas laterales representan la segunda y tercera dimensión del tiempo. La existencia de múltiples trayectorias permitiría observar variaciones sutiles de una misma situación, similares a distintos desenlaces del mismo día. Según Kletetschka, este planteamiento no solo enriquece nuestra comprensión del tiempo, sino que abre la puerta a interpretaciones nuevas sobre la estructura de la realidad y el comportamiento de las partículas.