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Ciencia

Cristales traídos de la Luna revelan la edad más exacta del satélite

El satélite resulta ser millones de años más antiguo de lo que se creía, sugiere un nuevo estudio de las muestras traídas por la misión Apolo 17 de la NASA.

Científicos analizaron cristales de circón presentes en las muestras traídas por el Apolo 17. Foto: referencial / NASA
Científicos analizaron cristales de circón presentes en las muestras traídas por el Apolo 17. Foto: referencial / NASA

Hace más de 4.000 millones de años, un objeto gigante del tamaño de Marte chocó contra nuestro joven planeta Tierra. La violenta colisión dejó escombros que, con el tiempo, se compactaron en su órbita y dieron origen a la Luna, el astro que acompaña a nuestro mundo y es visible todas las noches en sus cielos.

Sin embargo, aunque los científicos conocen el evento que originó al satélite natural, estos no saben con exactitud cuándo fue que la Luna completó su formación y adquirió su aspecto actual.

Ahora, tras analizar unos cristales del polvo lunar traído por los astronautas de la misión Apolo 17, un equipo de expertos, liderado por Jennika Greer, de la Universidad de Glasgow en Reino Unido, ha estimado su edad mínima: 4.460 millones de años. Esto es 40 millones de años antes de lo anteriormente estimado.

 El Apolo 17 fue la última misión de la NASA. En la fotografía, el astronauta Harrison Scmitt recoge muestras de polvo lunar. Foto: NASA

El Apolo 17 fue la última misión de la NASA. En la fotografía, el astronauta Harrison Scmitt recoge muestras de polvo lunar. Foto: NASA

Cristales en el polvo lunar

Los cristales de circón, diminutas partículas que se encuentran dentro de las muestras recopiladas por la NASA en 1972, son una muestra perfecta para determinar la edad de la Luna, ya que estos solo pudieron formarse en su superficie después de que se enfriara el magma producto del violento impacto.

"Cuando la superficie estaba así de fundida, los cristales de circón no podían formarse y sobrevivir. Así que los cristales de la superficie de la Luna deben haberse formado después de que este océano de magma lunar se enfriara, de lo contrario, se habrían fundido y sus firmas químicas habrían desaparecido", señala Philipp Heck, profesor de la Universidad de Chicago y otro de los autores del estudio.

"Estos cristales son los sólidos más antiguos conocidos que se formaron tras el impacto gigante. Como sabemos cuántos años tienen, sirven de anclaje para la cronología lunar", afirma Heck.

Los hallazgos se detallan en un estudio publicado este 23 de octubre en la revista Geochemical Perspective Letters.

Una técnica más avanzada

Si bien un estudio anterior había sugerido también la de edad de 4.460 millones de años, con el reciente análisis de estos minerales la evidencia toma un mayor peso, ya que se ha utilizado una técnica más específica y avanzada, denominada tomografía con sonda atómica.

Este método permite determinar cuántos átomos inestables se desintegran por la radiación y pierden sus números habituales de neutrones y protones hasta convertirse en otro elementos. Así, por ejemplo, sabe que el uranio se descompone en plomo.

 Según los científicos, los cristales de circón debieron formarse al poco tiempo de que la superficie del satélite se enfríe. Foto: Jennika Greer

Según los científicos, los cristales de circón debieron formarse al poco tiempo de que la superficie del satélite se enfríe. Foto: Jennika Greer

En las muestras traídas por el Apolo 17, se pudo determinar la edad mínima de la Luna midiendo la proporción de átomos de uranio y plomo, conocidos como isótopos. "La datación radiométrica funciona un poco como un reloj de arena", dice Heck. 

“En un reloj de arena, la arena fluye de un bulbo de vidrio a otro, y el paso del tiempo se indica por la acumulación de arena en el bulbo inferior. La datación radiométrica funciona de manera similar contando el número de átomos padres y el número de átomos hijos en los que se han transformado. Entonces, se puede calcular el paso del tiempo porque se conoce la tasa de transformación”, detalló.

Bachiller en Comunicación Social en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Periodista de la sección Ciencia desde octubre de 2021. Seguidor de Naoki Urasawa. También dibujo y toco la guitarra.