¿Cómo identificar quién necesita en realidad vacunas de refuerzo contra la COVID-19?
Según los expertos, para aliviar la saturación de los sistemas de salud, adquirir datos personalizados será el paso firme para saber si requerimos vacunarnos por tercera o cuarta vez.
Las vacunas contra la COVID-19, sin discriminación de laboratorios, son la causa de que en varios países del mundo la tasa de hospitalización decaiga al igual que los fallecimientos. Aún queda pendiente una mejor distribución de ellas, puesto que en África, según la OMS, si el ritmo de la inmunización no se acelera, solo podrían inocular hasta el 70% de su población para el 2024.
En el día a día, vemos que países con economías estables recomiendan colocarse la primera o segunda dosis de refuerzo cuando en otras partes ni siquiera se completa el esquema base, clave para pensar en un posible fin de la pandemia y el comienzo de la fase endémica del coronavirus. A todo ello, surge la siguiente interrogante: ¿todas las personas necesitarán con urgencia inocularse por tercera o cuarta vez?
La primera recomendación de los inmunólogos es administrar estas dosis en personas con alto riesgo de caer enfermas gravemente, como los que padecen cáncer, quienes hayan sido operados por trasplante o aquellos con comorbilidades.
El siguiente paso sería detectar por qué algunos individuos no responden a los efectos de las vacunas, eso permitiría estudiar otros temas de fondo relacionados a la vulnerabilidad.
Una mejor repartición de las vacunas alrededor del mundo aliviaría la pandemia por el incremento de inmunidad. Foto: EFE / Paco Paredes
Para José Gómez Rial, inmunólogo del Hospital Clínico Universitario de Santiago de Compostela (España), el momento de pasar a una vacunación individualizada ha llegado. Primero, se debe medir la inmunidad celular. Aunque parezca improbable para algunos científicos, comenta el experto, “la realidad es que hay muchas herramientas para hacerlo”.
Por ejemplo, a fin de conocer el estatus inmune del paciente, en los laboratorios de microbiología examinan pruebas de tuberculosis cuya infección surge de una bacteria intracelular y corta la producción de anticuerpos.
Existen otros tipos de análisis inmunitarios completos, pero los especialistas tiene que evaluar el costo y qué objetivo persiguen.
La inmunóloga Yvelise Barrios y el alergólogo Víctor Barrios han creado un test cutáneo en el Hospital Universitario de Canarias, el cual es activado con un pinchazo de aguja. De ese modo, inoculan la proteína S del coronavirus bajo la piel para observar luego la reacción de inflamatoria. Dependiendo del enrojecimiento, a tres días se haberse sometido al ensayo, se descifra el nivel de inmunidad.
Ejemplos de enrojecimiento cutáneo. Fotocaptura: YouTube / InformativosTVc
“Sirve para ver si necesitamos una tercera dosis o no, (también) sirve para saber si esa tercera dosis nos ha producido una respuesta o no”, aclaró el alergólogo.
Por su parte, a través de un video de YouTube subido a la cuenta InformativosTVc, Yveline Barrios subrayó: “Entonces, vemos que en general, individuos inmunocompetentes y sanos tienen una respuesta bastante buena en 200 días, y que nos permite cierta tranquilidad”. Dicho esto, la meta sería descongestionar el sistema sanitario, proteger a los ancianos o destinar vacunas a otros sectores del mundo donde hay ausencia de dosis iniciales.
Como es muy difícil expandir estos test de forma masiva, las personas se harían responsables de declarar si sospechan acerca de una vulnerabilidad propia para no saturar la demanda.
Marcos López Hoyos, presidente de la Sociedad Española de Inmunología (SEI), recalcó que si se quiere distribuir cuartas dosis, será un factor clave conocer el estado inmunitario personal porque “no tiene sentido seguir vacunando y vacunando sin comprobarlo, con criterios puramente epidemiológicos, cuando estamos en la época de la medicina personalizada”.